Ref: Sigfrido puesto el 23/8/99 0:22 |
Buenas noches, literarios. |
Ref: AL PARQUE puesto el 23/8/99 2:40 |
TORRENTES Hay mujeres que se lanzan a la batalla con la fe ciega del que lucha por los suyos. Y no abandonan al primer golpe, ni al segundo, ni al tercero... ni al que hace el setecientos siete. Hay mujeres que se lanzan a la batalla y no es el odio, es el amor el que guía su brazo. Y no derramarán una lágrima por sus heridas sangrantes ; pero llorarán amargamente por las de su hermano. Y aunque tiemble la tierra bajo sus pies. Y aunque la soledad le llegue fría y oscura, como dentelladas de lobos en la noche, a desgarrarle el alma. No oiréis ni una queja ni un lamento de sus labios tiernos. Ni sus dulces manos (hechas para las caricias) abandonarán la empuñadura de la espada. Pero si te abre el fondo de sus ojos : agua salada saliendo, ella, asustada, perdida busca el camino, el regreso. ¿Es mucho el peso ? Es mucho el peso... ¡Es mucho el peso ! Para esta niña frágil... de hierro. ETílico, a todas las parquianas, con cariño. |
Ref: Quédate ... puesto el 23/8/99 11:45 |
Siempre te vas ... cuando las cosas parecen irnos bien, dejándome con el porqué en los labios. Te marchas ... cuando una vez más me acostumbraba a ti, abriendo las puertas de mi corazón. Desapareces ... y tengo la sensación de que te pierdo, ya no puedo sentir tu presencia. ¿Y ahora qué? La historia se vuelve a repetir, quizá el destino quiso que fuera así, que tu te marcharas para luego volver junto a mí. De todas formas, siempre te vas llevándote una parte de mí. Quédate ... esta vez. Quédate ... junto a mí. |
Ref: puesto el 23/8/99 13:49 |
Pero bueno, se están perdiendo las buenas costumbres, os dais cuenta como proliferan los escritos anónimos, venga chicos que nadie se come a nadie |
Ref: al Parque puesto el 23/8/99 14:26 |
Buenos mediodías!!!!! Metida de lleno en el próximo curso, aunque sin mentalizarme del todo, a causa del solazo que está luciendo estos días. Bueno, sólo pasaba para saludar a quien pase por aquí. Por cierto, quien haya escrito el mensaje de las 13:49, se habrá dado cuenta de que lleva una contradicción implícita, supongo...¡¡¡¡también es anónimo!!!! Ah!, y un saludo, ETílico, siempre es agradable verte de nuevo por aquí. Gracias por la dedicatoria, en la parte que me corresponde:-) Y otro saludo, Sigfrido. No me olvido de tu promesa. A ver cuando vemos por aquí una obra tuya:-). Besos y abrazos para todos:-) Arga, acalorada. |
Ref: Para el de las 13:49 puesto el 23/8/99 15:03 |
Oye, muy bueno tu comentario. Lástima que nos quedemos sin saber de quién es. T'as pasao. |
Ref: LA BODA DEL MILENIO puesto el 23/8/99 15:46 |
CRÓNICA (EN AMARILLO) DE UNA BODA ANUNCIADA El verano cacereño concitaba el interés de la prensa rosamarilla en los aledaños de la ribera cauriense del río Alagón. No en vano, la Boda entre Cristina de Borbón y Ángel Urdangarín se perfilaba como el acontecmiento cumbre de la jetsetmanía nacional. Naturalmente, allí estábamos nosotros cámaras en ristre, dispuestos a dar cumplida información para solaz de nuestros millones de lectores. Nuestros intrépidos reporteros buscaron en primer lugar al estelar matrimonio que más esfuerzos hizo por pasar inadvertido, dada su creciente popularidad. Preguntamos en recepción del hotel Los Kekes por el paradero de Pepe Banderas y Novanie Griffith, pero los empleados tenían instrucciones directas de no soltar prenda, así que fue imprescindible el soborno de rigor para averiguar que la estrella andaba cambiando de look en la peluquería. Lástima que abandonáramos el hotel minutos antes de que tuviera lugar el tan esperado encuentro entre Cristina de Borbón y Dajo Lecquio [jejejeje ¿qué pasa, ein???], pues tras el escándalo del “aparato” de Lecquio, las fotografías de este singular abrazo habrían alcanzado un valor incalculable y sin duda habrían dado la vuelta al orbe. Pero la mala suerte no nos abandonó, pues el soborno del recepcionista resultó ser una astuta maniobra de distracción. Mientras nos creíamos dichosos fotografiando a Novanie con los pelos tiesos, supimos que la actualidad informativa estaba en otro lugar: la cárcel de Coria, adonde habían ido a parar los huesos de su pareja, hijas y amistades varias, por motivos que escapan a la sagacidad de nuestros servicios informativos. Así que también nos perdimos la foto del siglo, con Pálpito Del’Atte, Duende Cañadas, Arga Obregón, Pepe Banderas con sus hijas Stella Míriam y Marta del Carmen, abandonando las dependencias carcelarias. Todos estos famosos ya mencionados (salvo los novios, claro está) celebraron un almuerzo de hermandad rosamarilla en un local al cual no pudimos asistir porque nuestros reporteros se perdieron en los intrincados laberintos que permitían acceder al maldito restaurante. Puestos al habla con un camarero, nos relató la anécdota de cómo el conde estrelló su cara de sapo en la tabla de quesos, al parecer a causa de su somnolencia extrema. Otra foto millonaria perdida. En ese preciso momento, y ya de los nervios a causa de las primicias y exclusivas que la incompetencia de nuestros enviados especiales tiraron por la borda de su ineptitud, tomamos las medidas oportunas y así esta revista rosamarilla los despidió fulminantemente iniciando los trámites para la contratación de otros reporteros más capaces a través de la agencia Transcoriana Efexprés. Perdimos la foto de Novanie con los pelos tiesos, pero al menos nos libramos de tan inútiles profesionales. Lo trágico de este despido masivo fue que, mientras la redacción buscaba nuevos periodistas, un nuevo escándalo de proporciones incalculables sacudió los pilares de la Tierra. Y es que, mientras todo el mundo sesteaba confiado, el incurable Dajo Lecquio volvía a hacer estragos con su palmito serrano. Una bella y rubia desconocida se deslizó subrepticiamente hasta sus aposentos y, tras los significativos golpecitos en la puerta del conde, fue recibida por el mismo en paños menores. Ignoramos la reacción de uno y otra, así como lo que sucedió en los siguientes minutos de libidinosa y tensa espera. Pero nos lo imaginamos con todo lujo de detalle. Y la ocasión perdida, nos llevó a pensar seriamente en la destitución del jefe de personal que decidió despedir a los fotógrafos sin prever las posibles consecuencias. El siguiente capítulo de esta novela rosamarilla tuvo lugar en la Catedral de Coria. Los 15000 habitantes del pueblo, más el medio millón de seres venidos de todos los rincones de la nación, se agolparon en las calles Alojería, Albaicín, plaza del Dr. Camisón y la propia de la Catedral para no perder puntá. Hasta Federico García Lorca hizo acto de presencia y contemplaba el espectáculo desde el escenario que se había montado en la plaza para la ocasión. Nuestros recién estrenados reporteros se pusieron manos a la obra y sacaron fotos a punta pala. Impactó la belleza de Arga Obregón, Duende Cañadas, Pálpito Dell’Atte y Novanie Griffith, así como la elegancia y porte de Pepe Banderas. También llamó la atención el saber estar y los vestidos amarillos (a juego con la filosofía de esta publicación) de Stella Míriam y Marta del Carmen. Pero sin duda, lo más impresionante fue la corbata de Dajo Lecquio, cuyo nudo gordiano hechizó a la Dell’Atte por su estudiado desenfado y cuidada estética. Desde ese momento, no pudo resistir la tentación de tocar una y otra vez el nudo de... la corbata ¡ejem! de Dajo Lecquio. Entonces llegó el apuesto novio. Descendió serenamente del vehículo. Con aplomo. Inalterable. Con soltura. Besando en la mejilla al cura que oficiaría la misa, estrechando la mano de la madrina y besando la mano de nuestro fotógrafo, que pasaba por allí. Tras tensa espera apareció la novia, hermosa como una Venus, radiante, feliz. Su esbelta figura dejaba sin brillo la portada lateral goticorrenacentista de la Catedral. Sus andares majestuosos fueron engullidos por la portada del siglo XVI, de estilo plateresco. El murmullo del gentío triplicó sus decibelios. Los flashes inundaron la abarrotada plaza. Y el puto sol derritió los mecanismos interiores de las cámaras fotográficas, por lo que nuestros reporteros se ganaron a pulso un billete al estercolero más próximo y rozaron el despido por cometer la imprudencia de no refugiarse y proteger sus instrumentos de trabajo de la canícula, un ¡catorce de agosto!, en pleno verano coriano. La ceremonia en sí fue magnífica. Respetuosa. Solemne. Las sublimes notas del órgano de la catedral llamaban a la contrición del alma (y más lacerantemente de los oídos). Las palabras del sacerdote reverberaban augustas gracias a la resonancia de la nave con bóvedas de crucería. Las tallas góticas del siglo XV de la sillería del coro, así como los sepulcros de los siglos XV y XVI, se sumaban al ceremonioso silencio. Bajo el retablo mayor barroco, el oficiante iba desgranando los nombres de los novios y sus compromisos cristianos. El reportaje gráfico luciría un huevo ante la magnificencia del entorno. Rezaban con fervor los asistentes. Sonreían cautos los novios contratantes. Confiscaron los encargados del mantenimiento de la Iglesia Catedral las cámaras de nuestros fotógrafos por utilizar el flash en un lugar no autorizado, por lo que tampoco podemos ofrecerles instantáneas de aquellos inenarrables instantes, la madre que los parió. La salida de la iglesia fue impresionante, con la multitud aclamando a los recién desposados. Federico García Lorca seguía allí fuera, impertérrito. Alguien repartía arroz para los pobres. Nos saltaremos esta parte y la del aperitivo previo a la gran cena porque diez o doce cientos de mosquitos se colaron en el obturador de las cámaras fotográficas, ya en el restaurante, y echaron a perder el insuperable esfuerzo de los fotógrafos. Sólo comentar que fue una verdadera vergüenza el lamentable espectáculo que el famoseo ya citado ofreció a los comensales de alcurnia antes, durante y después del festejo. Antes, porque tuvo lugar una escalofriante persecución de los famosos a toda velocidad por las estrechas calles del centro histórico-monumental de Coria, con el resultado de varios coches abollados. Durante la cena, Novanie ligó bochornosamente con los camareros valiéndose para ello de eróticos contoneos de cintura (bajo el pretexto de contar un chiste), Duende Cañadas se cubría pudorosamente las piernas con una chaqueta que nadie sabe de dónde sacó, Pálpito Dell’Atte jugueteaba sin rubor con la corbata del conde sapo, Arga Obregón daba paso a unas risitas histéricas previas al lanzamiento de más chistes, las niñas hacía tiempo que andaban perdidas y por megafonía se requería a Pepe Banderas para que las arrancara del escenario que los músicos estaban montando con todo el esmero del mundo. Todo muy bucólico, eso sí. Y sin fotos. Por fin llegó el tan ansiado baile. Glamour, mientras los novios danzaban abrazados y felices. Grosería, cuando Arga Obregón se obstinaba en pedir a Dajo Lecquio que exhibiera en público su aparato. Vergüenza cuando los zapatones del mencionado conde aplastaban uno tras otro los confiados pies de las bellas Dell’Atte, Cañadas, Obregón y Griffith, que aún así se resignaron valerosamente a bailar con tan torpe patán. Pero hubo un momento cumbre. Toda la prensa internacional se aprestó a registrar la voz y la imagen de la novia para inmortalizar el acto. Cantó la joven esposa, con voz aterciopelada, con pasión que helaba la sangre, con talento que hizo empañarse de lágrimas los ojos de nuestros enviados especiales. Y luego vino el apagón. Las Brujas de Eastwick lanzaron sus sortilegios y ya no hubo manera de enderezar aquello. Cada vez que el equipo técnico trataba de solucionar los problemas de luminotecnia y megafonía, un nuevo hechizo de las brujitas daba al traste con la operación. Un poderoso y último pase mágico de las mismas, hizo averiarse incluso las cámaras fotográficas de los reporteros, por lo que rogamos disculpen la falta de material gráfico que acompaña a esta fidedigna narración de los hechos, mecagontóloquesemenea. ## DAJO, rogando disculpen la tardanza, pero es que he estado unos días ausente mostrándole mi aparato a cierta rubia de hotel... ## ## Y además ayer acabó la feria de Málaga ## |
Ref: DAJO para CRISTINA puesto el 23/8/99 15:46 |
“Esto es una locura, Manolo”, me dije en voz alta cuando rebasaba somnoliento las dos breves hileras de casas blancas que acunaron mi infancia, a medio camino entre Málaga y Antequera. Intuía mi pueblo a la derecha, más que verlo, pues eran apenas las seis y media previas al amanecer, pero un recuerdo antiguo que vive atrapado en aquel paisaje me reconoció y me abordó con la tranquilidad de quien reanuda una conversación con un pariente cercano. La memoria me situó correteando junto a un riachuelo y a su escolta de chopos, cuando yo pensaba que el mundo no existía más allá de aquellos jóvenes árboles que se perdían cerro arriba. Treinta años después de aquellas correrías, el mismo día que tú te ibas a casar, mi coche hizo añicos mi mundo infantil deshaciéndose en un brevísimo instante de los chopos, de mi pueblo y de mis recuerdos. Sin embargo sé que yo seguía allí, mirando la carretera desde la plaza con ojos de niño, asombrado, enfrentado a mi yo adulto. Y la voz que me dijo “Esto es una locura, Manolo”, puede que no fuera emitida por mi garganta treintaypicoañera, sino por aquella otra inocente, ignorante, ajena al devenir particular de la historia de cada vida. De modo que dejé atrás mi pueblo, y a mí mismo, y sacudí la cabeza más por despejarme que por ahuyentar a los espíritus. Pero la voz tenía razón: era una locura porque en toda la noche no había logrado pegar ojo. El camino que me quedaba se antojaba lleno de peligros acechando mi falta de sueño, agazapados tras cada bostezo, pendientes de mi cansancio, esperando su oportunidad cuando mi consciencia bajara la guardia. Sin embargo había algo mucho más poderoso que el cansancio, el sueño y la razón. Era la luz de tantas horas que hemos robado juntos a la noche, unidos por insólitos lazos hechos de baudios por segundo, compartiendo emociones y secretos que, al menos por mi parte, no he sido capaz de entregar a nadie más. Una vez me encandiló tu frescura en el chat y ello me llevó a escribirte una sentida carta de despedida. Pero fue la ternura de tus ojos, la osadía y el poder de tu libertad reivindicada en cada gesto, la curiosidad insaciable y el hambre de vida que impulsaban tus actos, la soledad que creí adivinar en aquella mítica foto de las Venus, todo ello impregnando nuestros queries, lo que me hizo quererte. Un cariño extraño, nuevo para mí, sin precedentes por lo desacostumbrado del entorno. Tus malos momentos, tus horas bajas, tus conflictos, me hacían también daño a mí. Aunque hace ya algún tiempo que no compartimos todas esas cosas, y algo me dice que ya nunca podría volver a ser como antes, tal vez porque tu mundo es ahora más sereno y las rutas están trazadas con madurez y tesón, tal vez porque ya hemos cambiado, no obstante aquella luz de nuestros emilios, queries y cartas, sigue alumbrando los rincones del corazón que reservé para ti. Y esa luz era la que me impulsaba a pisar el pedal del acelerador y a mantener mis ojos abiertos, mis sentidos alerta. Asomada a través de la ventanilla del coche, ya en Coria, eras tal y como esperaba. Un abrazo largamente aplazado, unos besos en el bar del hotel, palabras insustanciales, el cerrojo que se descorría de la última puerta que nos quedaba por abrir: la que certificaba la realidad de cada uno de nosotros, la que nos hacía corpóreos y definitivos. Y luego vinieron momentos mágicos. Preciosa en el vestido de boda, radiante atendiendo a los invitados, desgarradora cantando con la orquesta, entrañable compartiendo minutos en nuestra mesa. Te vi, con mis propios ojos, feliz. Y eso bastaba para justificar tan arriesgado viaje. Y eso fue suficiente para que el niño que fui yo siguiera correteando alegre y absorto en sus juegos infantiles, entre los chopos del riachuelo que bordea mi pueblo. Me habría gustado bailar contigo, pero soy tan patético bailando pasodobles (que se lo pregunten a las damasbrujillas) que tuve miedo de acabar en el suelo tras pisotear la cola de tu vestido. Sirva por tanto este mensaje como pista de baile y, ahora que nadie escucha, estas palabras escritas como si te fueran susurradas entre los mosquitos y los acordes de la banda de música: “Me hace mucho bien saber que eres feliz. Ojalá te vaya bien, aunque te cueste y hagas lo que hagas, tomes las decisiones que tomes”. Un abrazo, guapetona. Te quiere, extraña pero sinceramente, DAJO |
Ref: al del aparato puesto el 23/8/99 17:53 |
Te podías haber quedado mas tiempo a enseñarle la dentadura entera. |
Ref: puesto el 23/8/99 18:01 |
!!Horror!! Veamos cuanto dura esta cursilada de rollo. |
Ref: a ETílico puesto el 23/8/99 18:02 |
Sublime, perfecto, precioso... Se agradece tan bello gesto en este mundo aún tan machista e ingrato. |
Ref: el de las 13:49 puesto el 23/8/99 18:14 |
Pero amigos, me pediis coherencia?, quien puede pedir coherencia, o que las ideas o los sentimientos de hoy sean coherentes con los de mañana?, o con los que decimos minutos más tarde?. Sería muy aburrido si nos dedicaramos a pedir coherencia, hoy podemos amar, odiar, desear con locura con deseperación, interrogar al viento por el objeto de nuestro amor, odio, devaneo y mañana olvidar y preguntar, sorprendidos, qué es lo que acabó, no me pidais coherencia amigos, no pienso aburrirme con ello. Por cierto, fue un error, pero ya puestos, seguiremos el juego, que al fin y al cabo todo lo que hacemos se reduce a unos divertidos juegos. |
Ref: al de las 13 y pico puesto el 23/8/99 18:21 |
Hay quien se lo toma muy en serio. Si tu juego consiste en decir, pues juguemos a que no importa quién dice sino lo que dice. Es más divertido ¿a que sí? :-) |
Ref: puesto el 23/8/99 18:30 |
Por lo menos no habrán broncas ni reproches de los mismos con sus iguales. Que esto mas que una peich literaria parece un mercado de cotilleos, lucimientos y lametones. ¡Que esto es LITERARIO y no la portería de la señá Petra! que para eso están los mails ¡Vamos, digo yo! |
Ref: 18:21 puesto el 23/8/99 18:36 |
No me interpretes mal, la cosa empezó justo al contrario, yo decía que no había que amparase en el anonimato, pero, travesuras del destino, hize anonimo mi mensaje. A partir de ahí, bueno, la cosa deriva en la cuestión de la coherencia. Porque si digo que te amo ... crees que podrias saber que es para tí? |
Ref: puesto el 23/8/99 18:53 |
Pues nada vamos allá.... yo si se que me ama, no se vosotros si os amais, o no. Pero a quien yo le digo que le amo, sabe quien soy y sabe que ese " amor" es para él. jeje. ¿ A qué si, cariño mío?. |
Ref: puesto el 23/8/99 19:55 |
Estoy aquí mirándote. Amor. Contesta, dime : ¿ Me ves ?. Agarrada de manos y pies de lo que resta de día Para que a la noche me deslíes con tu sabor... y tu voz... Sobre todo con tu voz.... Sonido de silencio |
Ref: Belen puesto el 23/8/99 20:38 |
NECESITO UN HOMBRE QUE ME DE PLACER. SI TE CREES CAPACITADO PARA DARME PLACER LLAMAME O ENVIAME UN MENSAJE, SI ME PONES CACHONDA SALDRE CONTIGO. TLF: 610707224. |
Ref: Belen puesto el 23/8/99 20:43 |
Pruebalo y veras. |
Ref: a DAJO puesto el 23/8/99 23:59 |
:-DDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDD Ha merecido la pena esperar la crónica:-))) Por cierto, me ha parecido notar cierta incomodidad por tu parte, al no poder presentar documentación gráfica del evento. Se ve que lo del Dajo Lecquio es contagioso. Seguramente, éste habrá utilizado todas sus artimañas para tener una exclusiva, pero le dices de mi parte, que soy más lista que él, que no me beso porque no me llego, y que tengo todas las fotos en la cajafuerte de mi banco. ¡¡¡Llegué antes!!!!:-DDDD También le puedes decir de mi parte, que nos reímos mucho de su aparato (¡Jo, qué pequeño!). Parecía como que iba a ser otra cosa, jeje. En fin. Bueno, como me caes bien, te mandaré algunas a tí, pero prohibido enseñárselas al caradura de tu pariente, que me tiene harta, de tan presumido que es; y luego, ni sabe componerse el nudo...;-) Besitos. Arga Obregón, "la fantástica";-DDDD |