Ref: SOCRATES puesto el 1/3/02 0:06 |
Fue un enorme placer, Estrella Errante. |
Ref: De Tiberio... puesto el 1/3/02 0:26 |
Una de las cosas que provoca el fenómeno terrorista es el de convertir lo normal en anormal y viceversa. En este sentido, no deja de ser llamativo el enésimo escándalo protagonizado por algunos sacerdotes vascos que, haciendo gala de un cinismo sobresaliente, han permitido que sus respectivas parroquias se conviertan en lugar de acampada para los señores que apoyan y entienden a los que exterminan a los no nacionalistas y valga como ejemplo ilustrativo lo ocurrido la pasada mañana en Portugalete. Por si quedara algún resquicio de duda, una concejala batasuna ha reconocido públicamente la agran ayuda que siempre han proporcionado los clérigos vascos a la causa de la Vasconia independiente. El problema no se reduce ya a un obispo polémico, jubilado afortunadamente, que equipara a verdugos y víctimas. Esto es mucho más grave y denota un grado de perversión realmente importante. Semanas atrás, salía a la venta un libro que se titula "La Iglesia frente al terrorismo de ETA", publicado por la Biblioteca de Autores Cristianos, y que es una recopilación de todos las condenas que la Iglesia ha realizado frente a los crímenes etarras. Es penoso que estos caritativos párrocos hayan convertido dicho libro en papel mojado. www.tiberio1.nav.to *** TIBERIO. MMII *** |
Ref: puesto el 1/3/02 0:38 |
:-) |
Ref: Atman. puesto el 1/3/02 1:44 |
El caso, Tiberio, es que en la Iglesia, como en la sociedad, existen distintas sensibilidades y carismas. Cuando una persona, ya sea un cura rojo o un pobre trilero, lo pillan en "los buenos tiempos" y le apagan cigarrillos en el pene, ya sabes... y por el otro lado exactamente lo mismo. Los pastores de la iglesia no dejan de ser más que simples mortales, en algunos casos pobres trabajadores que defienden el único puesto que pueden mantener, y, en muchos casos, con menos fé que muchos de sus feligreses. Así las cosas, algún cura vasco no sería el primero en empuñar un arma. Y tal y como discurren las cosas, tal vez tampoco sea el último. En fín, queridos míos, que la realidad es mucho más miserable que las interpretaciones que de ella hacemos. |
Ref: puesto el 1/3/02 12:09 |
Te quiero. |
Ref: duende puesto el 1/3/02 12:46 |
Jo.., a mi me pasa como a Nova, tengo poco tiempo pero el hábito es el hábito... y está página se ha convertido en algo del día a día. Besos a todos y un buen fin de semana |
Ref: Alec puesto el 1/3/02 13:04 |
Y es que hay "hábitos" que el paso del tiempo no consigue borrar. Darse una vuelta por esta plaza y, aunque no se encuentre a ningún conocido (gracias, por cierto, a mis desconocidos que pueblan este lugar), saber que ha estado poco antes o que estará poco después... aunque no se vea... pero se siente... Amores, amigos, risas y complicidad... y también llantos y cristales rotos... ¿Cómo dejar de visitar, en silencio ya, este lugar? Un beso... |
Ref: Proxi al parque puesto el 1/3/02 20:01 |
Buenas tardes Y es que hoy aparecen, por su orden: Sócrates, Tiberio, la sonrisa smiley, Atman, el te quiero anónimo, Duende, Alec y la referencia continua a Nova. Los recuerdos de otros tiempos, en los que esta página corría de forma menos discontinua están anclados a muchas memorias con raíces profundas, cálidas y suaves. Yo, por mi lado, miro. Miro mucho, como los búhos, escribo poco y ando el camino buscando encontrar no se muy bien el qué. Por lo menos hoy nevó. Que ya iba siendo hora. Proxi, encendiendo la chimenea... |
Ref: Hector Siljestron puesto el 1/3/02 22:07 |
Bueno, por fin os recupero a todos, que yo, como los más veteranos, tambien gusto de entrar y recibir el aire calido de los compañeros del parque, aunque si bien es cierto qeu mi papel es mas el de regocijante mirón que colaborador meritorio. Un beso desde Murcia a todos los parquianos. |
Ref: puesto el 1/3/02 23:29 |
Apagó el cigarrillo en el vaso de whisky y se marchó. Su última amante aún dormía la borrachera de sexo y alcohol cuando por las calles vacías ya casi amanecía. No hubo beso de despedida ni habrá un abrazo de reencuentro. Esas eran las reglas. El frío de la mañana volvía a calarlo hasta los huesos como en tantas ocasiones. El frío de la soledad ya llevaba tiempo calándolo. Tampoco en esta ocasión encontró lo que buscaba. Mañana será otro día, se decía, y quizás en otra cama y en otro cuerpo habrá más suerte. Alec |