Ref: Nueva puesto el 28/7/99 0:59
Buenas noches
Ref: Lía puesto el 28/7/99 1:22
¡¡ Hola !!. Buenas noches.
Ref: Para Dajo de Candela puesto el 28/7/99 1:42
Sólo siete cosas.

Cierto. "Puñeteros" no era la palabra exacta. Me permití la licencia de darle el cambiazo al término, a fin de suavizar el asunto. Estoy tan segura de que entendiste el mensaje como de que no hubieras preferido que emplease el palabro original :)))

Efectivamente. Si convenimos en considerar sinónimos "palurdo" y "provinciano", tu frase dejaría de ser falsa, y los malagueños seríais tan palurdos como nosotros.

Eso siendo condescendientes:
1.- Porque obviaríamos en este caso la consideración de Sevilla como capital de Andalucía. Si desde esta óptica lo contempláramos, los provincianos -y palurdos por tanto- seríais vosotros solitos.
2.- Porque tú no utilizabas el término "palurdo" y por ende "provinciano" en la primera de sus acepciones -habitante de una provincia en contraposición al de la capital-, sino en la segunda de ellas -estrecho de espíritu y excesivamente apegado a la mentalidad o costumbres particulares de una provincia, o sociedad cualquiera, con exclusión de las demás-. No me vengas ahora con cuentos.
3.- Y porque al hablar así de mis paisanos en aboluto pretendías hacer una descripción sociológica, neutral, aséptica y libre de perversas intenciones (¡¡¡venga ya!!!!) en relación a este sector de andaluces. Aunque como recurso dialéctico he de reconocer no te quedó del todo mal :)))))

Yo no niego que la "España cañí" existiera en los términos en que tú la describes, ni discuto la apertura "turbo" hacia otros horizontes culturales más amplios, de las ciudades españolas más turísticas frente a la lentitud en la ampliación de sus miras de otras más encerradas en sí mismas, aunque dudo que, precisamente por razones turísticas, pueda calificarse de cerrada a la sociedad sevillana. Tampoco voy a poner en entredicho -Dios me libre- ese carácter abierto, multicultural y tolerante -ya sea por la propia influencia del turismo, ya sea por méritos propios- de los malagueños. Ni voy a realizar comparaciones, que siempre fueron odiosas, entre vosotros y nosotros. Pero sí que he de decir que las características de la Feria de Sevilla por contraposición a las de la de Málaga -no la conozco; a ver si me invitas- no es argumento suficiente, por sí solo, para realizar afirmaciones tan rotundas acerca de nuestro carácter en relación al vuestro. Yo diría que sentenciar, por esa única razón -no he visto otra en tu mensaje-, que los sevillanos somos menos abiertos y tolerantes que los malagueños (palurdos ya ha quedao claro que lo somos ambos :)))) no sería ni un estereotipo, ni una generalización, ni tan siquiera una generalidad, sino una barbaridad como la copa de un pino.

Pero yo no discutía nada de eso, no. Insisto en que no me comparaba con nadie, aunque en la comparación, si llegáramos a hacerla, pudiera salir perdiendo. Yo sólo me quejaba de que nos llamaras palurdos. Así. Sin más. Es decir, sin motivo razonado. Y precisamente después de los argumentos que ofrecías, breves segundos antes, acerca de estereotipos y generalizaciones, y de lo cabrones (ahora sí) que, por recurrir tan fácilmente a aquéllos, éramos los españoles.

La lucha contra la tentación de callar tiene sus motivos. Oír una y otra vez los mismos ataques sin que los acompañen argumentos de peso, te lleva a pensar que rebatirlos es una pérdida de tiempo, porque no son afirmaciones que deriven de un proceso intelectual, sino visceral. Pero ya ves, una, que es de sangre caliente, esta vez ni ha sufrido tentaciones. Termino por concluir, como en la mayoría de las ocasiones, que contestarlos no ha de ser tan inútil cuando, al menos, desahoga lo suyo :)))))

Otro beso para ti :)

Candela.
Ref: Alias puesto el 28/7/99 9:12
CANDELA: muy bien argumentado, impresiona la habilidad de esta muchacha :-) la pena es que tanto sofisma no puede ocultar un hecho ...
... y es que la sociedad Sevillana es cerrada por naturaleza.
Un besote.
Ref: puesto el 28/7/99 9:28
He de salir media mañana. ¿ NOs vemos a las 12.45?. Un beso
Ref: DAJO para CANDELA puesto el 28/7/99 13:11
    Me da la impresión de que has sido un poco susceptible en tus apreciaciones pues, y ya puntualizando, no solamente llamé palurda a Sevilla, sino también a la Costa del Sol, con la única diferencia de que, mientras aquí ese lastre se fue soltando con el tiempo, por ahí la cosa parece que va más lenta. Hasta ahí lo que dije en el primer mensaje, así que si sólo fue eso lo que te molestó, como dices, creo que ya está resuelto el malentendido, ya que se trata sólo de una cuestión de tiempo y de distintos ritmos de transformación cultural: el “turbo” que tú mencionas. La “palurdez” aludida adjetivaba por igual a ambas zonas geográficas e, interpretando el sentido global del texto, a todo el territorio nacional.

    Sí, ése era el sentido que yo le daba al término “provinciano”, creí que estaba claro. Pero no te confundas, Málaga es también una capital: de provincia, al igual que Sevilla. Y si bien ésta ostenta el título de “capital de Andalucía”, mucho antes Málaga ostentaba ya el de “capital de la Costa del Sol”. ¿Crees que hay mucha diferencia conceptual entre una capitalidad y otra como para que por sí mismas impliquen un mayor o menor grado de provincianismo? ¿Piensas que por el simple hecho de poseer la centralización política y administrativa de esta comunidad autónoma, las gentes de esa ciudad están automáticamente imbuidas del espíritu de la tolerancia y el progreso moral?

    Evidentemente no son sólo las razones turísticas las que hacen de Málaga una ciudad aceptablemente multicultural y progresista. No al menos en el sentido que le damos al turismo. Aunque en la actualidad creo que es el factor primordial y con el que Sevilla , aunque te vuelva a parecer lo contrario, no cuenta. Sí, muchos turistas van a “visitar” Sevilla, pero se quedan a vivir en las zonas costeras. La auténtica convivencia no se llega a dar de forma generalizada en la capital hispalense, qué le vamos a hacer. Para los sevillanos, el turista no es “uno más”. El turista es el “guiri”, un tipo raro que pasea en pantalones cortos, hace fotografías y se sube en los coches de caballos. Aquí, el turismo es además residencial y ocupan cargos políticos e incluso alcaldías. Creo que hay una cierta diferencia.

    Pero decía que no sólo son razones turísticas las que hacen que una sociedad sea tolerante, progresista, multicultural. Tiene que ver fundamentalmente la situación geográfica, la apertura a un mar transitado, el valor estratégico (comercial, militar) de un enclave. Todo eso hace que distintos pueblos convivan y aprendan a relacionarse o bien a tirarse flechas y hachas de piedra. Este pueblo, el malagueño, históricamente progresista, solidario y hospitalario, tiene el privilegio de su ubicación geográfica y su clima. A lo largo de los siglos (muchos siglos) cuantos se han asentado en estas tierras se han caracterizado por su extraordinaria capacidad de mezcla e innovación cultural. Ya lo sé, en su día también Sevilla fue una ciudad privilegiada en este sentido, pero por desgracia el Guadalquivir ya no es lo que era, ni existen las Indias por descubrir, conquistar, catequizar y expoliar.

    En cuanto a las ferias de las dos ciudades, dejé bien claro que era sólo un ejemplo. Válido, en contra de lo que opinas tú, porque las manifestaciones populares (ya sean de índole religiosa, cultural o festiva), aunque no te lo parezca, son un espejo extraordinario en el que se reflejan las virtudes, defectos y, en fin, características del pueblo que las lleva a cabo. El pueblo dispone los medios con los que quiere expresar su júbilo, o sus tradiciones, o sus quejas; los signos siempre son representaciones de su idiosincrasia. ¿Por qué en la feria de Málaga o en la de Sevilla no hay encierros de reses? Sencillamente, porque no pertenece al acervo cultural. La feria de Málaga es un buen ejemplo para apreciar todos sus matices culturales, la integración de otras costumbres en la propia, el eclecticismo de esta tierra. La feria de Málaga es inenarrable, hay que verla :-))) Vente un día y la recorremos juntos, así podrás apreciar por ti misma la diferencia. Podrás comprobar si la variedad en el vestido, tipos de música, folclore, muestrario de etnias, comida y bebida, etc. permiten sacar alguna conclusión. Podrás ir a la inevitable feria taurina, a la Muestra Internacional de Folclore, al Festival Internacional de Teatro, a la Exposición de Olores de Al Andalus, entrar a CUALQUIER caseta del Real porque ninguna tiene reservado el derecho de admisión, apoyar movimientos solidarios de ayuda a países en vías de desarrollo... Seguro que, como visitante, te sientes más integrada de lo que me sentí yo en la de Sevilla. Aunque ha ido cambiando un poco, tradicionalmente, en la feria de Sevilla, si uno no conoce a nadie que le “introduzca”, está condenado casi sin remisión a ser mero espectador.

    Pero no sólo hay que fijarse en las ferias. Desde luego no soy sociólogo ni experto en estos temas, así que me considero incapaz de señalar todos y cada uno de los aspectos que permiten identificar comportamientos, costumbres y modos “provincianos” o por el contrario progresistas e integradores. Pero desde el punto de vista de este lego, puedo enumerar una serie de parámetros que podrían darnos pistas sobre ello: la arquitectura (no la ocasional que levanta puentes modernistas para una Expo, sino la que distribuye los espacios cotidianos), las manifestaciones artísticas (exposiciones de pinturas más o menos vanguardistas, la eclosión de autores jóvenes con tendencias innovadoras...), el bullicio cultural, la variedad y estilo de la prensa escrita, el tipo de tejido industrial, la utilización de las nuevas tecnologías, la estructura social, la distribución de la riqueza y la creación y tipo de empresas, etc. Todo esto se me ha ocurrido a bote pronto como posibles índices que pueden determinar el talante, la cultura, el carácter de los pueblos. Y, en base a los poquísimos datos que tengo, en estos campos veo a Sevilla más autocomplaciente, anclada en sus concepciones tradicionales y a Málaga, por el contrario, más dinámica, emprendedora y ecléctica.

    Por último, he de añadir que mi personal animadversión hacia Sevilla, naturalmente, cómo negarlo, puesta de manifiesto en mi primer escrito, no es óbice para que sea capaz de admirar las cosas positivas de esa ciudad y relacionarme sin ningún tipo de inconveniente con sus habitantes. Reconozco que la Sevilla monumental es más hermosa que Málaga de la misma forma que asumo que la provincia de Málaga es más apasionante que la de Sevilla. Tengo amigos y compañeros de trabajo sevillanos que no son mejores o peores personas por el hecho de haber nacido en un sitio u otro. Eso sí, no quiero que el Caja San Fernando gane ni jugando contra sí mismo en los entrenamientos; es una exageración, pero a fin de cuentas los béticos parece que primaron a terceros para que el Sevilla no subiera de categoría, así que no debe interpretarse como antisevillismo. Y me repatea el mal reparto que las instituciones políticas hacen de los bienes culturales, económicos y de infraestructuras a lo largo del territorio andaluz. Yo habría votado en su momento por Antequera o Granada como capital de Andalucía y sé que la ya referida animadversión hacia Sevilla (no como ciudad, no como pueblo concreto, sino en abstracto, si ello es posible) es compartida popularmente por la mayoría de andaluces (esta mayoría no la esgrimo como argumento, sólo como hecho constatable) y resultado del, tal vez ignorante, agravio comparativo. Pero eso es lo que hay.

    Un beso. Yo aún no me he desahogado, pero como ves también sigo sonriendo :-)))
Ref: Para Dajo y Candela puesto el 28/7/99 13:35
Impresionante, estoy anonadada, muy bien argumentados los dos, pero naturalmente cada uno defiende lo suyo.
Ref: puesto el 28/7/99 15:18
Prueba
Ref: Halcón Peregrino puesto el 28/7/99 16:08
Duermo noches sin tus brazos
sueño días sin lluvias
respiro en fango de torturas
me escondo en una de tus manos
busco el aire sin tus besos
beso el aire sin tus labios.

La locura de los sabios,
panteón para mis huesos
y él, en la boca calla sin mendigo
constelación sin estrella, vacío,
prisión de sal, desengaño sin vino
río de lava, mar muerto
barrote de viento, estío
y yo sigo esperando en el puerto.
Ref: puesto el 28/7/99 16:11
Te llamo sobre las 5. Un beso
Ref: puesto el 28/7/99 16:12
¿puedes entrar?.
Ref: Halcón Peregrino puesto el 28/7/99 16:31
Desde la cima de la roca, se veían los barcos atracar en el puerto, la luz del faro, como las aspas de un molino iluminaba las olas que iban rompiendo en la orilla. Era mi sitio favorito, allí acudía cuando estaba triste a meditar, la roca era tan blanca como el nácar, pecosa de coral,serena y activa como una mujer hermosa.

Mi mejor sitio era el túnel, una oquedal o especie de cueva, desde donde te veía siempre a ti, mi mar Mediterráneo, tan azul, tan bello, con tus ojos coronados de penachos de plata, rompiendo en la arena, dejándome el regalo de las estrellas de mar, y las conchas más bellas del mundo, desde allí te veía, tan inmenso, tan grande, tan majestuoso en tu calma y en tu fuerza, oyendo entre ola y ola en un susurro entonar tus canciones en tu idioma de brisa, mientras la luna coqueta se miraba en ti como en un espejo, y las estrellas juguetonas parecían caerse una a una en aquel verano.

Y tu Mediterráneo que has visto tanto amor en tus orillas, tantos enamorados hablándose en besos, palabras que se hundían en ti para llevarlas lejos, y tu Mediterráneo que me has visto crece, que has sabido consolarme cuando estaba triste, hablándome desde tu corazón de caracola. Tú querido amigo que has sido para mí una madre, que nunca me ha dejado solo, sí tu Mediterráneo, que has enjuagado mis pies con tu barba de espuma, y me has visto pasear canturreando alegre por tus orillas, esto es para ti, mar turquesa que has recogido mi amor para llevártelo lejos, acunándola en tu seno, tu mi querido paño de lágrimas que entre tus aguas cristalinas, te llevaste las cenizas de mi amor más sincero. Ya ves he amanecido en tus orillas con su cielo de fuego y el horizonte mojado en tus entrañas, tu y yo lo vivimos juntos, tu eres un mar pero tienes sentimientos, y me recuerdas y me quieres, por eso espero volver a tu lado algún día, quiero volver a ver tus gaviotas y tus barcos, quizás cuando me vuelvas a ver, seré ya todo un anciano, pero tu mi querido amigo, tu jamás deberás envejecer, porque tu serás siempre mi Mediterráneo.
Ref: de una Magnolia /Halcón puesto el 28/7/99 17:40
O debería decir de una Strilitzia por adopción??? .+9

Me has tocado la fibra, vecino de isla :*)
...y para ti...del Noi del Poble Sec:

"Quizá porque mi niñez
sigue jugando en tu playa
y escondido tras las cañas
duerme mi primer amor,
llevo tu luz y tu olor
por dondequiera que vaya,
y amontonado en tu arena
tengo amor, juegos y penas.
Yo,
que en la piel tengo el sabor
amargo del llanto enterno
que han vertido en ti cien pueblos
de Algeciras a Estambul
para que pintes de azul
sus largas noches de invierno.

A fuerza de desventuras,
tu alma es profunda y oscura.
A tus atardeceres rojos
se acostubraron mis ojos
como el recodo al camino...
Soy cantor, soy embustero,
me gusta el juego y el vino,
tengo alma de marinero...
Qué le voy a hacer, si yo
nací en el Mediterráneo.

Y te acercas, y te vas
después de besar mi aldea.
Jugando con la marea
te vas, pensando en volver.
Eres como una mujer
perfumadita de brea
que se añora y que se quiere
que se conoce y se teme...
Ay!
Si un día para mi mal
viene a buscarme la parca.
Empujad al mar mi barca
con un levante otoñal
y dejad que el temporal
desguace sus alas blancas.
Y a mi enterradme sin duelo
entre la playa y el cielo...
En la ladera de un monte,
más alto que el horizonte.
Quiero tener buena vista.
Mi cuerpo será camino,
le daré verde a los pinos
y amarillo a la genista...
Cerca del mar...
porque yo...
nací en el Mediterráneo...

:´) La que siempre se emociona recordando a 'su' MareNostrum... y a 'su' Noi...
Ref: puesto el 28/7/99 18:06
MANIQUÍ


Para DAJO, pensando en la diosa Suerte, en el puñetero Azar y en si alguna vez nos veremos de nuevo las caras.



Con meticulosidad de perista examinó el sello de Amadeo de Saboya, tras la lupa unos ojos insomnes e idénticos al del felino pendenciero que lo miraba con asombro alucinado. Santiago Fidalgo pasaba de los cuarenta. Era enjuto, oscuro, cetrino, tenía el pelo ralo y escaso, inclinado con precisión milimétrica hacia la izquierda, encolado de brillantina y caspa. Tan anacrónico como el álbum de fotos donde guardaba los sellos, folios autoadhesivos de una marca de puros amarilleados por el tiempo, que ya no pegaban si no era con saliva o pegamento. Tan gastado como su capacidad de sorpresa con las cosas que le rodeaban, que a fin de cuentas no eran otras que su propia existencia en soledad.

Miró la hora y forjó en el rostro una expresión de inminencia obligada. Eran las seis y diez de la mañana. A las seis y cincuenta debía estar listo para coger dos autobuses y el metro. A las ocho clavadas tenía que estar picando en el reloj de la oficina. Guardó el sello y el álbum con pulcritud melindrosa, se quitó el batín alcanfórico que llevaba puesto. Embutido en los mismos pantalones de siempre y en aquel polo de seminarista contestatario, salió a la calle con zapatos negros de largos cordones, la chaqueta revuelta con el viento de las prisas. Le gustaba ser el primero en llegar al trabajo, no como esos ineptos perezosos que llegaban cada día arrastrándose como chusma de tropa imberbe, dignos de lástima y piedad, incapaces de hacer nada, tullidos funcionales. Los otros decían por lo bajo que el único esquirol posible en la empresa sería él, que su espíritu tenía vocación traidora y puntualidad de cristal líquido.


El día había amanecido envuelto en una claridad germinal. A la postre era primavera, pero a Santiago tal circunstancia le traía sin cuidado. Unánime en su austeridad espartana, consideraba que distraer la atención en semejantes menesteres era un vicio ignominioso que al final se terminaba pagando. Como oficial administrativo de primera, postulaba la eficiente racionalidad como norma suprema de conducta, la gestión resolutiva de los problemas diarios sin la cual nada podría marchar. Y así se pasaba la jornada de trabajo, entre balances y libros de contabilidad, instruyendo con aire circunspecto a cuantos jefes le ponían en el Departamento de Negociado, jóvenes recién salidos de la facultad y totalmente legos en la materia. Los estudios otorgarían cierto prestigio y dinero, sí, pero la experiencia siempre proporcionaba trienios de sabiduría.

Salió de la oficina a las tres y se metió en una casa de comidas próxima. No era lo usual por su parte, pero el huérfano café con leche de las diez, la inabarcable remesa de albaranes y el sol de plomo que caía afuera le obligaron a tomar asiento y a comer algo donde fuese. El hule de la mesa desprendía un rancio olor a pasado como las lentejas en crudo que le sirvieron, colcadas igual que sus tardes idiotas mirando la colección de sellos, un tesoro oculto y no un desastre ambulante como Ciro cuando llegaba a casa trasquilado después de alguna correría nocturna. Para entonces, ya habría templado los nervios con alguna copa de anís mientras escuchaba los programas didácticos de Radio Nacional, con sus boletines de noticias desgranando las horas y esos servicios de socorro de personas que desaparecen y nadie encuentra, la sugestión de intriga sin motivo que lo evadía de todo a un tiempo.

La monda de naranja que no pidió se la encontró cruzando un parque. Los tilos, desbordados de flores, rebosaban hermosura, y dos jóvenes amartelados en un banco parecían olerse sin urgencias. Santiago apretó el paso columbrando por defecto que ya se le hacía tarde aunque no sabía por qué: lejos de envidiar el amor ajeno, le horadaba el rencor y la certidumbre de ver cómo gastaban el tiempo en oficios tan pueriles, la excusa hipócrita para justificar el deseo y así tal vez perpetuar la especie. Deambuló perdido entre grandes avenidas comerciales, discordante la imagen de su retina con una sombra de recuerdo: bloques tétricos, descampados tristes, portales que huelen a aceite de refrito. Habitaba en uno de esos arrabales obreros donde la penuria se oculta tras el eufemismo de la poligonal sencillez.

Se dio cuenta por eso, porque la calle era rectilínea y amplia, de aceras suntuosas y pulidas como cristales de hielo. Lo comprobó al atarse el cordón del zapato, su silueta replegada luego de trastabillear y casi caer, en apariencia indiferente al menoscabo de su dignidad como la gente que pasaba a su lado. Cuando se irguió de nuevo, un trallazo de conmoción lo hizo estremecer: frente a él, a escasos metros, varios maniquíes se disponían en hilera ocupando los escaparates de unos grandes almacenes. Santiago percibió un inexplicable sobresalto al principio ante el hieratismo humanoide, como esas figuras de cera que tienen algunos museos con cierto aspecto espectral, tamizado después por el raciocinio de la comprensión. Sólo se trataba de imitaciones de cuerpos, rostros planos y angulosos de niños o adultos en actitudes inacabadas. A uno lo estaban desnudando para volverlo a vestir, y más que pudor ridículo sintió una especie de repelencia compasiva, igual que si estuviera viendo amortajar a un muerto.

La elucubración, apenas esbozada, cristalizó al llegar a casa. Santiago no era hombre de supersticiones ni oscurantismos, entre otras razones porque desde su reglado cartesianismo ni siquiera se lo planteaba. Pero sin querer, una y otra vez, iba reproduciendo aquellas imágenes en la película de su recuerdo mudo, hasta convertirlo en obsesivo: dos empleados quitando un maniquí de su pedestal, frío y rígido, en cueros, descoyuntado con saña ágil y profesional, tal que si fuera uno de esos cadáveres con el rostro vuelto que aparecen en los telediarios arrumbados en cunetas de carretera, envueltos en una limpieza que tiene algo de aséptica e inhumana.

Durmió mal aquella noche. Asignar identidades imprecisas en un mundo de caras y voces heterogéneas suponía un esfuerzo baldío para Santiago Fidalgo. Y más aún si se trataba de una cosa u objeto, aunque pudiese alcanzar la categoría de fetiche. Inapetente más que despistado, indiferente a todo, nunca se fijaba en nadie, rehuía usualmente el trato con los demás cuando sobrepasaba lo imprescindible, no se le conocían ni amigos ni enemigos, era una isla perdida en un océano de anodina cotidianeidad.

Por eso resultaba extraño la insomne pesadumbre que ya lo iba ahogando en un tormento intolerable. De la misma forma que si tuviera que adivinar la combinación de una caja fuerte, cerraba los ojos para llamar al sueño y se le iban apareciendo fotomatones imaginarios de personas diferentes junto al maniquí, desfigurado, vestido y ya puesto en pie. Cuál sería su identidad exacta, se preguntaba entonces, el rostro correspondiente.


Malogró la noche como malogró el día en un tumulto abotargado de pesadilla. Ésa vez fue la única en que llegó tarde al trabajo, atacado por la misma desidia administrativa que le suscitó el chirrido de herrumbre al abrir un cajón de su despacho. Trató de recuperar la compostura, volver a las andadas de la inquebrantable eficacia como pauta a seguir. Pero a las doce y quince sucumbió a la evidencia de que se encontraba enfermo y que acaso debiera por unos días, tras una brillante hoja de servicios en la empresa exenta de la menor proclividad al absentismo laboral, pedir la baja médica. Le diagnosticaron agotamiento, le recetaron unos brevajes nauseabundos que él tomó con fervor religioso, y le mandaron una semana de reposo en casa antes de regresar a la oficina. Aglutinado en torno a la creencia de que estaba malo de verdad y que con las prescripciones facultativas sería pronta su recuperación, cumplió a rajatabla los mandatos galenos. No salió a la calle durante ese tiempo, se pasaba casi todo el día echado en un estado de seminconsciencia voluntaria que a más no tardar habría de percibir sus frutos. Abandonó a Ciro a su suerte, clausuró las tardes hipnóticas en que examinaba con curiosidad numismática un tesoro indecible cuyo valor sólo se cifraba por un vértigo de años; y sólo cuando concluyó que se había repuesto del todo resolvió diluir la pesadilla que lo perseguía cada noche convencido de que era producto de la tensión laboral, acumulada en bandas concéntricas en las estalactitas de su alma durante miles de amaneceres, y que ahora precipitaban en la gruta de su pensamiento con doloroso vigor.

Para sentirse fuerte y victorioso hizo la prueba del nueve la víspera de su regreso al trabajo: de un cajón del armario desvencijado que tenía extrajo una ristra de fotos, instantáneas de familiares sonriendo a la cámara desconfiados o sin asombro mientras establecían las más de las veces muestras de afecto con él, señuelos de vínculos atávicos no siempre conexos pues algunos eran incluso anteriores a toda posibilidad de memoria. Santiago los iba escudriñando uno a uno con puntillosidad científica sin advertir un ramalazo de nostalgia o melancolía. Zompo a cualquier sentimentalismo, buscaba en ellos no un recuerdo de ternura agazapada que casi nunca encontró, sino la fría e incuestionable creencia de que no tenía que rendir cuentas con el pasado, el rostro de un muerto que vuelve en vida y se adosa a la propia sombra espoleado por la mala conciencia. Durmió plácidamente aquella noche, síntoma inequívoco de que sus males habían pasado por completo.


Ya reestablecido y hábil en determinación, retornó a sus quehaceres cotidianos instalado en un parejo desasosiego sin tregua: el trabajo y el calor. A la postre, el verano estaba comenzando a dar sus primeras dentelladas y en la empresa debía culminarse en breve plazo el inventario del ejercicio anterior, tarea para la que Santiago estaba llamado a representar un papel fundamental, no obstante su experiencia y profesionalidad contrastadas suplía cualquier contratiempo de última hora. Envanecido por un rumor que se corría de boca en boca, según el cual en la oficina siempre había existido una doble contabilidad, la guardada en los disquetes informáticos y la registrada en la cabeza de Fidalgo, se entregaba a su labor con una dedicación rayana en lo anormal. Se pasaba las horas muertas ante un flexo inclemente añadiendo o restando cifras que debían cuadrar, buscando errores, cotejando las cuentas con insana testadurez. Sólo cuando salía a las tres se percataba que tenía los ojos inyectados en sangre, el aire parecía fuego y existía el mundo. Sólo cuando dejaba la oficina intuía su condición mortal.

Porque inhumano era el entrar en casa a media tarde como quien accede dignamente a un horno crematorio a sabiendas de que lo van a gratinar. Más que hogar, la vivienda reunía una especie de peculiaridad refractaria que la convertía en nevera en invierno y asador en verano. Pese a todo, Santiago se las industriaba para distraerse entre sus cosas consiguiendo un estado próximo a la catalepsia que lo hacía inmune al frío o al calor. La colección de sellos, los crucigramas, la vetusta enciclopedia de la Segunda Guerra Mundial, cualquier chapuza doméstica pasada por bricolaje en su invención lo ponía a salvo de todo, los rigores del clima y el transcurso indecoroso de las horas, un residuo de soledad, el tedio. Hasta aquella tarde en que sintió fiebre y vio cómo Ciro se extendía desvanecido en medio del pasillo igual que un felpudo esmirriado. Eso le alarmó, no por el gato y sus supuestas vidas gastadas, sino por la suya propia conocida que acaso fuera única y legítima en preservar. De ahí nacieron sus prisas por ponerse lo más fresco y visible que tuviese, el olvido en reparar si había dejado el gas abierto o la radio encendida, el cerrar tras sí sin advertir que el felino hubiera marchado también. Como un preso en la fuga, le urgía una indómita necesidad de huir de un infierno que momentos antes consideraba morada. Pero Santiago buscaba únicamente espacios frescos, umbrosos, la libertad para él no dejaba de ser un ideal abstracto dentro de una maraña de palabras, cosas y nombres.


La ciudad ardía con los rescoldos de su misma vorágine. Pasaban cinco minutos de la ocho de la tarde cuando la extenuación de Santiago lo había sentado en un banco junto a una fuente sedienta: el espejismo de que brotase agua era paralelo a la certeza de que hubiera llegado hasta allí obedeciendo a su propia voluntad. Borracho de fatiga, en algún meandro de la razón sospechaba que después de mucho andar para terminar en aquel lugar era resultado de una pulsión interna y no premeditada. Como si lo reconociera en una aproximación inexacta, como si lo verificase por un sentimiento intuitivo antes que por un recuerdo indudable, pensó que ya había estado pero no sabía cuándo ni cómo. Las copas de los árboles rozaban el cielo con su abigarrada floresta y unos niños pateaban un balón en discusión montaraz. Se concedió la licencia de creerse dentro de un rapto ficticio, la imaginación formulada de haber vivido ese mismo instante en otro momento de su existencia y en el mismo lugar. Como si hubiera podido trazarse un nuevo destino y no lo hubiera sabido hacer. Pero las circunstancias cambiaban, los personajes eran otros, la perspectiva incluso.

Santiago se puso en pie y notó con alivio una familiaridad recobrada: se trataba del parque en el que estuvo un día antes de caer enfermo, sin duda consecuencia del estrés laboral. ((No debe tomárselo tan a pecho, señor Fidalgo -le dijo uno de los jefes con una palmadita en el hombro cuando regresó de nuevo al trabajo-, usted ya sabe que entre nosotros es una pieza imprescindible, pero le recuerdo también que nada hay insustituible en esta vida y que lo primero es su salud.)) Recordaba ahora estas palabras con una bruma de orgullo y oprobio por lo que habría querido decir: en el fondo siempre intentaba eludir todo vaticinio, cifras y descuentos y porcentajes de ventas eran lo que poblaba su cabeza, hechos como el heroico desembarco de Normandía, el sello descolorido de Amadeo de Saboya o mirar antes de cruzar la calle para evitar que a uno lo atropellara un coche.

Así lo hizo Santiago, revestido de un aplomo ignorado que al principio juzgó tenaz, cuando se detuvo en una esquina y vio a su izquierda los mismos escaparates que en su desesperación nocturna habría anhelado dinamitar. Sabor a victoria en vez de regusto amargo fue lo que se le depositó en el paladar. Si un niño justifica y pretexta la sensación de miedo en la oscuridad, alcanzó a preguntarse entonces, por qué un adulto no podría exteriorizar una pequeña crisis nerviosa en unos simples maniquíes que se le aparecen en sueños. Apuntó un esbozo de sonrisa despreocupada, que no llegó a cuajar. Con un estrépito de galerna, desde el otro lado de la calle, un camión irrumpía bruscamente en su campo visual subiéndose a la acera para estacionarse justo hacia donde Santiago miraba. Nunca le había estallado tan fieramente la rabia como en ese preciso momento ante un acto de incivilidad consumada, la rabia y la inquietud al comprobar cómo dos hombres bajaban con cadencia de simios de la cabina, abrían las portezuelas de atrás y entraban con aire dispuesto en los grandes almacenes. Se acercó más, como buscando un reclamo del escaparate, algún precio o prenda de vestir, al principio creyó que con la mirada pero sin saberlo, de forma increíble, supuso que había reducido la distancia andando cuando se encontró de frente a un tipo cargado con un bulto.

-A ver...
-Deje paso, haga el favor -le reconvino el otro.

No ofendían ni tan siquiera reclamaban. Afanados en una labor de trasiego, era lógico que llamasen la atención a cualquier persona que se pusiera en medio, pero a Santiago tal actitud le reportó una sensación de hiriente desprecio. En un aparte de la calle, mientras recorría su desván interior, rozó con los dedos la luna del escaparate: del cristal se transparentaban los rostros angulosos e inexpresivos de la vez anterior. Dos chicas se detuvieron junto a él, hablaban a gritos indicando una falda tableada color castaño que llevaba un maniquí: la luna no sólo transparentaba simulacros de elegancia vestida, también podría reflejar la desnuda ordinariez, el puro egoísmo, la cruel soledad. De pronto, se le emborronó la imagen igual que si el cristal hubiera sido empañado por su aliento. Hacía demasiado calor, y los ojos de Santiago estaban saturados de lágrimas en el ocaso de una tarde de verano cuya luz adquirió un reflejo de almíbar. Hasta que lo devoró la noche con su insaciable apetito.

Acogido a la indiferencia con que el mundo lo obsequió desde siempre, deslizándose en la oscuridad, permaneció allí un buen rato mientras los hombres proseguían su trajín silencioso. Las luces del escaparate brillaban como una atracción rutilante, especial. Del trasiego de bultos habían pasado al transporte de cajas. A Santiago le fustigó la sangre en una sien cuando vio cargar a hombros el armazón de un maniquí, miró hacia los expositores y conjeturó que no sería el único. Nadie es imprescindible, rezó entre dientes como si fuese una letanía quejumbrosa, ya nadie lo es, rígido y pétreo como una estatua de sal. No pensó o dijo nada más, insensible al bramor traqueteante del camión cuando se puso en marcha.


Tres días después, una radio encendida declamaba la desaparición de Santiago Fidalgo. Intoxicado por el dulce veneno del sopor, Ciro bostezó, se dio la vuelta y continuó durmiendo. Aún le quedaban varias vidas en la recámara.



JOSCRIPT, haciendo las maletas.
Ref: Lía puesto el 28/7/99 18:59
JOS, emocionante... emocionante....tanto que sigo emocionada. Es un placer leerte. Me intrigas mucho....
Ref: Lía puesto el 28/7/99 19:02
Hace pensar, si, y mucho.
Ref: Lía puesto el 28/7/99 19:06
Buenas vacaciones, JOS, pero no dejes de escribir.
Ref: yoi a Lía puesto el 28/7/99 19:17
¿ estás por ahí ?
Ref: tamy a yoi puesto el 28/7/99 20:21
¿ y tú?
vaya laberinto...:D:D:D
Ref: a yoi... puesto el 28/7/99 20:25
...ya ni sé por dónde te he enviado la última
entrega de la "intriga" del último saturday nigth :D:D:D:D
Venga...díme algo pa que me pueda ir al súper tranquila...
Tamy...esperando noticias
Ref: puesto el 28/7/99 20:30
Los que preguntais ¿Dónde estais?
irc.teleline #la_plaza
Ref: tamy...que no espera más puesto el 28/7/99 20:36
...a yoi
y ya me contarás
y si no llegó
completito me lo dices
y si no me lo dices...
¡te lo envío otra vez!
o sea que
tú mismo... :)))
Ref: DAJO para 28/7/99 13:35 puesto el 28/7/99 20:45
¡Naturalmente, las raices! :-D
Ref: DAJO para JOSCRIPT puesto el 28/7/99 20:46
Un honor ser receptor privilegiado de una historia tan llena de esperanza. En ciertos aspectos, me ha recordado “Todos los nombres”, de Saramago, obra que de paso ya le recomiendo para que le acompañe en ese viaje que va a iniciar. En cuanto a vernos, hace apenas unas horas hablábamos de eso señores y damas tan entrañables como Arantxa, Elizabeth, Mackay, Mar y Luna, Poly, Redrose y este humilde admirador suyo. Seguro que el Azar estará de parte nuestra allá por el mes de septiembre. Un abrazo, que yo también me marcho pronto de viajecito...
Ref: yoi a Tamy puesto el 28/7/99 21:07
Me fuí con los enanos a la pisci ...
Ahora he vuelto.
A ver si nos vemos esta noche ...
Ref: yoi a todos los demás puesto el 28/7/99 21:09
¡¡ Buenas tardes !!!
Que aunque no se os conteste, se os lee ...
Besotes y abrazotes ...
Ref: Fauco puesto el 28/7/99 23:33
Buenas noches a todos los parquianos
Ref: Fauco puesto el 28/7/99 23:52
Si hay algo que me gusta del parque es que se disfruta de la libertad de expresión,aunque desgraciadamente algunos la usen de un modo incorrecto simplemente para llamar la atención(Tomese como ejemplo a "Albañil" y sus extensas clases de albañileria,y tambien a un antiguo navegante que no se si seguira por estos mundos llamado Satan al que muchos recordaran y no como un gran tipo).Por ello,me veo en el derecho de exponeros a continuación la "Netiquete",o código de conducta de Internet. Alla va

-----La etiqueta en Internet.-----
Internet, al contrario de lo que mucha gente cree, no es una red, sino un gran conjunto de ellas. Extendida por todo el mundo,y muy en boga últimamente, es quizá el mejor medio para conseguir información, charlar, conocer gente, ... Básicamente una red está formada por ordenadores. Pero, ¿ qué es un ordenador ? En algún sitio leí una definición, que es la que más se ajusta: "Una caja que sigue planes ". No son los ordenadores (máquinas no-sintientes) los que hacen de Internet un hecho humano, sino lo que hay detrás del ordenador (y no me refiero a la pared). ¿ Qué es lo que da vida a la red? Las personas humanas, que tenemos las cualidades de pensar y sentir, al contrario que una computadora. El problema es que no hay un contacto físico entre la gente que integra la red; y al estar ésta dispersa por casi todo el planeta, la diversidad de culturas - esto es, el fondo de conocimientos y tradiciones de cada persona o pueblo - es enorme. Cada uno está acostumbrado a su tierra natal, y al no salir de casa - no sentirse físicamente como un elemento extraño en otro lugar que no es el suyo -,podemos cometer pequeños "errores" de trato con la gente - y sin movernos de casa -. Para ello está NETTIQUETE: el manual de comportamiento correcto en Internet. Siguiendo sus pautas nos ahorraremos más de un "susto". 1.- No debemos desafiar a nadie. Podremos ver en diversos grupos de News, gente de diferentes creencias u opiniones que diga que vamos a ir al infierno o que nuestra vida es sumamente desdichada; gente que adora a no se sabe que tipo de "vida" extraterrestre, supuestamente superior a la nuestra, ... De momento (que yo sepa) nadie ha podido hacer cambiar de opinión a nadie por la red. 2.- Evitar los enfrentamientos: Agravios, insultos, improperios ... que son corrientes en la red,especialmente en los canales IRC. Para evitarlos, siga estos cuatro consejos ... - Lo primero es ser cortés, y no utilizar expresiones coloquiales. Por ejemplo, no sería nettiqueticamente correcto decir... " Los OVNIS no existen; está claro que el único planeta donde hay vida es en la Tierra, y el que crea lo contrario que lo diga y le meto un virus ". Siempre será mejor ... " En mi opinión..." (que podremos abreviar como IMHO - In my humble opinion) Sobre todo, nada de utilizar expresiones soez (palabrotas pa'los amigos). Otro "acrónimo" utilizado en la red es YMMV. Su significado aproximado - your mileage may vary - sería "tú puedes tener una opinión diferente de la mía ". Ahora,esto suponiendo que hablemos en Inglés ... Si hablamos en castellano ... mejor dejar esto aparte; especialmente si estamos en un canal de IRC latino, donde la gente puede molestarse si hablamos en otro idioma que no sea el castellano. Y aprovecho para decir que, hay algunas cosas que no están bien vistas en los IRC: Hacer un "Finger" o un "UserInfo". - Escribir en mayúsculas (equivale a gritar). - Hacer "flood" (flood en inglés es inundación). Su traducción ... no escribir todo el rato lo mismo, contínuamente. Lo único que conseguirás es que te echen del canal, o ignoren tus mensajes (con el comando /IGNORE). - Y además, procura no salirte del tema que se de en el canal, y estate atento a lo que digan; pues es de pésima educación que se estén dirigiendo a uno, y no estemos haciendo caso por estar atendiendo a otra cosa. - Cuando te conectes a un canal, especialmente si es la primera vez que lo haces, lo primero es saludar a todo el mundo.El comando /ME es una buena opción. En el manual "original", aparecen dos acrónimos cliché, que dicho sea de paso, no había visto en mi vida. Aún así los incluyo por si hay algún forofo del Inglés: BTW (by The Way) = Dicho sea de paso que ... FWIW (for what is worth) = Para lo que es mejor ... - Pedir disculpas y asumir las equivocaciones. Esto es importante, cuando nos hemos pasado, o hemos molestado a alguien. Hablando se entiende la gente ... y es que cuando se agotan las palabras, rebrillan las armas y se inicia la violencia. Una vez perdonados, no hay que ser pesados ni cargantes, y olvidarse del tema. No hay que pasarse el resto de nuestra vida pidiendo perdón. - Antes de mandar un mensaje a algún grupo que no conozca, lea y relea todo. Un comentario mal hecho por desconocimiento, puede atraer sobre usted todo la ironía o la ira de un grupo. Y es que, a la gente de la red no le gustan los listillos. - Nunca pretenda aparentar ser (aunque lo sea) mejor que los líderes del grupo. Me refiero con líderes, a aquellas personas que se han ganado, a lo largo del tiempo, el merecido respeto y reconocimiento del resto de las personas del grupo. Alardear no sirve para nada más que nos tomen por idiotas e insoportables, y ganarse la hostilidad del grupo. " El movimiento se demuestra andando ", así que mejor que alardear, actúe, ayude, colabore con el grupo. Pero recuerde que "Zamora, no se hizo en una hora" (ni tampoco en dos). La humildad es una cualidad necesaria en la red. Más consejos: Lo que no se debe hacer para llevarse a bien con la gente. + NO se debe incluir, en la respuesta a un mensaje, los comentarios del anterior. Es una horterada y no sienta bien al receptor. + SUPRIMA toda aquella parte del mensaje innecesaria. Deje sólo lo suficiente para que el destinatario sepa a que se le contesta; y conteste a eso: clara y concisamente. Evite dar rodeos (vaya al grano) y las repeticiones. Sobre todo, sea amable y no se burle de la ignorancia de los demás. + NO se deber RESPONDER a un mensaje SIN CITAR el ASUNTO y QUIEN envió el mensaje. Lo bueno del correo electrónico es la participación de muchos usuarios. Si no incluye esto, posiblemente la gente no sepa de que habla (ya que numerosas veces llega la respuesta antes que la pregunta). ¿ No es cierto,Santi ? + NO se OLVIDE de RELLENAR el SUBJECT. Esto es muy elegante, y cómodo para el receptor. Uno de los criterios usados por la gente de la red (no toda) para deshechar los mensajes que no pueden contestar cuando el correo es muy voluminoso, o cuando no hay tiempo; es suprimir aquellas cartas que llevan vacío el campo del subject (asunto).Recuerde: - Si pide o pregunta por algo ... Subject) Req: Necesito saber... - Si responde a algo ... Subject) Re: Respuesta a x por ... + NO haga preguntas del tipo ... ¿ por qué nadie habla de tal cosa? Busque, que seguro que hay algún grupo que lo hace. Si no, cree el suyo propio, o DE SU OPINIÓN sobre un tema nuevo. Pero tenga esto presente: a la gente no suele gustarle que venga alguien preguntando por qué no se habla de tal o cual cosa, cuando acaban de terminar una discusión que quizá ha durado días, acerca de ese tema. Normalmente en cada grupo, existe un fichero.FAQ (Frecuently Asked Questions) de preguntas comunes, donde se explican reglas sobre dicho grupo. Muy pocos, incluyen un fichero. RAQ (Recently Asked Questions), en donde se contestan apreguntas hechas últimamente; a modo de actualización dinámica del FAQ. + NO envié líneas con más de 70 caracteres de longitud. Tenga en cuenta que hay gente que tiene terminales que se truncan las líneas de ahí en adelante, resultando el texto enviado, un jeroglífico incompleto.Tenga en cuenta que algunos programas de correo aparentemente insertan sáltos de línea ...pero no lo hacen. Al final, lo que tenemos es una línea inmensamente grande; y mucha gente sólo puede leer las primeras palabras =:-( + Utilice los smileys para abreviar. Estas caras simbolizan expresiones y estados de ánimo mejor que cualquier frase. Además, se agradece una pequeña nota de"color". + RECUERDE QUE LOS MENSAJES EN MAYÚSCULAS SON MÁS CANSADOS DE LEER QUE LOS QUE UTILIZAN CORRECTAMENTE, MAYÚSCULAS Y MINÚSCULAS. + TamPOcO eS cÓModO LeEr lOs meNsAjES dE eStE tIPo. + Escriba el mensaje correctamente. No está escribiendo un currículum vitae, pero aun así, escriba con claridad. Haga notar los puntos y aparte. Utilice los signos de admiración e interrogación (pero recuerde de no poner punto después de una admiración o interrogación de cierre. No sólo es incorrecto gramaticalmente, sino que es una horterada). Utilice las comas adecuadamente: al menos a mí, no megusta andar descifrando lo que me han querido decir + NO se deben revelar confidencias en cartas genéricas. + NO itercepte el correo de otros (ni haga virus, ... ni todas esas cosas que huelga decir). + ASEGÚRESE del destino de sus cartas. Verifique los campos To:, Cc: y Bcc: + NO exprese deseos que no desea ver cumplidos. Por ejemplo: " Ese programa es muy caro, pero me gustaría tener uno". + Utilice los modos POTENCIAL y SUBJUNTIVO para realizar peticiones: no sea tan directo. Ejemplo: Por favor, dime como se hace tal cosa. =) Esto estaría bien si conocemos muy bien al destinatario. Por favor, sería tan amable de decirme como se hace ... Me gustaría que, por favor, me indicara como ... Quisiera preguntarle si sabe usted como .... Estas tres son muy adecuadas cuando hablamos con alguien a quien no conocemos. Por supuesto, nada de poner ... Oye, K-pullo, ya me estás diciendo como se hace ... si no quieres que ... + NO amenace a nadie para que le conteste o le ayude. + HÁGASE CARGO de que no todo el mundo tiene la habilidad de distinguir la suave e inocente ironía de la burla. Además, hay a quien incluso la menor ironía le irrita. Tenga cuidado. + Utilize comillas, asteriscos y mayúsculas para imitar las cursivas, negritas ... Recuerde que no nos están oyendo ni viendo.Ej: " Querido amigo pepe: En tu anterior carta decías que tu ordenador es un poco "malo". Aun así, tienes de sobra para lo que necesitas. Recuerda ese dicho latino, el *vivire parvo*." Los smileys también son muy adecuados (pero no queramos inventar la morcilla frita porque ya cada uno tiene su valor "asignado". + NO envíe mensajes que digan sólo: Yo también. ¡¡¡¡ Aaaarghhh !!!! + Y la más importante de todas: Siga casi todas las reglas anteriores. Y hasta aquí hemos llegado. Nada + x hoy, amigos. Recuerda que esta no es, ni mucho -, la úniK guía netiquette de la tierra.