Soy maestro y, por tanto, muchos pensarán que parte subjetiva. Y quizá sea cierto, pero es descorazonador lo que está sucediendo con la enseñanza. Los profesores, cada vez más atemorizados por la presión social y la aplicación de una reforma que en la actualidad se presenta inviable desde el punto de vista de los recursos (económicos, de personal, de instalaciones…), pronto habremos mutado hacia la versión Pentium multimedia: introduzca usted, señor inspector, el CD ROM, que lo ejecutaré hasta el último bit sin salirme un ápice del guión establecido. Lo malo es que el CD sólo contiene códigos de normas e instrucciones, a veces casuísticas (a todas luces no aplicables a otros contextos) y un apartado específico de tipología de sanciones. Si faltan 7 profesores en un centro escolar, la culpa es del director que no ha notificado las bajas, pero los padres tienen la obligación de enviar a sus hijos a clase, faltaría más, porque los niños tienen DERECHO a recibir una enseñanza de calidad, oiga. ¿Qué pretende usted, prescindir del evangelio del libro de texto? Déjese de chorradas y de innovaciones y APLIQUE las directrices en la forma y con los contenidos que otros más listos que usted han ideado. Que para eso existen los ideólogos, los investigadores que tenemos en nómina. Usted a lo suyo, maestro, que es ejecutar las instrucciones. Cada maestrillo tiene su librillo… que un teórico ha escrito para él. ¿Quién sino una maestra puede ser tan poco afortunada como para ocurrírsele mostrar ciertas diferencias entre un niño y una niña, y hacerlo de un modo "políticamente incorrecto"? Sólo faltaba que, encima, otro niño le besara en la cara. Por favor, señora, que una niña de cinco años tiene que ir a la playa con biquini y nadie puede desnudarse delante de ella. Si quiere, desnúdese usted, maestra, que para eso le pagan y para eso tiene el trabajo fijo. Y encima quiere que le suban el sueldo ¿no te fastidia?. Lo lamentable de todo esto es que los medios de comunicación, y por tanto la sociedad, ya han juzgado a esta profesora. Los titulares de los periódicos y noticiarios de radio y televisión han dictado ya sentencia: una maestra desnuda a dos niños para mostrar la diferencia de sexos. No importa que falten algunos detalles por aclarar, o que los motivos de unos y otros no parezcan muy claros. Iñaki Gabilondo, desde la radio, añadía estas palabras a la noticia: esperemos que no pretenda enseñarles lo que significa homicidio. Permítanme calificar de mal periodista a quien no distingue entre lo anecdótico y lo que realmente importa. Pero claro, un titular con morbo vende mucho. Y la Administración, tan solícita para resolver los casos que salen a la luz pública, recoge el guante y se pone manos a la obra. Lo dicho: maestro, a tus zapatos. Y sin rechistar.
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