Ref: Sófocles puesto el 12/1/100 0:02 |
Que la noche os sea propicia |
Ref: Sigfrido puesto el 12/1/100 0:07 |
Buenas noches, literarios. |
Ref: De Mackay a TODOS puesto el 12/1/100 0:11 |
Esta vez mi hermana me lo ha puesto muy difícil. Como ya he repetido montones de veces - soy poco original -, no me gusta escribir en plan romántico. Pero es que la petición era escribir un cuento sobre un beso... Después de reflexionar un poco, aquí está un relato (je, je). |
Ref: De Mackay a TODOS puesto el 12/1/100 0:12 |
EL BESO Fuera, en la calle, la luz del sol se apagaba lentamente, como la voluntad de Luis. Pensó que debía de resultar un tipo extraño, paseando sin rumbo por entre los pasillos de un centro comercial atestado de gente, sin fijarse en los escaparates, sin intención de comprar nada. No recordaba cual era la última vez que se había afeitado, o la última ocasión en que se había cambiado de ropa. El problema era que no tenía valor para quedarse solo. Sus amigos, sus compañeros habían ido muriendo uno a uno. El terror se había adueñado de su ser, y aunque daba vueltas por el recinto en aparente calma, metía las manos en los bolsillos para que nadie viese que ya no era capaz de reprimir sus temblores. La hora de cierre se iba acercando y la opresión en el pecho que ya no le abandonaba se hizo más fuerte. De vez en cuando, el corazón le daba un brinco cuando creía reconocer a aquella mujer. Alguna vez, en situaciones como aquella, la gente se había quedado mirando su rostro desencajado, pero pronto lo habían olvidado, demasiado centrados en sus ocupaciones, como toda la gente de hoy en día. Luis estaba muy cansado; ignoraba cuánto tiempo podría soportar. Había intentado defenderse contra aquello que le atenazaba, pero todos sus esfuerzos habían sido vanos. Únicamente le quedaba perderse entre la multitud, difuminar su personalidad en la masa de los habitantes de la ciudad. Era un fugitivo en su tierra. Y de pronto la vio. Una mujer morena, de hermosos rasgos, que le miraba fijamente y sonreía, que avanzaba hacía él, como cualquier otro visitante del recinto. Por un momento, con el corazón desbocado, trató de convencerse de que estaba equivocado, de que era una muchacha que se le parecía. Pero no. Luis se detuvo en seco, y se le escapó un grito ahogado. Muchos de los ya escasos caminantes se detuvieron. También lo hizo la mujer, que seguía sonriendo levemente, fijos sus ojos brillantes en los de él. Luis sólo acertó a retroceder un par de pasos. Entonces, con ternura, dijo: - Luis, cariño, ¿por qué no quieres darme un beso? Los espectadores perdieron interés en la escena; nadie quiso ayudarle, a pesar de ver sus ojos desorbitados. ¿Por qué no notaban su pánico? De pronto, empezó a gritar con desesperación, le ordenó que se alejara, y la aludida se limitó a mirarle con lástima. Algunas personas volvieron a mirarle, pero no veían más que a un hombre enloquecido y a una mujer que trataba de calmarle. ¿Por qué nadie era capaz de ver el brillo irónico de sus ojos, la forma en que les engañaba? En medio de su nerviosismo, pudo reaccionar y salió corriendo de aquel pasillo. Corrió presa de la desesperación, sin saber adonde. Cruzó la calzada como una exhalación, sin importarle que algún coche pudiera atropellarle. Huyó por los callejones; perderse entre la multitud tampoco servía de nada; sólo restaba esconderse, escapar. No supo qué fue; una losa suelta, una botella vacía, algún bote de plástico... pero su pie pisó algo en plena carrera. Se torció el tobillo y cayó al suelo, en medio de la oscuridad de una callejuela antigua y desierta, olvidada por el ayuntamiento. Quiso levantarse y continuar huyendo, pero su pierna ya no respondía. El pánico le hizo perder el control de sus actos. Se arrastró lo poco que le dejaron los temblores que invadían sus miembros. Y de pronto, se detuvo y lo reconoció. Estaba perdido. Buscó a gatas el abrigo de un portal miserable y se acurrucó contra una esquina, como un mendigo implorando calor. No supo cuanto tiempo estuvo en esa situación, calmando poco a poco sus jadeos, pero cuando notó el rumor de una persona que entraba en el callejón, los detuvo, en un intento inútil por no ser descubierto. Cuando no hubo duda de que una sombra oscura se le acercaba, empezó a sollozar y deslizó su mano para sacarse del bolsillo un amuleto con la mano temblorosa. Aquellos días de terror, de tensión, habían terminado con sus nervios. Cuando la mujer morena de ojos muy claros subió los dos escalones del portal, Luis intentó alzar ante ella el amuleto; pero sus dedos temblorosos no pudieron sostenerlo, y cayó en el suelo, con un tintineo metálico. La mujer no sonreía, y en sus ojos se adivinaba una maldad infinita. El hombre sólo era capaz de clavar unos ojos enloquecidos en los suyos. Luis había visto morir a sus compañeros de una forma espantosa. Sus amigos... Un maldito día, hacía dos meses, habían descubierto, mientras ordenaban la biblioteca de la Universidad, una estancia olvidada, llena de libros antiguos y extraños, que hablaban de seres que acechaban a la Humanidad, de razas que habrían de sobrevivir a la humana y que buscaban su perdición. Al principio no creyeron nada, pero parecía que comprobar el absurdo de las afirmaciones de los libros no iba a resultar difícil. Descubrieron horrorizados que la ciencia descrita por aquellos libros era auténtica, y decidieron actuar; se armaron de amuletos y localizaron al más próximo de aquellos seres. Pero, sin saberlo, habían desencadenado poderes que eran demasiado para unos chiquillos ignorantes. Gentes de otros pueblos más desarrollados del pasado, personas más capaces habían perecido intentando lo mismo; tendrían que haberlo olvidado todo y seguir con sus vidas. Como si le hubiese leído los pensamientos, la mujer le miró, completamente erguida. Luis se derrumbó y entre sollozos suplicó piedad; pero se hallaba ante un enemigo implacable. Con una voz hermosa y extrañamente cálida, le dijo: - Nunca quise haceros daño. No os habría molestado si me hubieseis dejado en paz. Luis se apretó contra la pared, entre temblores, lágrimas y súplicas. Y en esto, la mujer sonrió y volvió a hablar: - Bésame. Dame un beso y lo olvidarás todo. Inmovilizó a Luis con la lentitud con que sólo es posible hacerlo a una persona que ya no puede defenderse, y lentamente, acercó sus labios a los de él. Los labios de la mujer eran deliciosamente cálidos. Le besó con calma, con los ojos cerrados. Aquel beso le resultó extrañamente placentero; falsamente. Cuando la mujer se separó de él, Luis sintió que las fuerzas le abandonaban. De pronto, el callejón se había visto invadido por la niebla. Ya no podía discernir los rasgos de la mujer, que era tan solo una sombra enorme envuelta en la niebla. Y en el silencio del callejón, empezó a oír gritos de angustia, cada vez más cercanos, y gritos de rabia... Seres de pesadilla venían a llevarse su alma. |
Ref: De Mackay a TODOS puesto el 12/1/100 0:12 |
¡Hum! Creo que leído mucho a Lovecraft... |
Ref: yoi puesto el 12/1/100 0:17 |
¡ Buenas noches !! No puedo pararme a leer, pero Mac, como siempre, sólo leyendo el principio y el final se vé que tu relato promete ... ¡¡ y mucho !!! Gracias por escribir. Saludos a todos. *** yoi, con días de esos de no parar. |
Ref: de besos... puesto el 12/1/100 0:21 |
Yo sabía que existía algún libro sobre abrazos...pero ayer me encontré uno de besos; mejor dicho, me encontró él a mí, que yo no iba a eso. Os recorto algunos comentarios, por si os parecen sugerentes... "El beso más lento es algo apresurado" -Thomas Middleton- "Los besos entre marido y mujer difícilmente pueden ser pecado mortal, y la mayoría de las veces ni siquiera constituyen un pecado venial" - Palestra del clero (Publicación teológica católica, 1956)- "Los besos vienen primero, las maldiciones, después" - Proverbio mexicano- "¿Es indecente besar? Sólo si lo haces bien" - Woody Allen - "Quien al placer se consagra destruye las alas de la vida, pero quien besa el gozo cuando vuela vive en el alba de la eternidad" - William Blake (Eternity) Arga, dando las buenas noches |
Ref: Para Arga puesto el 12/1/100 0:24 |
:-{} |
Ref: puesto el 12/1/100 0:32 |
:-* (más modosito, ya ves;-) |
Ref: DRGN puesto el 12/1/100 0:32 |
Que no me analicen los besos, por favor, que nadie me los someta a examen. Maestros tiene la santa madre iglesia y algún otro hay que se pasea por aquí, pero los besos son de quien los da y para quien los recibe, no para aprobar o suspender sino para sentirlos. Déjenme en paz los besos. (Sensación me ha dao de volver al cole... y yo que pensaba que ya me había librado de Doña Clotilde...) |
Ref: puesto el 12/1/100 0:43 |
por dónde andas? :-{} |
Ref: menda puesto el 12/1/100 0:46 |
ARGA : Imagino que aparecerá en tu libro como se merece : "La española cuando besa, es que besa de verdad, y a ninguna..." Buenas noches ! |
Ref: de Arga para ... puesto el 12/1/100 0:47 |
Director(a)Regional de Genios Ninguneados Un beso para tí también, ea!;:-* que aquí analiza, enmienda la plana, sintetiza, recorta y banaliza todo aquél que le da la gana incluso algún artista ¡¡Y aún hay quien se cabrea!! |
Ref: Arga puesto el 12/1/100 0:50 |
Por aquí andaba:-) menda: Sí,sí que viene, pero como se la sabe todo el mundo...(tal vez sea un topicazo:-DDDD) |
Ref: menda puesto el 12/1/100 0:59 |
ARGA: De topicazo a tema culto a veces hay sólo un trecho muy pequeño.(la fuerza de la costumbre, la envié a Amistad) |
Ref: menda puesto el 12/1/100 1:18 | ||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
ARGA :Un beso legal nunca vale tanto como un beso robado. GUY DE MAUPASSANT Cuando la edad enfría la sangre y los placeres son cosa del pasado, el recuerdo más querido sigue siendo el último, y nuestra evocación más dulce, la
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