Ref: Aquí estoy puesto el 27/12/96 0:02 |
No me he ido... Me he detenido a mirar como me voy esfumando de las memorias escondido detrás de mil nombres... (br) Es cierto, Red, hay que luchar y nunca bajar la guardia. ¿Pero de dónde se sacan fuerzas cuando ya el cuerpo no puede con un alma hecha jirones a fuerza de golpes?(br) Ya sabes... Con siete Ballantines con cola se curan todos los males... Así, oscura como un refresco de cola ha sido mi navidad -y el "White Christmas" erre que erre en la radio.(p) Ahora a dormir amigo, que mañana no será mejor que hoy, pero por lo menos será mañana.(p) (br) (p align=right)(font color=red)### Manu ### |
Ref: Aquí estoy puesto el 27/12/96 0:04 |
No me he ido... Me he detenido a mirar como me voy esfumando de las memorias escondido detrás de mil nombres... Es cierto, Red, hay que luchar y nunca bajar la guardia. ¿Pero de dónde se sacan fuerzas cuando ya el cuerpo no puede con un alma hecha jirones a fuerza de golpes? Ya sabes... Con siete Ballantines con cola se curan todos los males... Así, oscura como un refresco de cola ha sido mi navidad -y el "White Christmas" erre que erre en la radio. Ahora a dormir amigo, que mañana no será mejor que hoy, pero por lo menos será mañana. ### Manu ### |
Ref: JARA P/ATROX puesto el 27/12/96 4:21 |
El anciano, cansado y con el cuerpo dolorido, se alejaba de aquel montón informe de cenizas donde antes había existido aquel establecimiento que ahora, convertido en aquel negruzco amasijo de hierros retorcidos, era la más absoluta prueba de los tristes designios que para él había escrito su aciago destino. En aquel montón de humeantes escombros quedaban enterrados algo más que un inumueble, construído ladrillo a ladrillo con su propio esfuerzo y el sacrificio de tántos días de ingrato trabajo atendiendo a borrachos, alborotadores y camorristas que alteraban la paz y la tranquilidad que otros parroquianos buscaban allí, por saberla escondida en el dorado líquido al que llamaban aguardiente, y que proporcionaba a los pacíficos parroquianos que trataban de olvidar por unas horas el duro trabajo diario, buscándola en el amortiguador de emociones como era aquel brebaje, famoso en las comarcas vecinas, y del que sólo el dueño del local conocía el secreto de su fórmula, destilándolo parsimoniosamente en los alambiques que tenía en un granero cercano al local donde lo servía, con la confiada maestría de quien conoce el efecto de aquel espirituoso como reconstituyente de ánimos decaídos y de adormidera para las penas de quien no tenían más horizontes que el que se dibujaba en el fondo de su vaso, en el que veían al preciado brebaje como la recompensa anunciada de una estimulante sensación de bienestar largamente sobrevenida después de saborear varios vasos de aquel licor que les hacía olvidar todas las fatigas y sinsabores de una vida enterrada en la negrura de las minas que les daban el pobre y escaso sustento, sólo apto para malvivir en aquella existencia de marginados de la felicidad. Por ello, el anciano había soportado con cierta resignación las peleas que casi a diario se originaban en su taberna, único escape a la agresividad que ponía en aquellos hombres el efecto euforizante del aguardiante, y que disparaba el control que sobre sus emociones reprimidas tenían durante las horas en los que sólo eran negras sombras descendentes hacia la oscura boca de su infierno particular del que sacaban el preciado mineral, única forma de sobrevivir que tenían los habitantes del poblado, y que les aseguraba, en aquellos años transcurridos, la permanencia de aquellos cientos de hombres y sus familias, que de haber sido desprovistos de su única fuente de riqueza, tendrían que haber emigrado hacia tierras más promisorias, buscando un futuro más esperanzador. El anciano se volvió hacia aquel último reducto de su vida pasada, y que ahora yacía como los restos de una fogata a medio apagar. No sentía pena por lo sucedido, sino acaso una cierta liberación por poder tener el motivo último y definitivo para abandonar aquel paraje que ahore se le aparecía como la tumba de sus últimas y más preciadas esperanzas: la de conseguir averiguar el paradero de su mujer e hija, a las que hacía más de quince años que no veía, después de aquel aciago día en el que tuvo que marchar lejos de su añorado Ayunn Add, y al que sabía que no podía volver si no quería que la terrible amenaza se cunpliera. Miró hacia el largo camino que le restaba aún, perdiéndose entre las montañas, y que ahora sabía que tendría que andar para llegar al lugar donde le esperaba otro dolor mayor aún. Había sabido por los últimos habitantes que abandonaron su poblado después de la terrible invasión lo que había sucedido allí, cuando las huestes del ignominioso Chat el Terrible habían entrado a sangre y fuego, llevando la muerte y la destrucción a aquel tranquilo poblado de gentes trabajadoras que habían intentado huir para escapar del horror de aquel ejército exterminador. Sabía que Atrox, su mujer e hija, habían tenido que enfrentarse al cruel destino que los había arrojado a la muerte o a la huída, porque las noticias que le llegaban por los últimos refugiados eran confusas y se hacían todo tipo de conjeturas sobre la suerte final de quienes estaban llamados a ser los libertadores y constructores del nuevo Ayunn Add del que hablaba la Profecía. El anciano sentía un enorme peso en el corazón al alejarse de aquel pueblo que había sido su refugio durante tántos años de huída, y que ahora se hab´ñia convertido también en un lugar del que debía huir, por similares peligros que cuando huyó del poblado que le vió nacer. Su destino era incierto, pues no sabía hacia dónde dirigir sus pasos. Sólo la dorada y preciada cerradura le indicaba que tenía que encontrar a la Dama Blanca única poseedora del secreto paradero de la llave rota que abriría, por fin, el anhelado y misterioso contenido del Arca Diamantina, en el que los Siete Cristales escondían en su estructura el último y definitivo designio del nuevo y renacido Ayunn Add. No sabía si podría reunirse con su mujer e hija, tan queridas para él, pero si tenía la certeza de que su última misión era encontrar el último eslabón perdido para devolver a su pueblo la grandeza y libertad que les eran anunciadas. El corazón le latía fuertemente cuando, a su espalda,las últimas y desdibujadas siluetas de las casas de aquel poblado en el que había ocultado su desdicha se iban desdibujando en la distancia... A. Alexandre (JARA) PD: La historia es de todos y para todos. ¿Quién se anima a continuarla? |
Ref: DAJO puesto el 27/12/96 13:22 |
Dios mío, JARA, hasta qué horas aguantasss. Mira, yo casi había pensado en abandonar, pero aunque sólo quedemos los dos, ACABAREMOS LA HISTORIA. Siempre es un placer leerte. Por cierto ¿a Alexandre no le falta una i? |
Ref: DAJO para ATROX puesto el 27/12/96 16:39 |
La joven clavó sus ojos en la danza hipnótica de las llamas. Su luz, cálida y fantasmal, se derramaba entre sus ropas, embrujaba los rostros, se esparcía perezosa formando un círculo a su alrededor, se enredaba entre los arbustos cercanos y moría luego, incapaz de abarcar más horizonte. "¿No es peligroso encender aquí este fuego?", preguntó. "Es posible, Alba -respondió Atrox-. Pero hay que arriesgarse: es la única forma de propiciar el conjuro". El anciano continuó con su cántico de versos ancestrales, construido con palabras de sonidos ininteligibles para ella, agitando los brazos al mismo tiempo y mirando al cielo inundado de estrellas. Allí arriba podría estar la respuesta. ………………………………………………… Se adentró unos pasos más allá de la oscuridad, hasta llegar al borde del acantilado, y desde allí creyó distinguir las luces del Valle del Lago. Los recuerdos se removieron y asaltaron ávidos su consciencia. Allí comenzó todo y allí había de acabar. Dentro de unos instantes, cuando la hora bruja cumpliera su ciclo, ella alcanzaría la mayoría de edad. Al fondo de un túnel en su memoria, podía vislumbrar el día en que los rayos del sol se adueñaron de sus ojos. Y el mundo conocido, buscando egoístamente poder, riqueza, fama e inmortalidad, se encontró cara a cara con sus peores pesadillas. En el fondo del lago había permanecido, desde los primeros días de la creación, la caja de Pandora, sellada por los dioses como tregua de paz para los mortales. Pero una vez que la ambición de las trece tribus abrió las puertas del infierno, sólo quedaba una pequeña posibilidad de evitar la destrucción total. Y esta posibilidad era ahora invocada por Atrox en un conjuro peligroso pero necesario. Hacia el sur, en alguna parte más allá del bosque, las tropas de Chat, el Terrible continuaban incansables su persecución, destruyendo y quemando cuanto se interponía en su camino. Así había ocurrido desde el día que conoció a Atrox, su valedor y maestro durante tantos años de aprendizaje. Mientras por la Tierra se desataba la crueldad, ella había vivido protegida y mimada por el anciano y por su madre. Ahora, después de 15 años en los que Atrox le había enseñado hechizos, idiomas olvidados, libros prohibidos, oráculos y toda clase de conocimiento útil para afrontar su destino, tras haber sido adiestrada para bucear en las artes adivinatorias, para desarrollar una inteligencia femenina y creativa, ahora había llegado por fin el momento de invocar la bendición de los dioses en el día en que daba fin su proceso de aprendizaje. Presentía, por otra parte, que el tiempo se iba agotando, que ya era inútil llorar por lo que podía haber sido, que tenía que encarar el futuro y forzar el pronto desenlace. Sin embargo, aún no se sentía del todo preparada: las dudas le asaltaban cada noche y un sudor frío empapaba sus sábanas cuando el sueño se apropiaba de sus pensamientos. ……………………………………………………….. "Es la hora, Alba -dijo Atrox-. Será mejor que te acerques al fuego". El anciano había trazado en el suelo, junto a la hoguera, con la sangre de un águila viva, unas líneas que se entrecruzaban y convergían en el centro de un triángulo de lados iguales. Alba reconoció el dibujo: eran los mapas de Amrad, el Sumo Chamán de Atlantis, cuyos escritos afirmaban que en ellos se encontraba el camino de la morada de los dioses. Se colocó también ella en el centro del triángulo. Miró a su madre, el gesto angustiado, la voz rota "Si no estás convencida, niña, si aún tienes dudas, mejor abandonas. No quiero perderte a ti también", las manos agarrotadas en una súplica. Alba cerró los ojos y comenzó a recitar, acompañando al anciano: ………………………………………… "DDA NUYA LED ARODECAH AL OMOC ADITSEVNI AES, DADINAMUH AL ED ONITSED LE NOC RAGRAC ARAP ADARAPERP, DADE DE AÍROYAM US ADAZNACLA, SIRI OCRA LED SOJO SOL ED AÑIN AL EUQ, SOSAP SUS ENIMULI AICNEGILETNI AL ED ZUL AL EUQ, OPMILO LED NEJAB SELEGNÁ SOL EUQ" ……………………………………………….. Luego sólo el chisporroteo del fuego sobre la madera deshacía el silencio. La noche de pronto pareció haber sido despojada de sus sonidos habituales. "Ahora es mejor que durmáis un rato -dijo Atrox; y en sus ojos, y en su voz, descubrió Alba por vez primera el rastro de la muerte acechante; ¿o tal vez sólo cansancio y abatimiento?-. Yo completaré el ritual y velaré hasta el amanecer. ………………………………………… Alba estaba confusa: ¿Eso había sido todo? ¿Ni un signo de haber sido escuchados, ni una señal de prodigio, ni un rayo fulminándolos por su osadía?. ¿Nada?. ¿Sólo el regreso de la canción de la montaña, el viento surcando la arboleda, la llamada de las aves nocturnas, los pasos de animales rondando el círculo de luz?. Miró a Atrox, pero éste parecía actuar conforme a una rutina ensayada cientos de veces. No quiso confesarle su decepción. Madre e hija se acostaron juntas para darse calor, la noche en la montaña siempre era fría y húmeda. Cerró los ojos y poco a poco vino el sueño arropado por la cascada voz de Atrox que, de cuando en cuando, entonaba nuevos cánticos alrededor del fuego. …………………DAJO, el cronista. |
Ref: paco y laolivia/jara/dajo puesto el 27/12/96 19:43 |
kuidao ke teneis mérito.siseñó unaplauso grande,grande.... plas,plas,plas y kintillones de plases.nosdesanimeis ke nosotros y kreo ke muschos más osleemos.lo dicho ¡plas¡ asta ke las manos echen umo.guzbai.pa MANU p.d:no sé kien eres manu,pero coñio notemacojones y tira palante.hoy como nunka antes tedeseamos kel sol talumbre sienpre.TAOTRA. |
Ref: JARA P/DAJO puesto el 27/12/96 21:16 |
Gracias, Dajo, por tu mensaje y tus amables palabras. mi enhorabuena también por tu nueva aportación a la historia que tiene toda la fuerza y belleza con las que escribes. Si, parece que somos dos únicamente los que seguimos.¿Qué pasó con Samuel y otros anteriores? Me encanta leerte, Dajo, y me gustaría poder hablar contigo en el chat algún día, aunque creo que ya, no se... Y Manu y Red Rose ¿por qué no se animan y escriben ellos, ya que veo que colanboran también en "literario"?. Si los conoces, anímales para que lo hagan y si no es así, que estas líneas le sirvan de estímulo para que retomen la historia y la continúen. Hasta siempre, Dajo, en la distancia te considero amigo estrañamente próximo. Saludos cordiales. JARA PD: NO, mi apellido se puede escribir con x o j, pero sin la i. Es otra derivación del mismo, aunque todos proceden de un mismo orígen común. |
Ref: JARA P/DAJO puesto el 27/12/96 21:18 |
Gracias, Dajo, por tu mensaje y tus amables palabras. mi enhorabuena también por tu nueva aportación a la historia que tiene toda la fuerza y belleza con las que escribes. Si, parece que somos dos únicamente los que seguimos.¿Qué pasó con Samuel y otros anteriores? Me encanta leerte, Dajo, y me gustaría poder hablar contigo en el chat algún día, aunque creo que ya, no se... Y Manu y Red Rose ¿por qué no se animan y escriben ellos, ya que veo que colanboran también en "literario"?. Si los conoces, anímales para que lo hagan y si no es así, que estas líneas le sirvan de estímulo para que retomen la historia y la continúen. Hasta siempre, Dajo, en la distancia te considero amigo estrañamente próximo. Saludos cordiales. JARA PD: NO, mi apellido se puede escribir con x o j, pero sin la i. Es otra derivación del mismo, aunque todos proceden de un mismo orígen común. |