Ref: Heimdall puesto el 15/7/01 0:13
Halford: "Resurrection"


He estado escarvando, buscando en lo más hondo de mi alma
algo que me saque de este maldito bache
me he deshecho de los demonios de mi corazón
y he encontrado que después de todo, la verdad estaba conmigo desde el principio

Angel protector, elévame; sácame de este ardiente infierno
completa mi resurrección
Hijo de Judas, trae a mí los ángeles para mi venganza
resurrección, llévame a casa

Caminé hacia "la lucha" solo
pero ya no sigo esa luz satánica
e intenté mirar demasiado lejos, predecir el futuro
y en lugar de eso, lo que ví fue el camino a mi pasado

Angel protector, elévame por encima de este ardiente infierno
completa mi resurrección
Hijo de Judas, trae a mí los ángeles para mi venganza
resurrección, llévame a casa

He afrontado las cosas que hice y dije
Ya no hay ningún bastardo al que derrotar
La paz de espíritu que creía perdida
estaba justo delante mía en caminos por los que ya había pasado


Halford, enorme Halford...
Ref: Heimdall puesto el 15/7/01 0:14
Para los que conozcais la historia de Judas Priest y Halford, le encontrareis más de un sentido a la letra; aunque siempre es mejor en versión original, para eso la traducción es, como de costumbre, para qué engañarnos, traducción libre. Para los que no... bueno, para los que no, si alguien le interesa que lo diga y se lo cuento.
Un saludo.
Ref: puesto el 15/7/01 1:54
Heimdall, se te echaba de menos. Estupenda canción, de veras. Un beso de cruzhada.
Ref: Perdona que te moleste... puesto el 15/7/01 16:12
PERDONA QUE TE MOLESTE ALLA ARRIBA
- GUILLERMO FESSER
 
      ¿Está Gila? Que se ponga. De parte de un admirador. Bueno, él me conoce porque llevo un programa de todo a cien en la radio. Corchopán le dicen. Gracias, muy amable. Esto, antes de que se retire, una curiosidad que me ronda desde hace tiempo... ¿Sabe usted si los angelitos comen chuletas de cerdo? Ah, que no está autorizado... De acuerdo, espero... Naná... nananá... hazme el amooooor... aprisiónameeee...
      ¿Miguel? Hola chato, mira, perdona que te moleste ahí arriba que sé que acabas de llegar y estarás con los problemas de la mudanza. Ah, que no te has llevado mucho. Claro, lo justo: unas gafas para leer de cerca y la almohada con forma de mariposa. Lo normal. Oye, cuando te asignen un cuarto fíjate que tenga armario empotrado, que los armarios desahogan mucho, ¿eh? Y que te lo den con fondo, que ahora hacen unos armarios que por un lado te roza la chaqueta con la pared de yeso y por el otro se trituran los botones con las puertas. Y la jabonera del lavabo la exiges con agujeritos. Si... eso es, porque si no desagua se te queda la pastilla hecha un chicle y no veas lo molesto que es... De acuerdo.
 
      Oye, escúchame Miguel, que te llamo para darte las gracias antes de que se me pase. Por lo tuyo, por qué va a ser. Escúuuucha... Quiero que sepas que muchas de las sonrisas que los oyentes de Gomaespuma me achacan te las deben a ti. Con tu disco aprendí, dándole 500 vueltas en las tardes de infancia, a inventar mis reflexiones sobre la vida. Porque eso que ahora llaman monólogos y que tantos importan de la comedia norteamericana, ya lo inventaste tú, en castellano y con boina de rosca-chapa, hace más de 50 años.
 
      Tú, pequeño gran Gila, me enseñaste que el verdadero sentido del humor reside en la capacidad de reírse de uno mismo y que, pesea a lo cruentas que puedan llegar a ser las guerras, uno siempre ha de estar dispuesto a negociar con el enemigo sin perder la sonrisa.
 
      Que te tienes que ir ya... Vale, pero que lo sepas. Adiós, Miguel... Te vamos a echar de menos... ¿El verano? No, a Cullera ya no vamos. Nos hemos hecho de una ONG y así nos vamos más lejos y nos sale gratis. Sí, te dejo... Cuídate y me saludas por favor a Tono, a Mihura y a Luis Sánchez Polack. Hasta siempre, adiós.
 
NOTA: Guillermo Fesser es miembro del dúo Gomaespuma
Ref: el gran Gila puesto el 15/7/01 17:47
El comentario de Fesser a propósito de Gila, es la mejor forma de reconocer lo que este hizo en el campo del humor, en un tíempo en el que no era tan facil como ahora hacerlo. Le vamos a echar de menos. Claro que si. Nos enseñó que en todas las situaciones se puede encontrar una pizca de humor. Curiosa división, del esperpento, extraer lo humano y que el resto sea una sonrisa. Te echaremos de menos Miguel Gila. Jacko Pierce.
Ref: El hombre de la caverna puesto el 15/7/01 22:05
CAPÍTULO 3
    
    He aquí por qué unos consideran rodeada la tierra por un torbellino, y la suponen fija en el centro del mundo; otros la conciben como una ancha artesa, que tiene por base el aire; pero no se cuidan de investigar el poder que la ha colocado del modo necesario para que fuera lo mejor posible; no creen en la existencia de ningún poder divino, sino que se imaginan haber encontrado un Atlas más fuerte, más inmortal y más capaz de sostener todas las cosas. PLATÓN.
    
    
    
    El sueño se fue desvaneciendo perezosamente y, como si se resistiera a desaparecer, se mezclaba con la realidad emergente en una especie de danza insumisa, sucediéndose a sí misma ora preñada de luz, ora oscurecida con retales de ya deslavazados símbolos oníricos. La consciencia, pese a todo, acabó imponiéndose con su cadencia rítmica. Era como el sonido de una flauta. No, como la canción de un arpa. No era la primera vez que lo oía procedente del mar. Cada vez que había tormenta, emergiendo desde el silencio que precedía a cada trueno, estos sones melancólicos se erigían como telón de fondo de una melodía tan lejana, no obstante, que apenas si se detenía a pensar en ella. Y luego, algunas veces, la canción de la tormenta seguía dejándose oír sin ella, ya con el cielo azul y el mar calmo, como hoy. Pero la melodía pasó a un segundo plano, como la banda sonora de una película, cuando sus ojos repararon en los dos cuencos. Uno rebosaba de agua cristalina, fresca, pura. El otro contenía jugosa carne de tiburón, humeante aún, y una salsa deliciosa. ¿De dónde provenían? ¿Quién y cuándo llenaba los cuencos que le proporcionaban diario sustento?
    
    Una vez más buscó alguna pista que le permitiera dar respuesta a sus preguntas, pero fue en vano. A pesar de que buscó meticulosamente no encontró ningún rastro: ni huellas, ni gotas de agua que permitieran adivinar un recorrido, ni una fisura en las paredes de su celda. ¿Estaba encerrado en una celda? Por un momento elucubró acerca de esa posibilidad. Hasta el momento no se había cuestionado moralmente el hecho de su existencia. Simplemente había llegado a la conclusión de que la existencia consistía en sobrevivir acatando la rutina de cada día. Ahora, sin embargo, llegó a considerar que el mundo excedía de los límites físicos que le dibujaban sus sentidos. Y en tal caso, ¿por qué estaba él recluido en aquella caverna? ¿Tal vez había sido castigado por alguna razón que no recordaba? Descartó la hipótesis del castigo, pues nadie se ocupaba de infringirle castigo físico o psíquico. Su vida transcurría ciertamente plácida y, si se limitara a dejar transcurrir el tiempo, el fin de sus días llegaría como llegan las sombras al final de cada jornada: sin cataclismos, sin reproches, de forma natural. Algún día cerraría los ojos y ya no los volvería a abrir. ¿Seguirían, en tal caso, llenándose los cuencos cada nuevo amanecer? ¿Seguiría amaneciendo cada mañana sin él? Seguramente no. ¿O sí? ¿Habría otros mundos como el suyo en lugares tan lejanos que no podía alcanzar con su vista? Y a todo esto, ¿cómo era en realidad su mundo?
    
    Volvió al hueco enrejado de la pared. Trató de mirar qué había más abajo, cómo se unía la roca del acantilado con el agua del mar, pero fue en vano. Imaginó la marea socavando la base del acantilado. Una vez más sintió miedo. Le asaltaron imágenes del mar enfurecido arremetiendo contra la pared rocosa y haciendo desmoronarse la pared vertical sobre las aguas engulléndolo todo. ¿Realmente tenía sentido su existencia? ¿Había surgido de la nada y volvería a ella cuando la Tormenta Final acabara con su pequeño mundo? ¿Y nada más? No tenía sentido. Volvió a la hipótesis del castigo. No creía probable que hubiera sido encarcelado allí como castigo, pero cada vez veía más claro que alguien, algún ser superior, lo había ubicado allí con algún propósito concreto. ¿Y si estaba allí para ser protegido? El mundo de las ideas que había creado en su mente estaba lleno de imágenes maravillosas, pero también de horrores y espantos. Guerras, epidemias, hambrunas, asesinatos, indiferencia... Sí, él estaba a salvo de todos aquellos males. Tal vez Dios había creado un mundo diminuto sólo para él, o cientos de mundos diminutos para los mortales elegidos que habían acatado las leyes divinas, que habían llegado a un estado superior de existencia gracias a la razón científica.
    
    ¿Pero qué estaba diciendo? El mundo imaginado tenía aspectos negativos, cierto, pero contenía hechos maravillosos y, en su conjunto, era infinitamente superior a su pequeña cueva. Tanto era así que lo había imaginado como el Cielo, el lugar al que llegaría una vez abandonada la cárcel en la que estaba atrapado. Si era así, lo mejor era interpelar directamente a Dios. ¿Cómo podía encontrarlo?
    
    Analizó su situación. ¿Cuánto tiempo llevaba en aquel lugar? ¿Tres semanas? ¿Catorce meses? ¿Años? Se alimentaba según una dieta estricta, cuyos platos se iban sucediendo en ciclos periódicos, probablemente de siete días. No había tenido suficiente paciencia como para comprobar que la secuencia repetitiva coincidía con los días de la semana, pero lo intuía. Hasta el momento eso le había bastado. Ya no. Hacía sus necesidades en un agujero que había en un extremo de la cueva, a la derecha del ventanuco. Con toda probabilidad, orines y excrementos irían a parar al mar a través de una abertura en la pared vertical del acantilado. ¿Podría escapar por allí? ¿Si lograba ensanchar el agujero, podría penetrar por él hasta toparse con Dios fuera de la caverna? Mejor olvidarlo, no tenía nada con qué escarbar en la piedra. Los cuencos de comida aparecían llenos cada vez que despertaba. ¿Y si no dormía? ¿Y si hacía guardia noche tras noche, día tras día, hasta que apareciera Dios para rellenarlos?
    
    Se sintió lleno de orgullo y satisfacción. Sí, por fin había encontrado la manera de hablar con Dios. Cuando llegó la noche se acurrucó en un lugar desde el que podía contemplar las estrellas y se juró a sí mismo no cerrar los ojos hasta que vinieran a reponer los cuencos. Trazó líneas imaginarias entre los puntos luminosos del firmamento para distraerse. Allí había una serpiente. Allí un carro tirado por bueyes. Allí un escorpión...
    
    El tiempo pasaba con exasperante lentitud. La noche no parecía acabar nunca, pero por fin llegaron las primeras luces rojizas del amanecer. Se animó a sí mismo, aunque no tenía muchas esperanzas de que ese fuera el momento de encontrar a Dios. En efecto. Transcurrió la mañana, y luego el resto del día. Volvió la noche y los cuencos seguían vacíos. ¿Por dónde entrarían? No había puertas. Qué tontería. Dios no necesitaba puertas. La inquietud le invadió entonces. Dios no necesitaba puertas, en efecto, pero por la misma razón tampoco necesitaría estar físicamente presente para llenar los cuencos. No podía confiarse. Tal vez no apareciera Dios en persona. Pero en algún momento se obraría el milagro y los cuencos se llenarían de alimento. La noche se le hizo más insoportable que la anterior. Al principio venció el sueño masturbándose cada vez que se le hacía imposible mantener los ojos abiertos. Luego estaba tan exhausto, tan inapetente, que ni siquiera lograba que su sexo se mantuviera rígido. Ya no distinguía un día de otro. Había perdido la noción del tiempo. Una niebla espesa se había instalado en su mente y le impedía discernir con claridad. Creyó oír a lo lejos los ecos de una nueva tormenta. Y, con ella, la melodía arrancada a las cuerdas del arpa.
    
    Y sentía tanta, tanta sed...
    
    
    CONTINUARÁ
    
    
Dajo
Ref: DAJO para DUENDE puesto el 15/7/01 22:08
Tengo algunos problemas con mi correo electrónico. He enviado algunos emilios que no han obtenido respuesta, por ejemplo uno que te mandé al recibir el tuyo. Confírmame si te llegó o no, plis.
Ref: puesto el 15/7/01 23:49
La vida es compleja, cuando crees que el mundo se te cae y te absorve como un agujero negro, que ya nada tiene impor tancia a tu alrededor, que has perdido todo aqello por lo que has entregado tu vida, que evitas a los que quieres porque notas que les das pena e intentan consolarte...
Entonces apareces dando una vuelta por estos lugares, y lees unos mensajes en los que te sientes plenamente identificada, es mas,incluso te hacen dudar de si es tu misma historia, de si es tu historia...
No me sirve de consuelo el saber que así es la vida, que mi caso no es el único, que todo es una mentira y que las ilusiones son tan sólo eso, ilusiones.
Ref: Heimdall a... puesto el 15/7/01 23:54
En efecto, mal de muchos consuelo de tontos, pero quizás si te sirva saber que no eres la única persona que se siente de una determinada manera, eso no es alegrarse porque hay más en tu misma situación... es compañía.
Un saludo