El gobierno en la
Galaxia conocida se regía según la Antigua República,
la cual creció y prosperó notablemente bajo la dirección
del Senado y la tutela de los Caballeros Jedi.
Pero esta época de prosperidad de la República empezó
a verse amenazada al aparecer malvados de codicia ilimitada. Y así,
poco a poco, la República fue pudriéndose por dentro. Y el
máximo responsable de esta decadencia fue Palpatine.
Poco se ha llegado a saber de este ser ambicioso y cruel. Ya desde sus inicios en la política se podía observar su gran ambición, crueldad y poca moralidad. Su primer gran éxito fue llegar a ser uno de los senadores de la República. Poco a poco fue haciendo contactos con ambiciosos políticos y comerciantes, y con el apoyo de ellos se hizo elegir Presidente de la República. Con la ayuda de Darth Vader se encargó de eliminar a los Caballeros Jedi, únicos que podían hacerle frente. Su tiranía y maldad eran ya evidentes.
Desde algunos lugares se cuestionó a Palpatine, destacando el planeta Alderaan. La senadora representante de este planeta, la Princesa Leia Organa, fue la que comenzó a ayudar clandestinamente a la rebelión contra Palpatine cuando éste se autoproclamó Emperador y comenzó a abusar de su poder, instaurando un reinado de terror en la galaxia. Así surgió el Nuevo Orden de la galaxia: el Imperio Galáctico.
Para reforzar aún más su absolutismo, Palpatine comenzó a perseguir a la Alianza Rebelde, aniquilando a los pertenecientes a la misma. Finalmente ordenó la construcción de la Estrella de la Muerte, arma definitiva para controlar y destruir a cualquier planeta rebelde.
Ante las quejas de los senadores, que cuestionaban a Palpatine y conspiraban contra él, ordenó disolver el Senado. Las protestas fueron acalladas mediante la potente Marina Imperial, comandada por Darth Vader. Pero no era capaz de acabar con la Rebelión, que cada vez se iba haciendo más fuerte, llegando a destruir la Estrella de la Muerte.
Darth Vader le previno de un nuevo peligro: Luke Skywalker, el último Jedi e hijo del propio Vader. En un gran enfrentamiento ante Palpatine, en el interior de la segunda Estrella de la Muerte, Luke venció a su padre. Cuando el emperador se disponía a matar a Luke, ante la negativa de éste a servirle, Vader traicionó a Palpatine y le arrojó al vacío, acabando así con el malvado emperador.