Ref: Sobre la tragedia griega. puesto el 25/2/99 0:05
Y II PARTE : Al principio, lo héroes trágicos se rebelan contra el designio de los dioses, pero a través de esa experiencia patética aprenden a someterse, con una conmovedora grandeza de ánimo, a las leyes de la fatalidad. En una primera etapa, la tragedia ( cuyas representaciones, que formaban parte de las fiestas dionisíacas, eran sufragadas por el estado ) perseguía ante todo objetivos pedagógicos : quería educar a los espectadores en la existencia de que la vida humana está sujeta a la muerte y, a través de esa experiencia violenta ( la catarsis ) de ver ese hecho representado en escena, purificarlos del miedo. Con Sófocles, la tragedia alcanzó una nueva grandeza, porque sus personajes no son ya ideas abstractas sobre el destino, sino hombres dotados de una psicología compleja y contradictoria, como en Edipo rey. Con Eurípides, el centro del conflicto se desplaza, para humanizarse : la voluntad de los dioses importa menos que el juego trágico de las pasiones y las acciones humanas.

*** TIBERIO. MCMXCIX. ***
Ref: A TVR de Pálpito puesto el 25/2/99 9:20
¿Va bien mañana por la tarde-noche?. Espero llamadita telefónica para concretar.

...Y beinvenido a estos lares. (:DDDDDD.
Ref: Ráscame la espalda puesto el 25/2/99 9:20
Antonio Pérez se apeó ante la portería de su hermana. El transportista le seguía a corta distancia. Por el camino, el policía le había dicho lo que necesitaba de él. Sólo transportar un bulto del que debían desprenderse en una fábrica química, y tal vez, abrir alguna puerta con mucho tacto. Por el trabajo, habían acordado que Joaquín cobraría doscientas mil, cosa que le agudizó el sentido comercial. La noche había sido muy escasa en sus raterías, pero ahora prometía mejorar. Lo malo era que desconocía el tipo de transporte que debía llevar y su olfato de chorizo le advertía que de haberse negado, Antonio le habría ofrecido más dinero. Pero no quería tentar a la suerte. Era consciente de que su vida pendía de un hilo, y no convenía soliviantar a la bestia que su ex amante llevaba dentro. Haría lo que se le pedía y cobraría ese dinero que le llovía del cielo. Entraron en el edificio. Joaquín miró la portería mal iluminada, vieja y despintada. Le recordó a aquella primera vez...

Nunca antes había estado con una mujer, pero debía intentarlo antes de declararse gay. Tampoco había estado con ningún hombre, y por su sentido del orden decidió probar primero con el sexo opuesto. Debía hacerlo sólo, sin testigos que pudieran declararle no apto para esa labor. Así que se puso su mejor traje y se fue a un puticlub del que había oído hablar. Por aquel entonces sus ingresos eran ínfimos, pero había ahorrado lo suficiente para poder pagarse una noche de desenfreno en aquel burdel.

Le abrió la puerta una jovencita medio desnuda, y le llevó a una salita donde una mujer entrada en años, pero bien conservada, le adjudicaría a una morena maciza y de carnes prietas para deleitar su noche. Siguió a la mujer hasta una habitación amplia con una cama redonda y espejos en las paredes y el techo. La joven se desnudó lentamente, pero él no sentía ningún tipo de atracción física por ella. Sus curvas, bien formadas, sus senos prietos, su sexo, poblado y moreno... todo en aquella mujer era perfecto, y sin embargo Joaquín seguía sin sentir ningún tipo de impulso sexual.

La joven le desnudó mientras le hablaba dulcemente, cogió su pene y lo engulló dentro de una boca sensual... Nada. Joaquín se sentía muerto de cintura para abajo. Intentó acariciarla, pero sus manos se resistían a tocar un solo poro de aquella joven piel. Ella besaba, chupaba, lamía, pero ninguna de sus artes logró que despertara la pasión en él. La apartó y se vistió con rapidez. Tras pagar su cuenta, salió al exterior. El aire frío de la noche le despejó, y dirigió sus pasos hasta un local de homosexuales. Allí conoció a Filípiades, su primer amante sadomasoquista, el artista de la tostadora. Tras su primera noche con él, supo que su sexualidad no era la aprobada por la mayoría de la sociedad, y que a partir de ese momento, sería algo así como un proscrito social. Pero él quería vivir conforme a sus necesidades sin huir de sí mismo.

Claro que debido a su condición de gay, se había visto obligado a un cambio radical durante el corto espacio que pasó en la cárcel. Allí uno no podía enarbolar la bandera homosexual si quería salir vivo. Así que cambió los pañuelos rojos y azules por paquetes de tabaco. Suprimió los pantalones ajustados que tanto le gustaba usar, por otros más holgados y poco provocativos, evitando que algún energúmeno se agenciara de su cuerpo sin su permiso. Y logró salir victorioso de la prueba.

Antonio llamó al timbre de la puerta de Paulina, y Carmen le abrió franqueándole el paso a los recién llegados.

Continuará...


Áuca
Ref: puesto el 25/2/99 9:46
Te espero
Ref: literato puesto el 25/2/99 11:58
(con música de tango, "...y todo a media luz...")


Je ne suis pas curieux
mais j'aimerais savoir
pourquoi les femmes blondes
ont les poils du cul noir
Ref: puesto el 25/2/99 13:24
Te espero
Ref: Támara :)) puesto el 25/2/99 13:34
Okupadíísima... con 'okupas'-amigos- en casa ;))
Haciendo de anfitriona y dejando este chismógrafo de lado...
....Esta noche contesto los emails pendientes,y....
a ver si vuelve la inspiración, que se me ha ido de vacaciones :DDD
Un beso a todos :-*
Ref: a literato puesto el 25/2/99 13:36
¿Será porque no les da el sol?
Ref: puesto el 25/2/99 15:14
¿Estás?
Ref: Ibai puesto el 25/2/99 15:47
El científico no estudia la naturaleza por la utilidad que le pueda reportar; la estudia por el gozo que le proporciona, y este gozo se debe a la belleza que hay en ella. Si la naturaleza no fuera hermosa, no valdría la pena su estudio y si no valiera la pena conocerla, la vida no merecería ser vivida. Por supuesto que no hablo aquí de aquella belleza que impresiona los sentidos, la belleza de las cualidades y apariencias; y no es que desprecie esta belleza (lejos de mí tal cosa ), pero no es esta la propia de la ciencia; yo me refiero a aquella profunda belleza que surge de la armonía del orden en sus partes y que una pura inteligencia puede captar. Sólo los grandes privilegiados saben captarla. La belleza intelectual se basta a sí misma y es por ella, más que quizá por el bien futuro de la humanidad, por lo el científico consagra su vida a un trabajo largo y difícil. Henri Poincaré. De una futura científica. IBAI.
Ref: Para un Halcón Peregrino puesto el 25/2/99 16:00
Cada vez que el mar ruge...
Cada vez que el cielo llora...
Cada vez que el viento gime...
Cada vez que la tierra zozobra...

Cada vez que el fuego quema...
Cada vez que el agua moja...
Cada vez que el frío arrecia...
Cada vez que el calor abrasa...

Cada vez que digo tu nombre...
Cada vez que veo tus ojos...

Como el viento o el mar
Como el fuego y la tierra
Como el frío abrasador,
Como el calor de invierno,
Así te quiero.

Una Orquídea
Ref: ......................... puesto el 25/2/99 22:58
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