Ref: hechicero puesto el 2/12/01 0:20 |
Una noche de lluvia. Una noche viajera donde mi espíritu pierde la partida, se hace a un lado. Una más con la que me obsequia este tiempo atolondrado. Cae la lluvia sobre las cosas,,, sobre las hojas, sobre el cristal. Deja mi ventana salpicada de minúsculos océanos. La infusión humea prometiendo sabores a este loco que contempla el goteo de su vida,,, la crónica absurda de una ausencia. Llueve. hechicero. |
Ref: puesto el 2/12/01 2:48 |
:-) |
Ref: puesto el 2/12/01 3:50 |
...y yo, sin una triste copla que ofrecer... |
Ref: SOCRATES puesto el 2/12/01 8:30 |
Sentado con la guitarra entre los brazos, los dedos estáticos el manantial de las notas callado. Mis ojos te seguían, el corazón esperaba que abrieras -una vez más- en mí el surtidor de las melodías; entonces sonreistes, y se desbordó la inspiración contenida surgieron como un torrente las cadencias, el aire vibró con las cuerdas saltarinas la vida con tu risa y cantaron los silencios que habían esperado con paciencia, sin prisas... Es fácil, a tu lado, hacer música de la vida. |
Ref: Del Innombrable puesto el 2/12/01 15:49 |
jajajajajajajaja!!!! Un besazo por hacerme reir ;-) :-****** |
Ref: puesto el 2/12/01 18:00 |
Como puedes decir k mis textos son cada vez mas nerviosos, son textos antiguos (tengo un amplio repertorio), pero bueno a ver a que clavo ardiente te intentas agarrar ahora. "Lo de las "tildes" era una puntilla que esperaba" JAJAJAJAJAJAJAJAAAAAAA NO TE LO CREES NI TÚ. Sobre las tildes en las mayusculas, encontramos posiciones encotradas, dependiendo de quien hable, pero eso es demasiado profundido y se necesita algo de gramatica y fonetica... Empiezas a sonar patetico y redundante, pero bueno ya veo que te has contagiado del mamon de manu. Te escandalizas cuando digo "textos", pareces desconocer el termino, bueno ya has aprendido algo nuevo. Ademas yo no los califico de buenos, magnificos o explendorosos, solo digo que podrias aprender de ellos algo tan simple como la creatividad, pero pareces ser tan complejo (ironicamente por supuesto) que las ideas basicas no te funcionan, ese el gran fallo, "sin un buena base no podemos levantar estructuras duraderas", como dijo alguien. Tu mismo Kontinuare con mis TEXTOS |
Ref: puesto el 2/12/01 18:13 |
Érase una vez una bella hortelana que paseaba por el mercado mensual que se celebraba en su comarca. Iba de un puesto a otro, buscando una chaqueta aquí, unas botas allá, unos pimientos acullá, un apero de labranza asequible y casi sin darse cuenta, se fue acercando donde servía una anciana muy, muy arrugada que permanecía quieta detrás de una mesa vacía, sin mercancía. Su curiosidad pudo más que su prudencia y ella se quedó también parada pero por delante de la mesa, mirando de hito en hito a la mujer toda vestida de negro. Entre el bullicio que la rodeaba era verdaderamente sorprendente su quietud y su silencio, y mientras todos los demás se afanaban en colocar sus productos, ella no tenía ningún objeto visible que vender, y tampoco parecía hacer ningún intento por llamar la atención, más bien al contrario. Después de un rato de preguntarse el porqué de semejante postura, e intentando hacerse notar por aquellos dos ojos hundidos que miraban fijamente a ningún sitio, nuestra hortelana estaba a punto de darse la vuelta y desaparecer, cuando una voz cavernosa reclamó su atención: - Tengo las semillas de la planta que necesitas... X, la hortelana, no supo nunca si era la boca de la anciana la que había pronunciado la frase, pero ¿quién iba a ser si no?. A X sí que se le abrió la boca, y de qué forma: - "La planta que necesitas..., y ella qué sabe lo que necesito"-pensó para sí misma. - Sí sé lo que necesitas porque para mí eres transparente -otra vez la voz de la anciana aparentaba una seguridad temible, y X no se dio cuenta de que le había leído el pensamiento. - ¿Y de qué semillas se trata si de verdad las preciso tanto? -X quería recuperar la iniciativa en la conversación. Ahora ya con la mirada de la oscura figura recorriendo de arriba a abajo todo su cuerpo, parecía como si de repente el ambiente de algarabía y bullicio que les rodeaba se estuviera amortiguando hasta cerrarse sobre ellas mismas. - Pues verás, jovencita. Esta planta no da frutos comestibles, ni sus hojas o tallos o raíces lo son, su madera no sirve para casi nada y no tiene un porte bonito cuando es adulta, pero su influencia invisible es lo que la convierte en lo que tú necesitas -la voz tenía una mezcla de profundidad y sonoridad difícil de explicar, pero era atractiva a más no poder. X no se iba a dejar embaucar fácilmente: - Ya, pero yo soy hortelana y no veo claro cuál va a ser mi beneficio. - Bien, lo que esta planta produce no lo vas a poder vender, ni en éste, ni en ningún mercado, pero si estás cerca de ella, si la cuidas y la mimas, la riegas y la proteges de las heladas, si estás atenta a sus necesidades, ella te hará "creer en ti misma", y eso es justo lo que necesitas -otra vez el tono seguro era casi insultante. - ¿Y pretendes que te voy a pagar por algo tan poco concreto? Ja!. Ya me han timado alguna que otra vez y no voy a volver a las andadas -X quería mostrar firmeza pero su curiosidad era muy fuerte para poderla acallar con excusas. - Vamos a hacer un trato, joven orgullosa. Yo te voy a regalar una semilla y tú sólo te tienes que preocupar del cuidado del que te he hablado. Plántala en cuanto llegues a tu casa aprovechando que hoy empieza la primavera, y en seis meses me hablas de los resultados -decía la anciana mientras alargaba con su huesuda mano, un saquito diminuto de tela. - Eh,... , no estoy muy segura de que sea una buena idea, pero no voy a perder nada por probar, si acaso un par de palmos de tierra y un poco de agua. Vale, acepto pero quiero que sepas que no me creo una palabra de todo eso que has contando, y que al menos espero que la planta no sea horrorosa. - Si sigues los consejos que te he dado, eso sí, a rajatabla, conseguirás lo que te he prometido, y si no lo haces así, atente a las consecuencias. - ¡Huy, que miedo!. Las plantas son mi especialidad así que no me vengas con monsergas -X afiló su tono para amedrentar a la vieja. - Bien. Dentro de seis meses, aquí mismo. Recuerda lo que te he dicho... X cogió el saquito y se volvió a perder entre la multitud. Cuando llevaba recorridos unos cientos de pasos, decidió desandar lo andado para ver cómo la anciana embaucaba a más gente, y cuál no sería su sorpresa cuando al llegar a la altura donde antes se encontraba la mesa, encontró a un tratante de pieles poniendo su puesto a toda prisa, mientras vociferaba la bondad de sus mercancías. Preguntó al peletero y a los de los puestos de al lado, pero nadie se había percatado de la marcha de la vieja, es más, ni siquiera recordaban que allí hubiese habido alguien. Extraño suceso aquel cargado de misterio, pero el saquito era real, y la semilla negra de su interior también, así que X puso rumbo a su casa. Una vez en su cabaña rodeada de feraces tierras, buscó un recoleto lugar, y allí hizo un pequeño hoyo donde depositó la semilla. La tapó con esponjosa tierra, y acto seguido la regó abundantemente. Se quedó mirando un rato cómo la tierra absorbía ávida el agua, y sumida en sus cavilaciones volvió a sus tareas. Y paso un día..., y otro ..., y otro más, y X ni siquiera se acercó por el sitio donde había plantado la oscura semilla, hasta que una tarde vio como los pájaros, y lo que era aún más extraño, su propia perrita estaban concentrados alrededor de algo allá a lo lejos. Los pájaros siempre huían de las cabriolas de Eki, pero hoy estaban todos muy quietos, y según se fue acercando observó que tampoco se movían cuando notaron su proximidad. De la tierra donde había enterrado el presente de la anciana, estaba saliendo a una velocidad de vértigo una planta verde y lustrosa, que crecía y crecía, y que al poco rato ya le llegaba a la cintura. El atardecer daba unos reflejos irisáceos a la escena, y X no salía de su asombro. El vegetal siguió su desarrollo hasta que poco a poco se fue parando, y cuando era más o menos de la altura de ella se estancó definitivamente. Los pájaros saltaron a sus ramas y Eki decidió que era un buen sitio para regar y marcar así su territorio justo a los pies de la planta. En unos pocos minutos, casi de la nada había surgido un ser no demasiado bello, no demasiado lustroso, pero allí estaba, quieto, como mirando a su plantadora, pero sin ojos. X no durmió bien aquella noche. Sus conocimientos del campo habían sufrido un duro golpe al ver un fenómeno poco explicable pero real, y su mente trabajaba a toda presión para intentar encontrar una solución, lo que le traía agitadas pesadillas y su cama se deshacía ya sin remedio. A la mañana siguiente la planta, mejor, el arbolito seguía tal y como ella la había dejado, esto es, quieto y lustroso, como recién salido. Ahora tendría que recordar cuales eran los consejos de la anciana arrugada, que si "la riegas, y la proteges de las heladas", que si "cuidado y mimo", que si "estar atenta a sus necesidades", y entonces se conseguía algo, algo poco tangible como "creer en si misma" o cosa parecida. Bueno... Kontinuará... |
Ref: puesto el 2/12/01 18:28 |
Kontinuado.... "Sí, cultivaré esta planta con mimo, con dedicación. Estoy segura que la vieja me engañó cuando me dijo que no iba a obtener más que la convicción de no se qué. Aquí estaré todas las mañanas, tardes y noches, y vas a ser mi tesoro vegetal más preciado" -pensaba X. Y así lo hizo. Todas la mañanas le quitaba hasta el más pequeño de los pulgones, le limpiaba los salpicones del barro si había llovido, y le lustraba las hojitas una por una. Una semana..., dos..., tres..., y la planta empezó a dar sus flores. Nada del otro mundo a decir verdad, casi ni atraían a los insectos, pero algunas sí que parecieron ser fecundadas porque enseguida se cerraron sobre si mismas, y empezaron a engordar. X estaba expectante, y su pasión y su prisa era tales, que estiraba las hojitas, una por una, mañana y tarde. Cuando pasados unos meses por fin salieron unas manzanitas, la frustración y la desilusión sumieron a X en una tristeza sin límite. Y encima su vida tampoco era un campo de rosas, bueno sí, si se tienen en cuenta las espinas, porque tantas horas en la granja, tanta dedicación a sacar más y más de la tierra, había agotado no sólo el suelo, sino sus contactos con la gente. Pero eso no era todo, porque tanto dedicarse a lo externo había descuidado su interior, y la ira, el aburrimiento, el abatimiento siempre estaban presentes, y ganaban terreno día a día en su maltrecha personalidad. Durante un tiempo creyó estar bien, pero los últimos meses todo se le hacía cuesta arriba, y sentía que estaba perdiendo alguna oportunidad que no había visto pasar, y ya se sabe que la oportunidad sólo tiene pelos en la frente, y como la dejes pasar, adiós muy buenas, porque por el cogote es calva. Sumida en la desesperación no encontraba solución, ni fuera ni dentro de ella. Tanto trabajo, tanta dedicación, tanta prisa y ahora esa planta que no crecía ni un centímetro desde hacía meses, sólo daba aquellas míseras frutas, y encima sin semillas para poder plantarlas en otro sitio. Había deseado demasiado deprisa, si es que desear puede ser susceptible de velocidad, y sus expectativas se habían visto defraudadas hasta un extremo insultante. Pero nadie se reía de la orgullosa X, y montando en el brioso corcel que suele ser cólera, se dirigió al cobertizo, cogió su hacha de mano, y con los ojos inyectados en sangre, se fue presta a cobrarse sus desvelos en forma de salpicaduras de savia. Y ¡tas!, ¡tas!, en no más de dos golpes, el arbolito yacía horizontal en el suelo, justo al lado del un tocón vertical que era lo único que recordaba dónde había estado plantado. Y allí lo dejó, como para que le sirviera de autoescarmiento, por confiada, por boba, por creer en las tontas palabras de una insufrible vieja. Y sin darse cuenta se cumplieron, unas semanas después, los seis meses prescritos por la anciana. El arbolito, ya sin su ropaje verde, era un tronco muerto aún a los pies del tocón, y esa tarde, cuando estaba recogiendo los aperos de labranza y se disponía a cerrar el cobertizo, una sombra oscura cerca de donde estuvo la maldita planta, llamó su atención. Era una forma humana agachada sobre el árbol caído, y sigilosamente decidió acercarse para darle un susto de muerte a aquel ladrón de madera. Pero el patatús casi lo recibe ella, porque cuando estaba a punto de dar un empujón al desconocido, se incorporó, la miró como con ascuas encendidas en las órbitas, y una voz de trueno le espetó: - Lo has estropeado, tonta niña caprichosa. Quisiste que la planta fuera lo que tú y sólo tú querías que fuera, y como no se cumplieron los deseos de la nena, ¡zas!, hubo que cortar por lo sano. Cuando diste esos hachazos, tú creías que se los dabas a una planta, pero quiá, sin darte cuenta, estabas afirmando que sólo tus deseos eran los buenos, sólo lo que tú entendías que tenía que ser, merecía la pena y la alegría ser, y como no era así, cercenaste al arbolito, como día a día te amputas partes de ti misma. Nunca las prisas fueron buenas consejeras, pero si a las prisas unes tu propia desesperación, tendrás el sabor agrió de la derrota más tiempo del que tú crees que puedes aguantar. La anciana se agachó de nuevo, tocó el tronco y el tocón que se encogieron como por arte de magia hasta formar una oscura semilla, y ocultándola en un bolsillo se volvió a incorporar. Con voz más calmada dijo: - Tal vez nunca más tengas la oportunidad de cuidar con esmero algo, sin esperar nada a cambio, pero si algún día ocurre, espero que sepas cómo actuar. Los mejores frutos no son los que se recogen del árbol, sino esos invisibles que crecen día a día dentro de ti. Sé tú misma, aunque no quieras ser feliz... Y se alejó en silencio, casi flotando sobre el suelo, hasta perderse de vista detrás de la loma. X se quedó quieta, muy quieta. Sí, tenía la impresión de haberlo estropeado, pero no sabía el qué, ni cómo... y tal vez nunca, nadie, se lo podría explicar. (Atman; dedicado a una amiga por eso del 92. No veas, cada vez son mas nerviosos. juasjuasjuas. Lo tuyo es ojo clinico. juasjuasjuas) |
Ref: Atman puesto el 2/12/01 21:41 |
Al mentecato: Lo que me resultan "nerviosas" son tus contestaciones: te comes letras, errores de concordancia, los acentos (ortográficos, no prosódicos -sí, coge el diccionario-), las abreviaturas,... No me refería a esos cuentitos de medio pelo que te traes, y mucho menos a esos versitos infantiles (si, literalmente, sustituyes los puñales por lápices de colores, podría haberlos escrito un niño de ocho años). Pero... lo de las "tildes" ha sido "explendoroso" (de xplendor, xplendo-do-tis, ¿no?): además "encontramos posiciones encotradas" (no, si pedante no serás...) Y lo último ha sido decir que tus "textos" son creativos... ¡creativos! (¡corre, Blas, ven! que ésto no te lo crees ni tú) A ver, tontín: texto es cualquier conjunto de palabras y/o frases que tengan coherencia. Por tanto, eso que tú llamas "respuestas" no es más que texto. ... ! ... No, bueno, reconocer la coherencia de tus respuestas es un favor que no te voy a hacer. Así que... ¡tienes razón! Soy patético: estarás contento, ¿eh? Pues nada, sigue así que te estás luciendo. |
Ref: Atman. puesto el 2/12/01 21:45 |
Para que te aclares: el nivel mínimo en tus "respuestas" debiera ser el que se lee en tus "textos". Luego, tus relatos, más elaborados, debieran llegar algo más allá. Si quieres encontrar cosas bastante bien escritas sólo tienes que ehcar un vistazo a los relatos de Mackay, por ejemplo, y a tantos otros de la mayoría de la gente que anda por aquí. |