La democracia israelí, calificada en sus comienzos como la única existente en el Medio Oriente, parece haberse disuelto en un mortífero consenso en torno a la opción militar. Sharon, el Ejército y los partidos religiosos dictan las decisiones a tomar, predican la venganza sin límites y consagran como un dogma de fe la victoria del más fuerte.
Cuando la razón abdica y es reemplazada por el credo bélico de religiones antagónicas no puede haber paz. El actual jefe de gobierno israelí y los suyos han hecho lo posible e imposible para desterrar aquélla e imponer la lógica del ojo por ojo y diente por diente que excluye toda perspectiva de acuerdo.
Si las cosas siguen así, y nada parece indicar lo contrario, antes de completar su segundo año de mandato Sharon puede haber destruído todo lo que Rabin tardó casi treinta años en levantar mientras me sigo preguntando quien fué el promotr del atentado que acabó con su vida.
Claro que, puestos a tomar soluciones "definitivas" para la paz, propongo darle una alegría al mentecato de Bush y sugerirle el lanzamiento de una cabeza nuclear, con un ICBM o un AGM, y hacer desaparecer del mapa Jerusalem y todo el territorio colindante, de modo que quede una bonita radiación residual durante los próximos... ¿digamos 100 años? No me malinterpreteis, no se trata de matar a nadie. Antes de tirar "la" bomba habría que hacer como el ejército israelí: dar una par de pasaditas rasantes, para que todo el mundo (que pueda moverse, claro) pueda huir.
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