Ref: A Bibi de Profundo puesto el 10/9/98 0:17 |
Devoro el maquillaje de tu rostro y el compacto de tus polvos y el colorete. Devoro ese negro rimel de tus ojos y el sombreado de tus parpados y tu crema facial. Y arribo a la pintura de tus labios que consumo con gusto y te arrebato decenas de microbios deliciosos que tu lengua transporta hasta la mia. Y desde tus arroyos de saliva mi beso se desliza por tu cuerpo sorbiendo las bacterias que pululan sobre tu body cream. Y luego tambien estan el tembloroso rocio de tus gotas de sudor Y por fin dejas libres e incitantes las sendas que conducen a tus sales vaginales o a tus heces pues esas son si las maximas ofrendas que me ofreces. Y yo me pregunto yo me pregunto yo me pregunto Y tu quien eres? No es mia, reina, pero podia haberla firmado. |
Ref: Blanca puesto el 10/9/98 1:10 |
algún chico con gans de hablar y ..... estoy en el chat |
Ref: Blanca puesto el 10/9/98 1:14 |
Tendré que irme a dormir sola........ |
Ref: Bibí a Profundo puesto el 10/9/98 20:55 |
Gracias me ha gustado mucho, eres un encanto...casi tan escatológico como yo. Te dedico estas líneas...(estas si son mías)...no tienen calidad, nunca se me dio bien el noble arte de la rima Pero estas líneas, arrítmicas y sin métrica, (sin píes ni cabeza, sin comienzo ni fin), se han gestado en la única neurona que aún me medio funciona, (aunque no demasiado). No creo que te gusten, pero por lo menos una lo intenta con su mejor intención. Besos y hasta pronto, (si no prendes fuego a tu ordenador después de leer esto, cosa que es más que probable)... Sentimiento Profundo. (El brillo de tus ojos, delata tu deseo) ************************************************ La lujuria se instala en tu cerebro, y rebosa a borbotones por los poros de tu piel, mezclada con sudor y con enebro, amarga, tan amarga, como hiel. Tu mirada, perdida en el vacío, y tu boca suspirando por un beso. Compartir tu cuerpo con el mío, Y follar los dos como posesos. Mi coño rebosante de tu esperma. Mis pezones duros como el hierro. Tu polla destrozando mi entrepierna, y mientras, tu aullando como un perro. Nos corrimos los dos sobradamente. Y caí rendida a tus encantos. Desde entonces no te aparto de mi mente. Y me doy en los piños con un canto. Ya no puedo vivir sin tu pollita. Y el recuerdo de aquel polvo tan ufano, me deja empapada las braguitas, mientras me abro el coño con las manos. Los sabores que dejaste en mi boca, y mis pechos doloridos por tu mano, no paré de gozar como una loca. ¡Cuando quieras, me la metes por el ano! Compartimos mis bacilos, tus bacterias, nos lamimos todo el cuerpo sin reparo, me jodiste el maquillaje de Camelias, este polvo, me salió bastante caro. Ya lo sé, tiene de romántica, lo que una chumbera llena de pinchos...pero me he partido las tetas de risa, mientras la escribía... Ciao..y cuídate mi galante trovador... |
Ref: Bibí a SM adicts puesto el 10/9/98 20:57 |
HISTORIA PARA L@S ADICT@S AL SM. OTRA MAS PARA LA COLECCIÓN, ESPERO QUE OS GUSTE...QUIEN DESEE ALGO ESPECIAL, (SI ES FUERTE MEJOR), QUE ME DEJE UN MENSAJE, HARÉ HISTORIAS A MEDIDA DE LOS GUSTOS DEL PERSONAL...BESOS Y LAMETONES POR DOQUIER A TOD@S. LOTO KURABU. La vida en Tokio me había parecido siempre la más monótona y aburrida del mundo. Había, desde luego, mucho trabajo y, pocas veces, he tenido tiempo de descansar desde que dejé la Universidad de Kyoto y vine aquí a trabajar como secretaria en una importante empresa exportadora. Pero, las tareas de oficina me resultaban completamente tediosas. ¡Cuánto añoraba la vuelta de mi querida amiga Hiromi¡, que había ido a España para mejorar sus idiomas. Mientras tanto, yo no tenía otra cosa que hacer que ordenar las citas del señor Sato, mi jefe, un atractivo joven hombre de negocios que jamás me había dedicado ni la más ligera mirada. Qué poco sabía entonces de lo que me deparaba el destino y de que estaba a punto de descubrir una vocación que había permanecido latente en mí todos estos años. Aquella mañana, el señor Sato se había ido a una conferencia sobre los resultados de la cumbre de Bankok y me hallaba sola en mi puesto. Decidí ir a arreglar un poco su lujoso despacho, así que entré y cerré la puerta detrás de mí. La habitación estaba decorada con un gusto exquisito. Había una pequeña biblioteca repleta de volúmenes propios de una persona cultivada, y una estantería donde reposaban un par de espadas katana con fundas lacadas en negro. Su escritorio de madera de ébano tenía un poco de desorden y me puse a arreglar los papeles. Abrí el primer cajón para guardar algunos documentos y, para mi asombro, encontré allí una fusta de cuero como las que se utilizan con los caballos. Junto a ella, se encontraba un sobre que, probablemente, contenía algunas fotografías. Me extrañó mucho el hallar aquella cosa, ya que el señor Sato jamás había estado interesado en la hípica, y además en Tokio no conozco ningún club. La curiosidad me venció al fin, y abrí el sobre para mirar las fotos. Quedé anonadada al ver docenas de imágenes que mostraban chicas muy jóvenes atadas y amordazadas en todas las posturas. Algunas incluso estaban siendo azotadas y sometidas a varios tipos de humillaciones. Por alguna razón, que no comprendía, todas aquellas fotos me provocaban una gran excitación. Inconscientemente, me introduje una mano dentro de la falda y empecé a frotarme el clítoris. Imaginaba que era yo la que estaba atada y que muchas manos recorrían mi cuerpo desnudo. Aumenté el ritmo de mis dedos, y cuando me hallaba al borde del orgasmo, la voz del señor Sato sonó detrás de mí. - Señorita Yuki, veo que ha estado usted revolviendo mis papeles -. Me volví completamente sonrojada y pude ver al Sr. Sato mirándome desde cerca de la puerta. Evidentemente, había vuelto a buscar algo que se le había olvidado o, tal vez la conferencia se había suspendido. El caso es que estaba allí ,observándome con un rostro impasible e imaginé que iba a ser despedida. Me temo que merece usted un castigo, y va a aprender a no hurgar nunca más en mis cosas, señorita. Haga el favor de bajarse la falda. Le obedecí al mismo tiempo que le rogaba que no me despidiera, y mostré a mi enojado jefe mis braguitas negras de encaje. Con una cruel sonrisa, el señor Sato se acercó a mí y se sentó en la silla de su mesa y me indicó que debía colocarme sobre sus rodillas. (br( - Pero yo..... - ¡ Silencio o la echaré a la calle¡ -. De nuevo, obedecí las órdenes de mi jefe e hice lo que me pedía. Cuando estuve sobre él, sentí que mi excitación volvía más fuerte que antes. Noté cómo me bajaba las bragas y dejaba la blanca piel de mi culo al descubierto. -Si grita usted, haré que la despidan -, dijo el Sr. Sato y, con esto, descargó un fuerte gope de su mano abierta en mis posaderas. Reprimí un grito, y apreté los dientes. Al primer golpe siguió otro, y luego otro, cada vez más fuerte, pero al mismo tiempo que mis nalgas se enrojecían, sentía que el calor se iba transformando en placer. Al rato de golpear, mi jefe vio que sus esfuerzos no tenían efecto alguno, y que a él, por el contrario, le dolía la mano, así que, llamándome puta, agarró la fusta de la mesa de su escritorio, y la descargó con todas sus fuerzas sobre mi culo, que ya tenía el color de un tomate maduro. El dolor fue esta vez muy intenso y derramé una lágrima, pero también me encontré totalmente mojada. El señor Sato notó esto porque redobló sus golpes al mismo tiempo que me metía un dedo en el culo. Llegué al orgasmo con un sonoro gemido y creo que mi jefe se corrió también. Cuando me vestía el señor Sato me dijo que quería verme a la salida del trabajo. Casi no podía sentarme, y estuve de pie toda la tarde en la oficina. Deseaba que diera, por fin, la hora de salida para ver que me preparaba mi jefe, y cada vez que pensaba en ello me volvía a excitar. Cuando al fin dio la hora, corrí a encontrarme con mi jefe. Éste me llevó al aparcamiento y me subió a su espléndido coche. Al sentarme, vi las estrellas, pero no hice sonido alguno. - Señorita Yuki, tengo que hacerle una proposición -. Es libre de aceptar o negarse. En caso de que aceptara, pasaría usted a ser ejecutiva de la compañía, pero no le pasará nada si rehusa. ¿Ha comprendido?. - Le escucho, señor -. Existe aquí en Tokio un club del que soy miembro, y que es uno de los más exclusivos de la ciudad. En dicho club se aprende a respetar la diferencia entre amos y sirvientes, también llamados esclavos. Si usted acepta pertenecer a dicho club como esclava mía sería un placer para mí, y un orgullo para usted. Habrá de soportar muchas pruebas, pero después de lo que he visto hoy, estoy seguro de que lo conseguirá. Estoy dispuesto a proponer su nombramiento como ejecutiva mañana mismo. ¿ Qué me dice?. Estoy dispuesta a ser su esclava, señor Sato, dije yo. A partir de ahora me llamará " amo ", dijo él. Llegamos a una elegante casa situada en el centro de Tokio. Descendimos por un parking subterráneo, porque hallar aparcamiento allí era imposible. Desde allí subimos por un ascensor hasta el primer piso. Éste tenía un vestíbulo decorado con hermosas flores de loto y pequeñas plantas de interior. Un fuerte olor a incienso flotaba en la sala. Una bella muchacha, vestida a la manera tradicional, con un kimono de seda decorado con dos dragones que se enfrentaban, nos recibió. Su voz era suave y sumisa, y se inclinó largamente al saludarnos. Konbanwa, Sato sama. Encantada de recibirle. Deseo efectuar una prueba de admisión para la señorita Yuki, mi esclava. - Como desee -, respondió la joven geisha. Por aquí, señorita dijo refiriéndose a mí. La seguí por la casa hasta una salita que parecía un guardarropa, donde me desvestí. Al ver las marcas de mi trasero, la chica pasó su mano por él y me dijo que tenía mucha suerte por ser la esclava del señor Sato, y que tenía mucha envidia de mí. Pasamos a una habitación contigua con las paredes cubiertas de espejos y varios aparatos que colgaban del techo de manera extraña. También había allí una chica desnuda acompañada de un hombre también desnudo con el cuerpo completamente cubierto de tatuajes. Ocultaba su rostro con una máscara roja de cerámica que representaba un rostro de demonio. En su mano derecha portaba un látigo de cuero. - ¡Hiromi ¡ -, dije yo al reconocer a mi amiga cómo la chica desnuda cautiva del demonio, pero éste me hizo callar de un latigazo. - ¡Silencio¡ -, dijo el demonio. Estáis aquí para pasar la prueba de admisión de la mansión del loto. Vuestros amos están mirando desde detrás de esos espejos. Habréis de demostrar estar dispuestas a hacer todo lo que se os diga. Y diciendo esto señaló un par de correas que pendían del techo merced a una polea. Introduje una pierna en cada correa, y el demonio me hizo utilizando la polea, así que estaba colgando del techo con las piernas abiertas de par en par, sujetada por las correas en los muslos y con las manos alzadas agarrándome a la polea, que tenía una barra para eso. La geisha utilizó, entonces, un tubo de plástico que salía de una botella del techo ,de una manera parecida a las transfusiones, y me lo introdujo profundamente por el culo. Inmediatamente, sentí cómo el líquido penetraba en mi interior, y el demonio, riéndose, empezó a darme latigazos por todo el cuerpo, especialmente en el coño y en las tetas. Mis pezones se endurecieron, y pronto estuve a punto de correrme, pensando en el señor Sato mirándome tras el espejo y viendo cómo la geisha y Hiromi se la mamaban al demonio a un tiempo. Al correrse el demonio, ambas se disputaron su semen con las lenguas abrazadas. - Bien, pequeña -, le dijo a Hiromi. Has bebido de mí y ahora debes beber de tu amiga. Retiraron el tubo de mi ano a punto de explotar e Hiromi introdujo su lengua. Aquello fue demasiado y solté en la boca de mi amiga cuanto guardaba en mi interior. Ella tragó cuanto pudo, y después relamió los restos de líquido y mierda que quedaban en mi ano. Más tarde, los papeles se invirtieron y fui yo quien exploró el interior del culo de mi amiga mientras ésta era azotada. No tardó mucho en vaciar la mezcla de líquidos y heces en mi boca, que tragué con fruición. Al terminar, ambas hicimos un magnífico sesenta y nueve, recorriéndonos con las lenguas el interior de los coños y los anos, mientras nuestra piel se llenaba de marcas rojizas de placer y dolor. Al día siguiente, estremecida todavía por la experiencia, acudí a la oficina en busca de poder servir a mi amo, y deseando volver pronto al club del loto para ser castigada. Encontré, para mi sorpresa, una nueva chica en mi puesto, que me dijo que accediera al despacho del tercer pasillo. Allí encontré una puerta con un letrero dorado que ponía: SRTA. YUKI KATSURA. JEFE DE VENTAS. Pd/ Vic, encantada de volver a leerte, mis vacaciones geniales, ya te contaré... Espero que coincidamos pronto. Estaré muy mojadita para ti. Besos y caricias aterciopeladas para ti...ciao..Bibí. |
Ref: hola puesto el 10/9/98 23:59 |