Ref: ETílico puesto el 8/10/97 0:27
BAJO LAS TEJAS

Acurrúcate en mí,
sueña conmigo
en la penumbra de la noche
con el tiempo perdido,
llenando cada instante
en el nido,
mientras la lluvia
azota los cristales,
fría y gris,
acurrúcate conmigo.
Y serás más mía
y yo no estaré perdido.
Si no quieres ir sola
en el viaje,
acurrúcate conmigo
y taparemos el miedo
bajo las sábanas
y nos embriagaremos
de vida
y vino.

ETílico
agosto de 1986.
Ref: AAAAAANNNNKKKAAAAAAA... puesto el 8/10/97 2:01
¡¡ Hola !!. No sé si leerás esto. Permiteme primero que me disculpe ante los demás: Perdón por esta carta personal en esta sección, pero no tengo otra forma de intentarlo. Espero que me comprendais, que me disculpeis, y que llegue a su destino. ---- Sigo: Querida anka: Espero que al recibo de la presente te encuentres bien. Yo bien gracias a Dios. Ah, nó, que no era eso. ¡ Bueno !. He leido, más bien leí hace algunos días los saludos de despedida de algunos amigos. Yo llegué tarde y no me pareció bien incorporarme. Más bien no quise incorporarme. En el fondo me sentía un poco privilegiado. Pensaba. LLegará mi carta y me contestará, y así mantedremos el contacto. Pero ..., no pudo ser. El otro día, ayer, tenía efectivamente una carta, pero era mi sobre, con mi letra, con los añadidos del cartero: dirección desconocida. ---- ¿Es la nuestra una relación imposible?, ¿condenada al fracaso?. ¿Qué he hecho mal?, ¿no eramos amigos?. ¿Donde falló para que te sintiera tan lejana en nuestros últimos encuentros?. --- No sé, la verdad es que no es el sitio ni el procedimiento pero si me gustaría tener oportunidad de verlo contigo, y que me contaras ...--- Si quieres, ya sabes ... --- si nó, ahí va mi nueva dirección: yoi@lettera.skios.es. Te espero. Un beso húmedo y sensual ....
Ref: Inkrepa, The Fast. puesto el 8/10/97 3:26
PARA MALONGO Quisiera que todo se recuperase de lo destrozado que está, Destrozado está. Mi vida se ha vuelto en una lucha constante. INFOVIA = inkrepa@xarxa INTERNET= inkrepa@xarxa.net
Ref: VIERNES puesto el 8/10/97 8:36
Buenos, Buenos días, días.
Ref: ESTE A OESTE puesto el 8/10/97 9:32
Abrigo la esperanza de que el futuro sea mejor que el presente,
de que en cada minuto que depare mi existencia, sea mejor que el que dejo.
Sí no fuera así, sí en cada esquina, en cada paso dado con cuidado y en silencio,
no descubriera la hermosura de tus ojos, la calidez de tus labios, y la caricia de tu voz,
sí en cada mirada que veo, si en cada palabra que sueño,
tu no llegaras a mirar, o a decir, o a soñar,
tal vez sería la ocasión para callar, para morir, para saltar.
Este a Oeste, Norte a Sur,
mis pensamientos, corren siempre, inevitablemente hacia ti.
Y sí el silencio vence en mi corazón,
sólo un deseo vano de espera en el infinito, sólo una palabra de eterno amor.

Desde la distancia... Este a Oeste.
Ref: El Mundo Paralelo puesto el 8/10/97 10:02
La mujer enmudeció de repente. Sus ojos se contrajeron de dolor. El joven se precipitó sobre ella, en un impulso por evitar que cayera al suelo.
-. No es nada. Llevo varios días sin comer, y me duele el estómago. Pronto pasará el espasmo.-
-. Ahora mismo preparo algo. Sí estás cansada, ya me contarás luego el resto de tu historia.- La mujer negó con la cabeza.
-. No, puedo seguir. Me hace bien hablar, me ayuda a comprender mejor mis propios pensamientos, ha ordenarlos. Y necesito hacerlo.- Mientras el joven calentaba una sartén, la mujer siguió hablando.
-. Recuerdo aquella sonrisa, como ninguna. Era un joven de piel morena, y sonrisa dulce. Alguna vez, lo había visto en el camino. Pero siempre, su sonrisa era infinitamente triste. Su acento, distinto al de los demás, como si viniera de tierras muy lejanas...No llegué a tratarle mucho. Se sentaba en nuestro campamento, y contaba historias de amor y desengaño. Tal vez me faltó el valor para decirle que le comprendía, o que de algún modo, en cada una de sus historias, veía reflejados mis propios temores. Hay veces, que en este Mundo Paralelo, te reconoces a ti mismo, en un simple esbozo, en una simple sonrisa, o en el llanto más profundo. Hay veces, que logra agitarme hasta lo más hondo, mientras que otras, me siento un simple espectador de una historia que no es la mía. Pero siempre, en cada retazo, en cada imagen dibujada con la palabra, hay un Mensaje que me hace mirar las cosas desde otro ángulo.
Te aseguro que he recorrido un largo camino, creyendo que en el silencio de las cosas encontraría mis respuestas, que en el silencio del corazón, encontraría mi propia verdad. Pero no he logrado silenciar ni las cosas ,ni el corazón. Y en cada nueva historia de todos y cada uno de mis amigos, he sentido una verdad y un silencio distinto. El joven le sirvió unos huevos revueltos, que ella agradeció. Comió en silencio, y tras el café, se recostó nuevamente junto al fuego. Su sonrisa se amplió y prosiguió su relato. -.La dulce mirada de aquella mujer que ella misma se denominaba "Diosa", su sonrisa sin igual, su energía y simpatía, cada mañana, estimulaba a ese grupo de amigos en mi Mundo Paralelo. Joven y dinámica, siempre, cansada y entristecida, a veces, la "diosa", era inquieta, luchadora, cálida. Cuando la conocí, la observé largamente. Despertaba en mí recuerdos de mi misma, de esa juventud que poco a poco nos abandona. Y al abrir los ojos al nuevo día, y contemplar a mis amigos, que como yo, despertaban en un mundo incierto, siempre, la diosa, nos ofrecía un nuevo y cálido desayuno. Ella tuvo que partir de improviso, dejando un hondo vacío en el corazón de cuantos la queremos. Pero sé, que desde algún lugar, desde aquel en el que amanezca cada día, nuestro recuerdo, como el suyo en todos nosotros, permanecerá intacto.
Tras la diosa, avanzamos más despacio. El tiempo empeoraba, pero necesitaba seguir a delante. Cuando la vi, me sonreí. Su desenvoltura, sus ganas de polemizar en todo y para todo, sus constantes vapuleos a cuantos corríamos el mismo camino, su imaginación... Todo en aquella muchacha, se adivinaba auténtico. Su soltura y vitalidad, cuanto decía, su manera de animar a quienes le rodeábamos, me reconfortaron. Siempre he creído firmemente, que desde su presencia, el viejo sapo, renació. El Cisne, tuvo que nadar más deprisa para seguirla. El Alce, trotar con más ansia. La estrella, brillar con más intensidad, incluso la torre, parecía crecer en la inmensidad del firmamento. Los moradores del Mundo Paralelo, se sintieron espoleados, respondiendo a sus preguntas, entrando en las polémicas más absurdas. Pero la comunicación creció. -
Seguirá...
@@@Pálpito@@@
Ref: Para Pálpito, de Alec. puesto el 8/10/97 11:01
- ¿Cómo dices?-
García cogió el poster y lo miró por ambos lados. Era evidente. Allí no había ninguna imagen. Ni la joven ni el rastafari. Nada.
- Bueno, Smith, ¿tienes alguna explicación para ésto?
- ¡No sé qué ha podido ocurrir!¡Te lo aseguro!-
Su voz se volvía cada vez más temblorosa. Le parecía increíble que Perla estuviera allí, sentada frente a él después de tantas noches de charla con ella a través del ordenador... que hubiera recorrido cientos kilómetros para encontrarse con un individuo que escapaba de la soledad a través del teclado... y ahora él no tenía ninguna explicación para lo sucedido con el poster.
Ya te he dicho que necesitaba verlo, continuó ella, y aunque tengo poco tiempo, te explicaré el motivo. Una sucursal bancaria comunicó a la agencia de publicidad que habían retirado el cartel porque alguien lo había manipulado. Habían puesto junto a mi imagen la de un mendigo con aspecto de rastafari. Necesito saber quién es. Necesito hablar con él. ¡Y ahora tú me traes un poster en blanco! ¿No te lo habrás dejado en tu casa? ¿Podemos ir allí y lo buscas?
- Creo que es lo mejor. Vayamos a mi casa y buscaremos allí. Además me dijiste que tenías hambre y que te apetecía ducharte.
Perla hizo una llamada a través de su teléfono móvil comunicando a alguien en el otro lado que tardaría más de lo previsto. A continuación salieron del cibercafé con destino a la casa de García.
Vivía en un ático, con una inmensa terraza que ocupaba toda la extensión del solar del bloque de pisos donde vivía. Lo que más le gustaba contemplar eran los atardeceres desde aquella atalaya, sentado en su sillón de mimbre, con un libro entre las manos y el vaso de Whisky en la mesita adyacente. Demasiados atardeceres había contemplado ya en soledad, desde aquel día en que su mujer se marchó con el que él creía su mejor amigo. Quizás su destino era el de la soledad y por eso mismo no comprendía aquella jugada del azar que había llevado a Perla hasta el interior mismo de su casa y de su corazón.
- ¿Lo has encontrado ya?-
Esta vez su voz sonó dura. Perla avanzó hacia él con paso decidido. García se encontraba en una esquina de la terraza, contemplando una incipiente luna creciente remontando el filo del horizonte.
- No, no lo he encontrado porque el poster que llevé lo descolgué yo mismo de su sitio al lado del ordenador. No me explico qué ha podido suceder, pero no hay más poster que ése que ahora se ha quedado en blanco.
García se encontraba confundido. No acertaba a comprender lo que le había sucedido al cartel, y mucho menos lo que le ocurría a Perla. Sus ojos parecían incendiados en furia y su voz se le tornó desconocida. Muy diferente de aquella que intuía a través de la pantalla en tantas noches de charla y que por fín oyó en realidad hacía unos momentos en aquel café.
Repentinamente, ella sacó de su bolso un revólver y lo encañonó con decisión.
- Dime inmediatamente dónde está el poster, García.- Le ordenó sin un ápice de vacilación en su voz.
García, desconcertado, avanzó un paso hacia ella, y en ese momento sonó un disparo en el silencio de aquella noche de otoño. Quedó tendido sobre el suelo, con el corazón partido, y los ojos abiertos por aquella inesperada reacción de su amiga.
Perla también estaba confundida. Su intención no era dispararle, pero él se acercó demasiado. Demasiado cerca para un desconocido. Eso era García. En realidad no era más que un desconocido... y se acercó demasiado.
Giró sobre sus pasos y se dirigió a la habitación donde estaba el ordenador, con la esperanza de encontrar allí el ansiado poster. Media docena de ellos había colgados adornando las paredes de aquel cuarto, pero ninguno era el que buscaba.
Resolvió marcharse de allí antes de que acudiera alguien alertado por el ruido del disparo, pero no pudo reprimir el deseo de ver por última vez a aquel desconocido que un día le ofreció su amistad. Volvió a la terraza y quedó paralizada por el terror.
El cuerpo de García no se encontraba allí. En su lugar había un enorme lobo, de pelaje negro, brillante, y profundos ojos marrones que la miraban con infinita tristeza. Un estremecedor aullido rompió el silencio de aquella noche que se había vuelto repetinamente fría, helada. Antes de que el eco de aquel aullido se extinguiera, el lobo se perdió en la distancia de la oscuridad, saltando de un ático a otro... y a otro... como un espíritu herido y desbocado.
La tímida luz del amanecer fue la única compañía de un pordiosero, de una especie de rastafari, embarcando en un sucio carguero rumbo hacia mares desconocidos, rumbo hacia la soledad.
En un bolsillo de su raída chaqueta, cuidadosamente doblado, un poster con la sola imagen de una mujer de dentadura blanca y labios rojos... y en el bolso de aquella mujer, otro poster con la imagen solitaria de un indigente con gorro de rastafari y barbas trenzadas.
Ref: Oeste/Este puesto el 8/10/97 11:31
Siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii
Ref: Halcón Peregrino puesto el 8/10/97 11:48
¡Buenos días a todos/as.
Hoy es un día muy especial para mi, estoy muy contento y creo que eso es bueno, amigos en este parque he leído mucho, sobre diversos temas, todos ellos muy interesantes, pero nadie ha hablado nunca sobre las suegras, esa persona especial de la que se dice muchas cosas, bueno hoy yo les voy hablar de la mía y del GRAN CAriño, que por ella siento.

Mi suegra se está muriendo,
no es por falta de alimento
que en la cabecera tiene
los huesos de unas hormigas

A todas las suegras malas
las van a tirar al mar,
la mía, como es tan lista,
está aprendiendo a nadar.

Ayer hubo un terremoto,
murió del suto misuegra;
por eso dice el refrán:
No hay mal que por bien no venga.

a mi suegra la picó,
la picó una serpiente,
la pobrecita murió,
la pobrecita serpiente.

A mi suegra le queda
sólo un colmillo
donde cuelga mi suegro
los calzoncillos.

Bueno amigos, ahora comprendereis qué hay que tenerle cariño a las suegras o por lo menos como el que le tengo yo.
P.D Creo que en este mundo llenos de problemas, de guerras, de envidias, etc, etc, tenemos que tener tiempo para una sonrisa, eso es lo que he pretendido hoy, arrancar de vuestros labios una sonrisa, se felices.
Ref: lesbos puesto el 8/10/97 12:07
Frase del día: "En muchas ocasiones, nuestra suerte es la mala suerte de los demás". (ETIENNE REY). Dicho lo anterior, quiero decir públicamente que por segunda vez, he leido mensajes puestos a mi nombre, con los que yo no he tenido nada que ver. Si por causas ajenas a mí, alguna persona se ha sentido ofendida, humillada, maltratada, etc... ruego me perdone. Referente al personaje en cuestión que me suplanta, decirle desde aquí, que aunque nos basamos en el cachondeo y el libre albedrio, hay ciertas normas de educación que ni yo, ni tú, ni nadie estamos capacitad@s ni autorizad@s para saltárnoslas. Dicho todo esto añado que si vuelvo a ver escrito un sólo mensaje, que no lo escribiera ó escribiese yo, será esta la última vez que vuelva por aquí. MUCHAS GRACIAS A TOD@S.
Ref: lesbos puesto el 8/10/97 12:14
Frase del día: "En muchas ocasiones, nuestra suerte es la mala suerte de los demás". (ETIENNE REY). Dicho lo anterior, quiero decir públicamente que por segunda vez, he leido mensajes puestos a mi nombre, con los que yo no he tenido nada que ver. Si por causas ajenas a mí, alguna persona se ha sentido ofendida, humillada, maltratada, etc... ruego me perdone. Referente al personaje en cuestión que me suplanta, decirle desde aquí, que aunque nos basamos en el cachondeo y el libre albedrio, hay ciertas normas de educación que ni yo, ni tú, ni nadie estamos capacitad@s ni autorizad@s para saltárnoslas. Dicho todo esto añado que si vuelvo a ver escrito un sólo mensaje, que no lo escribiera ó escribiese yo, será esta la última vez que vuelva por aquí. MUCHAS GRACIAS A TOD@S.
Ref: Halcón Peregrino puesto el 8/10/97 14:38
He buscado en las estrellas y no he encontrado clases,
tan solo amigos,
amigos que saben escuchar y callar,
amigos que comprenden y callan,
amigos que callan,
amigos.

He buscado en las montañas y no he encontrado duendes,
tan solo animales,
animales que luchan por sobrevivir,
animales que se rigen por la naturaleza
animales que no traicionan
animales.

He buscado entre las flores y no he encontrado amorios,
tan solo belleza,
belleza pura y sin condicionantes,
belleza de alma y espiritu,
belleza para ofrecer al mundo,
belleza.

He buscado en los mares y no he encontrado traidores,
tan solo una familia,
de peces grandes y peces chicos,
de peces blancos y peces negros,
una familia de peces,
una familia.

He buscado en la humanidad y no he encontrado humanos,
tan solo traidores a su propia causa,
tan solo amorios de faciles noches,
tan solo confidentes y vulgares celestinas,
sin un apice de comprensión,
ni un solo amigo,
tan solo....
Desolación.
¡Lastima la vida es tan corta!

He buscado en este parque,
y he encontrado ternura,
he encontrado amistad
he encontrado palabras y sentimientos hermosos
he encontrado amigos/as,
que se abren a los demás, como un libro abierto,
he encontrado dúlzura y consideración hacia los demás
sin apenas hablarnos y conocernos
he encontrado a mi Orquídea
fuente y aroma de mi vida.

Con toda mi admiración para cada unos y unas de las personas que visitan cada día este parque.
Ref: Pálpito Analizando puesto el 8/10/97 15:22
SOBRE LOS CELOS Y OTRAS ESPECIES

Quién no se ha sentido alguna vez atacado por ese arma arrojadiza llamada celos.? En alguna ocasión , ese gusanillo estéril, nos atenaza, nos mortifica, con su voz arrolladora. Martillea nuestros sentidos, y nos provoca estados de ánimo de ansiedad, de enfado, de ira incluso, de depresión, de tristeza... Ese especímen raro e inusual, del que muchos de nosotros intentamos huir, convenciéndonos que somos más civilizados que nuestro sentir. Y sin embargo, en un momento u otro, caemos en esa trampa de sentimientos contrapuestos y poco definibles.

Tantas clases hay, como sentimientos genera. Los celos a los amigos, a los hermanos, a los amores, envidias que se intensifican de un modo irracional hacia nuestros semejantes por motivos bien distintos. Sentir envidia o celos, por el triunfo de un colega, o por que a otro, se le ha ocurrido piropear de un modo más ingenioso a nuestro amor, o simplemente por que la desconfianza ha hecho mella en nuestros sentimientos. ¿La desconfianza es la generadora de los celos, o son los celos los detonantes de la desconfianza?. ¿Son celos y envidia sinónimos?.
Y las consecuencias que conllevan los celos, son arrasadoras. A demás del estado anímico que le producen al que los siente, no podemos olvidar, el que causa en la persona hacia quien van dirigidos. A veces, alguien me ha dicho "no soy celoso", pero siempre he podido comprobar que en uno u otro ámbito, esa persona tenía un absoluto desconocimiento de sí misma, al hacer esa afirmación. Los celos son provocados por un sentido de posesión, de pertenencia, que a veces, mal interpretamos. Nadie es poseedor de otro ser humano, nadie puede poseer de un modo absoluto, el cariño, el amor, o la amistad de su semejante. Pretendérlo, sería estúpido. Y sin embargo, lo intentamos constantemente.
@@@Pálpito@@@
Ref: Para Alec de Pálpito puesto el 8/10/97 15:39
Alecsssssssssssssssssssssss... Pero niño, te los has cargado a todos. Menuda escabechina, jo!.
Al pobre Garcia, lo liquidas y lo transformas en lobo. Conviertes a la Top Model, en una prófuga asesina cibredesequilibrada. Y por último embarcas al ratafari en un barco para que se pierda por esos mundos de dios... Pero lo cierto, es que me ha gustado, en cada frase, esperaba ver como terminaba la historia. Y debo reconocer, que aunque yo lo habría enfocado de otro modo, el tuyo me ha parecido muy bueno. De todos modos, cuando me sea posible, incluiré mi modo de acabar con todos, menos sádico que el tuyo. ¿O tal vez no?. Aunque podríamos invitar a todos los Parquesianos, a terminar la historia de un modo distinto. ¿Se anima alguien?.
Ref: Mi cuento puesto el 8/10/97 17:38
«Momo», «el Patamocha» y «la Quinientos», en las primeras horas del día, hundían sus piernas en un sin fin, humeante y maloliente, de restos de comidas, hierros retorcidos, bolsas de plásticos, cascos de botellas, papeles. El cuadro lo completaba Tonita, una vieja perra callejera marrón, patas muy corta, ocico feo y puntiagudo, orejas gachas y cola entre las piernas que removía la basura y desperdicios. A lo largo de la noche precedente, como la anterior, y la anterior de la anterior, desde hacía mucho tiempo, encorvados ante sus chamizos, construidos en la falda del barranco, apenas a diez kilómetros de la ciudad dormida, parecían figuras inertes de un decorado. Extendían la vista hacia la perspectiva nocturna para contemplar la triste procesión de los camiones del Servicio Municipal de Limpieza, con las mortecinas luces de los faros alumbrando la explanada del vertedero. La quietud del vacío nocturno se rompía por el estruendo acompasado de los volquetes, vaciando las jorobas redondeadas de los vehículos. Aquel era su paraíso, su habitat voluntario, su única fuente de subsistencia, rodeados de ratas, humos y malos olores. Al contrario que en otros países, principalmente sudamericanos, aquí no existía masificación de personas que buscan un medio de vida en los restos de los almacenes humanos de las grandes ciudades. Estaban sólo ellos tres, y la perra, dispuestos a no dejar a nadie más. Se habían instalado como habían podido. II «La Quinientos», siempre triste, con su pelo teñido de rubio, sus incipientes pechos, hormonados en épocas de esplendor, fue el primero en horadar la montaña para crear un habitáculo de apenas seis metros cuadrados. Construyó, con restos de maderas, un pequeño patio delantero y lo cubrió de cartón y telas. Se sentía afortunado al poseer aquel trozo de estancia. Tonina le pertenecía. La encontró herida y ensangrentada tras ser atropellada por un camión. Pasó mucho tiempo prodigandole cuidados, con pocas esperanzas de salvanción. El lugar y los medios de cura eran los menos adecuados, pero, no se sabe por qué designio, se salvó. La hizo su amiga, compañera y confidente muda de sus estados emocionales. Luego llegó «Momo», rudo, distante, alto, pendenciero y borrachín, muy parco en palabras, propinó una severa paliza a la «Quinientos» por sus continuas insinuaciones y sus gestos afeminados. Hizo su propia cueva, muy cerca de la primera, con los mismos materiales. El último en llegar fue el «Patamocha». Había salido de la cárcel. En pocos días, gastó el dinero que el funcionario le entregó por los trabajos realizados tras las rejas. Fueron muchas puertas y ventanas, ataúdes, sillas y un sin fin de cosas en la carpintería, asi como balones y cestas de mimbre en las salas de manualidades. No tenía familia, amigos ni conocidos a los que solicitar ayuda. Tampoco era de los que la solicitaran. Momo le vio una mañana, arrastrando su pierna izquierda, tiesa como un palo, en lo montículos de basura, buscando como él y su ya compañero, la Quinientos, cualquier cosa que les proporcionara algo de dinero, o alimento desechado por los perros, que llevarse a la boca. El trago de vino del envase de cartón que le ofreció el visitante, le granjearon sus simpatías. Se quedó e instaló en otra cueva junto a Momo. De esto hacía ya al menos seis meses o lo que era lo mismo, quince o veinte metros menos del nivel del vertedero. ¡Cómo se transformaba aquello! Cada día, el paisaje era diferente, al menos hacia el fondo. Para ninguno de los tres existía el tiempo, sólo los metros que se perdían de barranco, rellenados de desperdicios. Vacías sus cabezas, vagaban, como alma en pena, por el lago de inmundicias que formaban aquellos terrenos maloliente, considerándolos de su entera propiedad. Jamás nadie sabrá las causas o decisión que les había conducido a esta situación límite. Lloraban, eso sí, de hambre y soledad de la mañana a la noche, con crudeza, para sus adentro, procurando ser los más fuertes ante los otros. El mundo que abandonaron o que les abandonó a ellos en un instante o momento de desesperación o derrota, quedaba muy atrás, escondido en sus almas. Ni ellos, ni la sociedad, se preocupaban por saber quiénes eran, que pensaban o qué esperaban. Dedicaban sus días sin mañana, y sin noche, a una realidad, muy triste en su situación, vivir peor que animales. III Con las primeras luces, bajaron con sus pinchos alargados. Hacía frío. En la ladera se notaba una leve brisa que mitigaba los malos olores. Patamocha ensartó un viejo colchón, lanzándolo a un lado , para dejar al descubierto varias bolsas negras, agrupadas como los huevos de un ave. Momo abrió una dejando caer al suelo varios libros con sus lomos sucios y envejecidos. La Quinientos se agachó para coger uno grueso, con pastas marrones y filigranas de oro, sucias y envejecidas, en la portada. Lo abrió con mimo, dejando que unos billetes se desprendieran del interior de las hojas. Los tres se lanzaron sobre la presa. Tonita, sobre un monticulo, alzaba su fea cara lanzado unos breves ladridos, como dando a entender que se divertía con aquél espectáculo. Una suerte inesperada les mostraba su belleza. Muchos otros libros tenían en su interior sobres con más y más billetes. Recogieron el mana, lo arrugaron, lo estiraron, lanzaron al aire y dejaron caer al suelo, entre risas, llantos y alaridos. - Iremos a la ciudad, para disfrutarlo- decía «Patamocha» al tiempo que contaba, como había visto hacer a los cajeros de los bancos, el lote que llegó a reunir. - Si, pero hay que guardar el secreto. El que lo ha perdido, estará muy preocupado, deseará recuperarlo, y vendrán aquí, al basurero. - Momo tiene razón.- Afirmó el afeminado, llamando a la perra- "Pss" !Ven Tonina¡. Tu tampoco dirás nada. ¿Eh? - Entonces, gastemos algo, enterramos lo demás, y seguimos como si nada. Si vienen los camioneros, o los del Servicio, ninguno de nosotros sabrá nada. ¿De acuerdo?. - Por mi parte, de acuerdo Momo. Ya sabes que las mujeres somos muy reservadas. - Ya está este con sus dichosas mariconadas, Por la mía también estoy de acuerdo, pero no olvidemos que algo tendremos que comprar. - Eso está hecho. Iré con la Quinientos para aprovisionarnos de comida y bebida. La Fiesta duró todo el día. Reunidos en la puerta de la barraca de Momo dieron cuenta de más de una decena de botellas de vino. Apenas comieron, dejando latas, pan tierno y diversas frutas esparcidas por el suelo. Tonina giraba una y otra vez sobre sus patas, olisqueando aquellos productos, sin atreverse a probarlos, quizas considerandolos malos al estar acostaumbrada a las inmundicias. Momo lanzaba las botellas vacias terraplen abajo. Estaba borracho pero mantenía a la perfección su verticalidad. En sus palabras si se notaba la ebriedad. - Tu, Quinientos. -Dijo- ¿Qué harías, si en total tenemos dos, tres o muchos más, millones de pesetas? - Pues, ¿La verdad, la verdad? Pagaría a, uno tras otro, todos los chaperos que pululan alrededor del Teatro hasta que me dejaran el culo como un bebedero de patos. Vamos, que lo que no me dais vosotros me lo iba a proporcionar el dinero. - Eres una guarra maricona, enfermiza, que apenas puedes hablar de lo borracho que estas. Y tú, Patamocha ¿Irías también al Teatro? - Cuidadito Momo, que yo no soy ese, ni tampoco patino como él. - Tienes razón, perdona. ¿Qué harías? - Lo guardaría en mi cueva. Mi vida no cambiaría. Lo que hay por fuera ya no me interesa. Tendría que ser una cantidad muy importante para poder enderezar mi vida y doblar mi pierna. - Yo- dijo Momo- buscaría una pensión donde vivir y me bebería una bodega entera. ¿Habrá más dinero ahí abajo?. Quizás nos hemos deslumbrado y hemos dejado atrás más de lo que tenemos. - Lo miramos todo muy bien. - Si, pero puede haber más bolsas, más libros y más dinero. - ¿Eso crees? - Al menos lo deseo. ¿Vamos a verlo? - Con la borrachera que tenemos creo que no vamos a llegar, pero podemos intentarlo.. Traer dos o tres botellas del vino que queda. Sus pasos, vacilantes, marcaron una vez más el sendero formado con miles de pisadas por la escarpada pendiente, recorrida durante muchas jornadas. La perra y su inseparable estampa de fealdad, con paso corto que detenía de trecho en trecho posandose sobre sus patas traseras, les seguía a cierta distancia. Aún quedaban libros esparcidos por el suelo, y algún que otro billete arrugado. Pincharon sin ton ni son las bolsas, dejando al descubierto un sin fin de basura, pero ni rastro de libros, sobres, ni dinero. IV Agotados y dominados por el efluvio del alcohol, sin fuerzas, cayeron rendidos sobre las bolsas, con las botellas vaciadas en un peregrinar de boca en boca. La noche implacable les abrazó con su profundo manto oscuro. Solo el ruido de los volquetes, el trajinar laborioso de los roedores, y el gemir prolongado de la perra, rompía la quietud del vertedero. Un camionero ocioso lanzó una piedra al animal y Tonina huyó con el rabo entre las paatas, sin dejar de gemir y ladrar. Toneladas tras toneladas de basura cubrieron los libros extendidos, y aquellos tres cuerpos desgraciados, que tuvieron, momentos antes, los mejores instantes de ilusión de sus más que desgraciadas vidas. Nadie les echó en falta. La perra quedó sola en las tres chabolas. Los operarios de la basura aun la ven, de vez en cuando, cada vez más vieja, siempre en el mismo lugar. Cuentan que le lanzan piedras para espantarla, cuando van a saoltar su cargamento, pero regresa puntualmente, tímidamente, escarba hasta cansarse y deja caer su ocico en el hoyo con un profundo gemido. «Momo», «el Patamocha» y «la Quinientos», en las primeras horas del día, hundían sus piernas en un sin fin, humeante y maloliente, de restos de comidas, hierros retorcidos, bolsas de plásticos, cascos de botellas, papeles. El cuadro lo completaba Tonita, una vieja perra callejera marrón, patas muy corta, ocico feo y puntiagudo, orejas gachas y cola entre las piernas que removía la basura y desperdicios. A lo largo de la noche precedente, como la anterior, y la anterior de la anterior, desde hacía mucho tiempo, encorvados ante sus chamizos, construidos en la falda del barranco, apenas a diez kilómetros de la ciudad dormida, parecían figuras inertes de un decorado. Extendían la vista hacia la perspectiva nocturna para contemplar la triste procesión de los camiones del Servicio Municipal de Limpieza, con las mortecinas luces de los faros alumbrando la explanada del vertedero. La quietud del vacío nocturno se rompía por el estruendo acompasado de los volquetes, vaciando las jorobas redondeadas de los vehículos. Aquel era su paraíso, su habitat voluntario, su única fuente de subsistencia, rodeados de ratas, humos y malos olores. Al contrario que en otros países, principalmente sudamericanos, aquí no existía masificación de personas que buscan un medio de vida en los restos de los almacenes humanos de las grandes ciudades. Estaban sólo ellos tres, y la perra, dispuestos a no dejar a nadie más. Se habían instalado como habían podido. II «La Quinientos», siempre triste, con su pelo teñido de rubio, sus incipientes pechos, hormonados en épocas de esplendor, fue el primero en horadar la montaña para crear un habitáculo de apenas seis metros cuadrados. Construyó, con restos de maderas, un pequeño patio delantero y lo cubrió de cartón y telas. Se sentía afortunado al poseer aquel trozo de estancia. Tonina le pertenecía. La encontró herida y ensangrentada tras ser atropellada por un camión. Pasó mucho tiempo prodigandole cuidados, con pocas esperanzas de salvanción. El lugar y los medios de cura eran los menos adecuados, pero, no se sabe por qué designio, se salvó. La hizo su amiga, compañera y confidente muda de sus estados emocionales. Luego llegó «Momo», rudo, distante, alto, pendenciero y borrachín, muy parco en palabras, propinó una severa paliza a la «Quinientos» por sus continuas insinuaciones y sus gestos afeminados. Hizo su propia cueva, muy cerca de la primera, con los mismos materiales. El último en llegar fue el «Patamocha». Había salido de la cárcel. En pocos días, gastó el dinero que el funcionario le entregó por los trabajos realizados tras las rejas. Fueron muchas puertas y ventanas, ataúdes, sillas y un sin fin de cosas en la carpintería, asi como balones y cestas de mimbre en las salas de manualidades. No tenía familia, amigos ni conocidos a los que solicitar ayuda. Tampoco era de los que la solicitaran. Momo le vio una mañana, arrastrando su pierna izquierda, tiesa como un palo, en lo montículos de basura, buscando como él y su ya compañero, la Quinientos, cualquier cosa que les proporcionara algo de dinero, o alimento desechado por los perros, que llevarse a la boca. El trago de vino del envase de cartón que le ofreció el visitante, le granjearon sus simpatías. Se quedó e instaló en otra cueva junto a Momo. De esto hacía ya al menos seis meses o lo que era lo mismo, quince o veinte metros menos del nivel del vertedero. ¡Cómo se transformaba aquello! Cada día, el paisaje era diferente, al menos hacia el fondo. Para ninguno de los tres existía el tiempo, sólo los metros que se perdían de barranco, rellenados de desperdicios. Vacías sus cabezas, vagaban, como alma en pena, por el lago de inmundicias que formaban aquellos terrenos maloliente, considerándolos de su entera propiedad. Jamás nadie sabrá las causas o decisión que les había conducido a esta situación límite. Lloraban, eso sí, de hambre y soledad de la mañana a la noche, con crudeza, para sus adentro, procurando ser los más fuertes ante los otros. El mundo que abandonaron o que les abandonó a ellos en un instante o momento de desesperación o derrota, quedaba muy atrás, escondido en sus almas. Ni ellos, ni la sociedad, se preocupaban por saber quiénes eran, que pensaban o qué esperaban. Dedicaban sus días sin mañana, y sin noche, a una realidad, muy triste en su situación, vivir peor que animales. III Con las primeras luces, bajaron con sus pinchos alargados. Hacía frío. En la ladera se notaba una leve brisa que mitigaba los malos olores. Patamocha ensartó un viejo colchón, lanzándolo a un lado , para dejar al descubierto varias bolsas negras, agrupadas como los huevos de un ave. Momo abrió una dejando caer al suelo varios libros con sus lomos sucios y envejecidos. La Quinientos se agachó para coger uno grueso, con pastas marrones y filigranas de oro, sucias y envejecidas, en la portada. Lo abrió con mimo, dejando que unos billetes se desprendieran del interior de las hojas. Los tres se lanzaron sobre la presa. Tonita, sobre un monticulo, alzaba su fea cara lanzado unos breves ladridos, como dando a entender que se divertía con aquél espectáculo. Una suerte inesperada les mostraba su belleza. Muchos otros libros tenían en su interior sobres con más y más billetes. Recogieron el mana, lo arrugaron, lo estiraron, lanzaron al aire y dejaron caer al suelo, entre risas, llantos y alaridos. - Iremos a la ciudad, para disfrutarlo- decía «Patamocha» al tiempo que contaba, como había visto hacer a los cajeros de los bancos, el lote que llegó a reunir. - Si, pero hay que guardar el secreto. El que lo ha perdido, estará muy preocupado, deseará recuperarlo, y vendrán aquí, al basurero. - Momo tiene razón.- Afirmó el afeminado, llamando a la perra- "Pss" !Ven Tonina¡. Tu tampoco dirás nada. ¿Eh? - Entonces, gastemos algo, enterramos lo demás, y seguimos como si nada. Si vienen los camioneros, o los del Servicio, ninguno de nosotros sabrá nada. ¿De acuerdo?. - Por mi parte, de acuerdo Momo. Ya sabes que las mujeres somos muy reservadas. - Ya está este con sus dichosas mariconadas, Por la mía también estoy de acuerdo, pero no olvidemos que algo tendremos que comprar. - Eso está hecho. Iré con la Quinientos para aprovisionarnos de comida y bebida. La Fiesta duró todo el día. Reunidos en la puerta de la barraca de Momo dieron cuenta de más de una decena de botellas de vino. Apenas comieron, dejando latas, pan tierno y diversas frutas esparcidas por el suelo. Tonina giraba una y otra vez sobre sus patas, olisqueando aquellos productos, sin atreverse a probarlos, quizas considerandolos malos al estar acostaumbrada a las inmundicias. Momo lanzaba las botellas vacias terraplen abajo. Estaba borracho pero mantenía a la perfección su verticalidad. En sus palabras si se notaba la ebriedad. - Tu, Quinientos. -Dijo- ¿Qué harías, si en total tenemos dos, tres o muchos más, millones de pesetas? - Pues, ¿La verdad, la verdad? Pagaría a, uno tras otro, todos los chaperos que pululan alrededor del Teatro hasta que me dejaran el culo como un bebedero de patos. Vamos, que lo que no me dais vosotros me lo iba a proporcionar el dinero. - Eres una guarra maricona, enfermiza, que apenas puedes hablar de lo borracho que estas. Y tú, Patamocha ¿Irías también al Teatro? - Cuidadito Momo, que yo no soy ese, ni tampoco patino como él. - Tienes razón, perdona. ¿Qué harías? - Lo guardaría en mi cueva. Mi vida no cambiaría. Lo que hay por fuera ya no me interesa. Tendría que ser una cantidad muy importante para poder enderezar mi vida y doblar mi pierna. - Yo- dijo Momo- buscaría una pensión donde vivir y me bebería una bodega entera. ¿Habrá más dinero ahí abajo?. Quizás nos hemos deslumbrado y hemos dejado atrás más de lo que tenemos. - Lo miramos todo muy bien. - Si, pero puede haber más bolsas, más libros y más dinero. - ¿Eso crees? - Al menos lo deseo. ¿Vamos a verlo? - Con la borrachera que tenemos creo que no vamos a llegar, pero podemos intentarlo.. Traer dos o tres botellas del vino que queda. Sus pasos, vacilantes, marcaron una vez más el sendero formado con miles de pisadas por la escarpada pendiente, recorrida durante muchas jornadas. La perra y su inseparable estampa de fealdad, con paso corto que detenía de trecho en trecho posandose sobre sus patas traseras, les seguía a cierta distancia. Aún quedaban libros esparcidos por el suelo, y algún que otro billete arrugado. Pincharon sin ton ni son las bolsas, dejando al descubierto un sin fin de basura, pero ni rastro de libros, sobres, ni dinero. IV Agotados y dominados por el efluvio del alcohol, sin fuerzas, cayeron rendidos sobre las bolsas, con las botellas vaciadas en un peregrinar de boca en boca. La noche implacable les abrazó con su profundo manto oscuro. Solo el ruido de los volquetes, el trajinar laborioso de los roedores, y el gemir prolongado de la perra, rompía la quietud del vertedero. Un camionero ocioso lanzó una piedra al animal y Tonina huyó con el rabo entre las paatas, sin dejar de gemir y ladrar. Toneladas tras toneladas de basura cubrieron los libros extendidos, y aquellos tres cuerpos desgraciados, que tuvieron, momentos antes, los mejores instantes de ilusión de sus más que desgraciadas vidas. Nadie les echó en falta. La perra quedó sola en las tres chabolas. Los operarios de la basura aun la ven, de vez en cuando, cada vez más vieja, siempre en el mismo lugar. Cuentan que le lanzan piedras para espantarla, cuando van a saoltar su cargamento, pero regresa puntualmente, tímidamente, escarba hasta cansarse y deja caer su hocico en el hoyo con un profundo gemido. richelieu.
Ref: Para SCOTT de NUT puesto el 8/10/97 17:39
Hola amor, me ha costado volver a poner estas almas en pantalla. Quizás ha sido un sueño que minuciosamente he desmenuzado, quizás algo que tu me dijiste y en lo que tenias razón "Nut no ha muerto". Intento aceptar tu locura y la mia, desde ahí fué y es nuestro encuentro. Sin que el papel de victima lo asuma nadie, sin que nadie sea responsable o irresponsable de su momento. Es lo que es, por las razones que sea. Mi locura sigue siendo una sonrisa a corta distancia que con nostalgía provoqué para volverla grabar por si se borraba. Tu locura quién la entendiera para poderla plasmar,amar...es tu locura, solo tu en ella tienes entrada. Hoy no estaré en casa. Un cálido beso
Ref: etílico puesto el 8/10/97 19:23
LÁGRIMAS BLANCAS

Forastero desterrado
tras las ventanas de la pensión.

Madrid al atardecer
es un guirigay de tipos sin alma
Una ciudad gris, una fosa común
bajo la pesada losa de agosto.

La puta y el guardia urbano
el travestí y el camello,
el borracho y la pija...
La masa humana, silenciosa, que pasa sin ser vista
sobre las jeringuillas, los vómitos,
y las cagadas de perro...

De Sol a Gran Vía,
la calle Montera es el paseo de los muertos vivientes.
De Sol a Gran Vía:
despojos tambaleantes balbucean....no sé qué,
algo así como:"Por tres talegos te la chupo..."
Y uno siente un gran asco cuando se la lleva del esquéletico
brazo un jubilado de provincias.
De Sol a Gran Vía.

Forastero desterrado,
abandonado en un jergón
de la pensión solitaria...
VERLA:
el el techo un desconchón...
OÍRLA:
pasa una ambulancia...
OLERLA:
a alcanfor y a cerrado...
TOCARLA:
es tan inhospita esta cama...
GUSTARLA:
la boca me sabe a hiel...
Y con una toallita de papel,
limpio mis lágrimas blancas.

ETílico
Ref: Atman para Lesbos puesto el 8/10/97 19:33
¿y si el/la que te suplanta lo hiciera precisamente para intertar echarte o que te echen? ¿le vas a seguir el juego? ¡Quédate! Ya se cansará quien sea, o ya encontraremos la forma de diferenciaros...
Ref: Paracelso puesto el 8/10/97 20:33
Nostalgia de buhadilla con apaluso de cristales temblones temeroso publico de ratas. ¡Grita tu soledad! Nadie escucha, es mejor así. Tambien nadie escucha el rozar de las ramas largas del suace y es hermoso. Mas tarde, en la buhardilla cuando llegue la noche de nuevo se encenderan las luces del inmenso teatro al que asistes en tu muerte. Las estrellas del cielo.
Ref: P/Palpito/duende puesto el 8/10/97 20:57
Me encanta, sencillamente me encanta "el mundo paralelo". Con tus historias haces que el día por unos momentos, se conviertan en maravillosos. Sobre los celos. ¿quién no se ha dejado llevar por toda la maldad que en el fondo llevamos dentro? ¿quién en un momento dado no se le ocurre, las mayores atrocidades? A veces ser perversar,aunque sólo sea en nuestra cabeza, nos produce un sabor amargo,que no nos disguta.
Ref: P/Palpito/duende puesto el 8/10/97 20:57
Me encanta, sencillamente me encanta "el mundo paralelo". Con tus historias haces que el día por unos momentos, se conviertan en maravillosos. Sobre los celos. ¿quién no se ha dejado llevar por toda la maldad que en el fondo llevamos dentro? ¿quién en un momento dado no se le ocurre, las mayores atrocidades? A veces ser perversar,aunque sólo sea en nuestra cabeza, nos produce un sabor amargo,que no nos disguta.
Ref: P/Palpito/duende puesto el 8/10/97 20:57
Me encanta, sencillamente me encanta "el mundo paralelo". Con tus historias haces que el día por unos momentos, se conviertan en maravillosos. Sobre los celos. ¿quién no se ha dejado llevar por toda la maldad que en el fondo llevamos dentro? ¿quién en un momento dado no se le ocurre, las mayores atrocidades? A veces ser perversar,aunque sólo sea en nuestra cabeza, nos produce un sabor amargo,que no nos disguta.
Ref: Proxi corriendo puesto el 8/10/97 21:04
Todo el día de un sitio para otro, con inminentes cambios a la vista. Pero en medio de la tarde, la paz sosegada, azul, roja y amarilla, irrumpió en el centro de la ciudad.
****Proxi, intentando pensar sosegadamente
Ref: parque otoñal/duende puesto el 8/10/97 21:14
Las hojas parecen que quieren caer, se resisten a dejar los árboles que las sujetarón durante el verano.Así esta este parque.Parece que todos estuviramos pendientes de caer y cubrir la tierra con las hojas marrones, y que alguien al pasar les diera una patada... haciendo las volar. Y volver a caer en un lugar distinto, junto a hojas distintas. -Bueno, coño, esto no era lo que yo quería decir. A ver si me centro, "duendeeeeeeeeeeee no desvariesssssssss". Lo que queria decir, parquesianos, que podemos rescatar del día aquellas cosas que nos han hecho un poco más llevadero ese día. POr ejemplo. Hoy a mi me ha hecho un poco feliz, que mi hermano el de américa que ha venido al liber, me haya traído un regalo. También que esa secretaría de Granada,con la que he hablado a las 9h, me haya dicho"gracías prenda". La sonrisa se puedo sacar de las cosas más pequeñas.Así que a ver si me decis, que cosas tan pequeñitas os hacen reir a lo largo del día. "¡Dios mío, qué guapa estabas esta tarde cuando hablamos por teléfono"(S.Guytri) -Una cosita, haced bien los deberes que aunque yo no escriba cada día, si os leo.- (duende) Mil besos a todos.
Ref: Proxi a duende puesto el 8/10/97 21:22
Lo que me hizo feliz hoy lo he puesto a las 21:04
***Proxi haciendo los deberes por adelantado
Ref: Kelly's Heroes/Luna puesto el 8/10/97 22:30
Stellae nautae viam monstrant et ego volo dicere sententias in lingua gentis anglorum.
Ref: Los Justos de A. Camus. puesto el 8/10/97 22:36
Otra obra destacada de Albert Camus es "Los Justos" que es una obra de teatro que rememora un hecho histórico situado en la Rusia zarista de principios de siglo. La oora, más allá del contexto histórico, analiza la moral de los terroristas ya que el argumento de tal obra es el siguiente: un grupo de terroristas revolucionarios planea asesinar a un alto dignatario de la corte del zar. Pero existen discrepancias dentro del grupo porque hay quien piensa que el matar niños implicaría un rechzao de la población a la Revolución mientras que la otra parte opina que no hay que detenerse a pensar en eso porque son muchos los niños que mueren esclavizados en Rusia. Quisiera que me dierais vuestra opinión al respecto. Saludos de KELLY'S HEROES.
Ref: Proxi a kellys Heroes puesto el 8/10/97 23:27
Siempre me gustó "los justos" de Camus, es una de mis lecturas recurrentes. Me parece especialmente interesante el hecho de admitir la pena de muerte como castigo justo a su proceder. No tengo el libro a mano, pero el terrorista, reo de muerte ya, dice algo como: Si he estado a la altura de usar la violencia que la muerte corone la obra con la pureza de la idea. Siempre vuelvo a leer esta obra cuando aparace cerca una muerte ocurrida de una forma ideal para el que muere, como aparecio en el Caribe, allá por el día de San Juan.
***Próxi, recomendando la lectura de esa obra
Ref: Proxi al parque. puesto el 8/10/97 23:28
Ref: Proxi al parque. puesto el 8/10/97 23:39
Enfrascado en la lectura de los Cuadernos de Don Rigoberto, y entre una riqueza lexica exhuberante, hoy me ha llegado la siguiente frase:
De ahí que quienes actuan como cabras no tienen líderes sino cabrones.
Proxi, recomendando este tambien
Ref: ELIZABETH a DUENDE puesto el 8/10/97 23:45
El cielo azul limpísimo de esta mañana, un sol rojo asomando sobre el mar, la conversación de dos sonrientes cajeros de Banesto que me atendieron con mucho gusto media hora antes del horario de oficina, un camionero que, en medio del colosal atasco que hoy hubo en Málaga, me sonrió desde su ventanilla como si me conociera de siempre y me dijo que menuda fila de coches había, mi perro alegrándose más que nadie al verme volver a casa, el Mundo Paralelo, el regreso de Alec, tú, sonriendo por esas cosas pequeñitas... ;-)
Ref: De Mackay a Duende puesto el 8/10/97 23:45
MIS DEBERES

El momento más feliz de este día ha sido cuando a las 10:00 he leído literario y he visto vuestras propuestas: la de Pálpito y la tuya. Y también por más cosas.