Ref: Bibí a Sexsindi puesto el 8/9/98 14:36 |
No te confundo con nada...me da igual lo que seas...a mi me vá todo... Eso sí me gusta que seas dominante...eso me pone a cien...ya sabes que soy muy sumisa... Espero que sepas hacer méritos para tenerme a tus pies....y sepas tratarme como merezco, estoy un poco harta de dominantes descafeinados, que luego se cortan a la mínima El vienes de madrugada (o sea ya sabado), estaré por estos lares hasta tarde...quizás sea tu oportunidad para doblegarme y verme rendida a tus 24cm (exhajerado)... Bueno cielo, te esperaré impaciente...si no puedes deja cita aquí con día y hora...Despues de las 20 horas, a ser posible... Mordisquitos y lametones muy humedos en la parte de los 24cm que mas te guste...ciao.. |
Ref: Bibí a WENCES puesto el 8/9/98 20:46 |
Ya ha salido el correo,(bueno sale mañana), estate pendiente...como lo coja tu (novia-mujer-madre...etc)...se van a escandalizar, la que avisa no traiciona...ja, ja ja...espero que te guste la misiva, ya me contarás. Besitos Bibí..hasta pronto |
Ref: Bibí a Admirador Secreto puesto el 8/9/98 20:53 |
Historia para SM adictos, dedicada al Admirador secreto...espero que te guste Una más para tu libro...Besitos.. Podrías dejar de ser secreto y contarme algo de ti ¿no crees? Me alegraría mucho. Aunque me conformo con que pienses en mí. EL MARQUES Anochecía en un Londres lluvioso, donde el eco de los cascos de los caballos que paseaban esbeltos carruajes resonaban por las frías calles de piedra. Una figura embozada en un manto de tonos grises cruzaba la avenida de jardines que daban paso a una magnífica mansión. Éste era un personaje apuesto, de unos treinta años de edad, con el cabello rubio recogido en una larga cola de caballo, los rasgos finos y estilizados, y la nariz propia de una ave de presa. Su mirada era fría y distante, pero fiera cuando se cruzaba con otros ojos. Era Alexander de Pierce, que así se llamaba, aunque prefería ser apodado con el sobrenombre de "El Marqués". Llamó varias veces con la pesada aldaba en la puerta labrada de ébano. En breves instantes, una doncella le abrió, saludándole respetuosamente al reconocerle. - Buenos días -, Lord Pierce. La ama está esperándolo. El Marqués miró de arriba a abajo a la doncella. Ésta era una chica atractiva de pelo negro, ojos de un brillante color azul, iris suave y rosado, senos turgentes que pugnaban por liberarse del encierro de su ajustado traje de sirvienta, muslos firmes y bien proporcionados, vedados tan sólo por la leve falda negra y las altas medias. Lamentó Pierce, no ser el señor de aquella casa, y de no poder disponer de ella a su antojo, pero tal vez podría divertirse un poco durante la velada. Acompañó a la sirviente por entre los sobrios pasillos de la casa, hasta llegar a la sala de "recepción". Ésta era una estancia amplia, iluminada por candelabros y decorada de antiguos tapices en los que se podía observar escenas de escandaloso desenfreno, orgías y fiestas salvajes de todas las épocas. Tras una larga mesa de caoba Pierce pudo distinguir a su anfitriona, que le dedicó una penetrante mirada, al tiempo que se dirigía a él: - Bienvenido Marqués -, es un placer verle de nuevo. - El placer es mío, Miss Caroline - respondió Pierce. Cardine era una mujer muy atractiva, de unos treinta y cinco años, ojos azules y cabellos castaños. Vestía un corsé de cuero negro muy ajustado, guantes negros de seda, y unas botas también negras que le llegaban hasta las rodillas. Se sentaron ambos a la mesa, cuyas únicas dos sillas ocupaban los lados opuestos de la misma, asemejándose más a tronos de madera que a otra cosa. Cenaron mientras charlaban amigablemente, atendidos por sumisas doncellas que complacían al momento todos sus deseos. Al terminar la cena, el Marqués se refirió al asunto que le había llevado allí: - Miss Caroline, ha tenido usted durante un mes a una de mis más preciadas esclavas. A pesar de ser muy sumisa, Mary no estaba todavía adiestrada al llegar aquí. Ha llegado el momento de ver lo que ha conseguido. Con una sonrisa maliciosa, Caroline batió las palmas. Una figura entró entonces en la sala. Cuando Pierce vio el aspecto de su esclava, no pudo menos que admirar la habilidad de la dómina. Mary era una chica muy joven, cuyos cabellos de ébano caían en cascada por sus hombros. Estaba desnuda, excepto por un ajustado corsé que resaltaba sus pechos grandes y redondos, con pezones enhiestos y rosados. Su sexo estaba rasurado y sus piernas eran largas y firmes. Poco tenía esta chica que ver con la que el Marqués había conocido, pero, desde luego, el cambio no le desagradaba. - Bien ,mi perrita, saluda a tu ama -. La esclava se acercó a cuatro patas y pasó su lengua por las botas de Caroline. Después, se colocó bajo la mesa y le bajó la cremallera al Marqués. Pronto, el bastón del Marqués se irguió y Mary se dedicó a chuparlo como si en ello le fuera la vida. Mientras, una doncella recogía los platos como si no pasara nada. Pierce se fijó en cómo se movían sus tetas al agacharse, y con una mirada, le expresó a Caroline sus deseos.(br( - Está bien Mary -, dijo el Marqués. Ésta retiró su boca de la que aún pendía un hilillo de saliva. - Dime, ¿te gustan otras mujeres? -. La respuesta fue clara: - Lo que a mi amo le guste a mí me gusta también -. - Entonces, chúpale el culo a esta doncella. La criada esbozó una mueca de asombro, pero no duró demasiado. Rápidamente, Mary llegó arrastrándose hasta la doncella, le bajó las bragas y separó con ambas manos los cachetes de sus redondas nalgas. Apareció entonces ante ella el botoncito rosado de su ano, que no dudó en asaltar a base de lametazos, intentando profundizar en su interior. Miss Caroline no pudo reprimirse, y se llevó la mano a las bragas mientras el Marqués de Pierce continuaba con la suya el trabajo que Mary había empezado en su bastón. La doncella arqueó la espalda mientras apoyaba sus manos en las rodillas para dar a Mary un mayor acceso a su retaguardia. Por fin, el ano se dilató lo suficiente para permitir el paso de la lengua a su interior, cosa que Mary hizo sin dudar, introduciéndola cuan larga era, y aplastando su nariz al máximo. Recorrió aquel oscuro agujero con deleite, sorbiendo cuanto pudo, y tras retirar la lengua, mostró al Marqués una sonrisa goteante de flujo. La doncella se incorporó y dio un largo beso a Mary, en el cual sus lenguas se cruzaron y pudo degustar el sabor de su culo. Pierce sonrió a Caroline: - Excelente, excelente -. Habéis hecho un buen trabajo con Mary. Os felicito. Ahora sólo queda un requisito para que se convierta en una perfecta esclava: el anillaje. - Todo está dispuesto, - respondió Caroline. Bajaron unas escaleras hasta el sótano. Era una estancia oscura de piedra gris y cadenas colgando del techo. Un par de columnas se hallaban en mitad de la habitación. Caroline y Pierce encadenaron a Mary a ellas con los brazos y piernas estirados en forma de cruz. Mary no se resistió, ni aún al ver las agujas que descansaban sobre un brasero lleno de carbones al rojo. El Marqués decidió que había llegado el momento de comprobar la resistencia de su esclava, así que echó mano del látigo y empezó a recorrer cada centímetro del cuerpo de Mary a golpes de cuero, lo que hacía que finas líneas rojas aparecieran en su suave piel, mientras la doncella siguiendo las órdenes de la excitada Caroline, le devolvía el favor a la cautiva escarvándola con la lengua en el ano. Cuando Mary no pudo más de dolor y placer, sus pezones enhiestos fueron atravesados por las agujas al rojo. Gritó al tiempo que se corría, obligando a la doncella a tragar. Enseguida, un par de bellas anillas de acero sustituyeron a las agujas oscilando en los bellos pechos de la chica. - ¡ Felicidades! - exclamó el Marqués. Ya eres mi esclava y yo tu señor. Mary fue liberada de sus argollas y se arrodilló a los pies de Pierce. Éste la agarró del pelo y la miró a los ojos. - Me entrego a tí, mi señor, - dijo ella. Éste la agarró y la colocó contra una de las columnas. Sosteniéndola por las piernas empezó a penetrarla violentamente, arrancándole los gemidos que no había dicho mientras la fustigaban. Aguantó embestida tras embestida, con el flujo resbalando por entre sus piernas. Cuando el Marqués no pudo más, éste agarró con fuerza su polla hasta poder colocarla junto a la cara de ella. Entonces, aflojó a su presa y un chorro de caliente esperma cayó en la boca de Mary que se lo tragó todo relamiéndose. Más tarde, el Marqués se despidió de la dómina con una sonrisa. La próxima vez él entrenaría a la siguiente esclava. |
Ref: morgana puesto el 8/9/98 22:51 |
hola a todos |
Ref: JAVITUS puesto el 8/9/98 23:19 |
Queridisimos todos. Ya se que estais ahi, asi que sed solidarios conmigo y enviadme un mensaje o una direccion para charlar, o algo. Acordaos de cuando erais novatos y no teniais ni idea y os daba verguenza salir por aqui. Sed buenos. Continuo a la espera de vuestra respuesta, que me hara el mas feliz de los internatuas (¿se dice asi?. GRACIAS |
Ref: mistral puesto el 8/9/98 23:33 |
si, Javier, si aparece |
Ref: Diablillo puesto el 8/9/98 23:52 |
Luna si por casualidad pasas por esos lares estoy en curro. |