Esa noche, mientras que mi esposa me hacía una felación, mi cabeza estaba en la tarea que al día siguiente me esperaba, mi precioso coche necesitaba un cambio de aceite y una puesta a punto pero estaba indeciso entre ponerle aceite sintetico o del mineral, en un momento, sin saber porque un bostezo salió de mi boca y la verdad, supongo que a ella debío de parecerle un gemido porque inmediatamente solto mi sexo de entre su boca y se acostó encima de mi para con su mano introducir mi sexo en el suyo.
En ese momento dejé de pensar en el coche pero, por qué demonios me dolía cuando la penetraba, entonces me sonreí pensando que a ella tambien le hacía falta lubricación, en fin, el caso es que apreté con mis manos sus nalgas, eso algo que a lo que parecía le gustaba, y ella empezó a moverse de forma más intensa de tal forma que parecía que iba a tener un orgasmo, yo, para no tener que hacer más ejercicio tambien empecé un movimineto que yo entendía muy sensual y cuando ella gimió más fuerte yo me quedé con la rigidez propia de un orgasmo de los que hacen historia.
La verdad es que a los hombres tambien nos es fácil engañar a las mujeres y fingir un orgasmo, y yo no era la primera vez que lo hacía, aunque nunca como aquella noche había sido incluso para mi tan evidente, intenté que mi sexo mostrase una apariencia menos agrsiva y ella se quedó dormida enseguida, no hubo más palabras, ni más gestos, yo intenté abrazarla por detrás, me gustaba dormir abrazado con ella, pero de un manotazo me pregunto,,¿aún no estás satisfeho?,,¡¡ anda duermete ya!!, me día la vuelta y desaparecí en mi sueño, mi coche al día siguiente recibió una estupenda puesta a punto, la necesaria para empezar un largo viaje, un viaje del que jamás tuve que volver a regresar.
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