Ref: Al pamplonica de Arga puesto el 13/8/00 0:10 |
Muy bueno tu relato, y te aseguro que no aburres, puedes continuar inmediatamente contándonos otros veranos:-) Veo que tenemos muchos puntos comunes: yo también viví mis primeros veranos al lado de una vía de tren, aunque mi madre me dice que cada vez que pasaba uno me daba unos sustos impresionantes. Claro que aquellos trenes no eran los mismos que los de Pamplona; tal vez si hubiera vivido en San Jorge o la Rochapea lo hubiera soportado mejor. Y el peor verano de mi vida también lo pasé en esa ciudad:a los alumnos de las escuelas del Alcázar (ya sabes, ahora tienen el nombre de una reina de Navarra), nos llevaron en el verano a aprender a nadar en el Club de tenis: no veas el escándalo que causó, en el año 63, mi biquini tropical: algo nunca visto por estos pagos. ¡Uf! ¡Qué vergüenza! Pero también he pasado mis mejores veranos en Pamplona, a todo se acostumbra una:-) Pues lo dicho: bienvenidos esos relatos veraniegos:-) |
Ref: Al pamplonica, otra vez puesto el 13/8/00 0:36 |
Se me olvidó otro punto en común:
Yo también nací otra noche de noviembre, aunque te puedo asegurar que no era fría en absoluto. ¡Cosas de la latitud! Otro saludo de Arga |
Ref: puesto el 13/8/00 0:55 |
... y echo yo de menos y ansiosa busco... |
Ref: Proxi al parque puesto el 13/8/00 2:09 |
Buenas noches. Llego cansado...derrotado, este verano empieza a resultar duro... Mañana por la mañana al extremo sur. Voy a una isla vecina a la tuya, Tamara y no podré conocerte.... Ahora me dormiré... |
Ref: Proxi al parque puesto el 13/8/00 7:18 |
...Y otra vez en danza... Que dura es esta vida de leñador |
Ref: A Proxi puesto el 13/8/00 9:54 |
(A ver si aún estás por aquí :) Si me dijeras cuál, al menos me podría hacer una idea del alucine que vas a tener -cualquiera de ellas no es para menos :))) Buen viaje y...ya me lo dirás a tu vuelta :) Tamara :*) |
Ref: Tamara :*) puesto el 13/8/00 10:02 |
Me uno a Arga en todo lo que dice sobre quien ha contado su primer verano. Recuerdo que una vez...alguien de por aquí nos arengaba con un "¡Escribid, escribid malditos!!!" -¿te acuerdas, Eli?- No estaría nada mal contar un verano cualquiera, de esos que dejaron hella de una forma u otra. Y es que los veranos...¡agüita! Como éste, por ejemplo. Y eso que aún no ha finalizado. De momento, hoy ha amanecido nublado y gris. Pues ahora ya está luciendo un sol que el bikini da gritos desde la bolsa de playa. Pues eso, que me voy a dar un chapuzón en una caletita solitaria y volcánica que he descubierto hace poco. ¡FELIZ DOMINGO A TOD@S! |
Ref: ¡¡Dichoso verano aquel!! puesto el 13/8/00 14:57 |
Creo que tenía ocho años porque acababa de hacer la primera comunión y la hice a esa edad. Aquel verano, los chiquillos del pueblo andábamos medio revueltos: venía a veranear el gobernador de la provincia. Se decía que tenía tres hijos, dos niños y una niña. Y así fue, vinieron. Aquella tarde estábamos todos en la calle de la Marquesa donde aquella familia tenía su mansión. Sí, digo mansión porque lo pude comprobar una tarde en que aquellos niños nos invitaron a su casa. El vestíbulo era grande y, como en las películas, una escalera con balautrada se dirigía hacía el piso de arriba -donde, por cierto no estuvimos-. Pero sí estuvimos en su cuarto de jugar. Qué lujo, un cuarto para juguetes y ¡qué juguetes!. Tres bicicletas en el porche trasero de la casa, donde había un jardín cuya tapia daba a otra calle por donde salían los hermanitos con su bicis. Pero el cuarto de juguetes sí era un sueño que jamás se me había ocurrido poder llegar a ver en la realidad. Un proyector de cine de aquellos de hojalata y donde sólo se podían ver pelis de dibujos animados. O sea que el Pato Donal, el ratón Micky y toda la peña de aquella época, les pude ver moviéndose y no como en los tebeos de mi hermano, que sólo eran dibujos. También había una cocinita con todos los cacharros necesarios para pasar toda una tarde jugando a casitas. Muñecas, pelotas de todos los tamaños, saltadores, trenes eléctricos y camiones y coches en tamaños tan pequeños que era una delicia jugar allí. Cuando era la hora de la merienda, llamaron a los niños de la casa y los demás salimos en fila, rumbo a la calle. Entonces imagínabamos qué es lo que merendarían unos niños tan ricos. Pipo decía que seguramente era jamón, o salchichón, o membrillo... ¡Ummm! decíamos todos a coro. Nuestras meriendas se componían a diario de pan con aceite y azúcar. La variante era con sal y los domingos con una onza de chocolate de tierra, del que mamá decía ser el más barato. Ya en la calle, nos quedamos todos en la acera que tenía sombra, sentados por el bordillo o simplemente en la calzada de tierra prensada. Miré mis alpargatas y lamenté que no fuera domingo para tener puestos mis zapatitos de charol blanco, los de la comunión, que habían quedado para las fiestas exclusivamente. Pero mirando al resto de la panda me di cuenta de que todos llevábamos alpargatas y eso me consoló un poco, me hizo sentir “normal” frente a aquellos niños tan extraordinarios. Al cabo de mucho rato, como si la merienda hubiese sido todo un festín, aparecieron los tres hermanos por la esquina de la calle, pedaleando con sus flamantes bicicletas. Las de los niños con barra y la de la niña con el tubo de la barra central en forma arqueada, o sea bici para niña, con cortinillas de malla de colores y dibujos en la rueda trasera. Así no se le enredaba el precioso vestido de muselina blanca con flores verdes que llevaba. Sus relucientes zapatos de charol negro contrastaban con los blancos calcetines. Al verla, los niños se quedaron boquiabiertos. Daba una imágen de calendario con su melena de tirabuzones danzando al viento. Los hermanitos no se quedanban atrás. Lucían pantalón corto y camisa de manga corta, todo ello blanco y de algodón (claro, no existían aún los tejidos sintéticos). También sus zapatos (de chico) eran de charol negro. Blancos también, como los de su hermana, eran sus calcetines. Yo tenía en la mano un cucurucho de chucherías variadas: altramuces, bolitas de anís, garbanzos tostados, pipas... Lo acababa de comprar en el kiosko de la plaza con unas perras que tenía ahorradas desde no se sabía cuándo. Lo compartía con el resto de niños, amiguitos y amiguitas de penurias, pero también de correrías infantiles por campos, acequias y callejones de aquel pueblo de una serranía mediterránea. Cuando aquella preciosa niña pasó por mi lado, me miró. Sus ojos brillaban de ilusión y me ofreció cambiarme el cucurucho por una vuelta en su bici. Sin pensármelo dos veces acepté la oferta. Le extendí el precioso cucurucho, rebosante de deliciosas cucherías y ella lo cogió con una de sus manos. Mientras, la otra la tenía fuertemente agarrada al manillar. Cuando lo hubo cogido, aceleró un pedal con uno de los piés y cuando me dí cuenta ya estaba corriendo calle abajo. Lo peor es que iba riéndose y llamándome tonta. Tampoco me gustó mucho que mis compañeros de fatigas también se rieran, con lo cual me planteé que eso de la amistad tiene sus misterios. Me fui toda derrotada para mi casa con el firme propósito de no contárselo a nadie. Mi hermano también se reiría, seguro. Quizás mis hermanas también. Mi madre, seguro que me diría, muy enfadada, que de verdad era tonta por confiar en gente así que solo mira por su interés. Al llegar, y antes de abrir la boca para pedir mi merienda, ocurrió lo que me temía. Ya se lo habían contado todo a mi madre. Lo asombroso fue lo que me dijo, muy en contra de lo que yo esperaba de ella: “No te disgustes. Tú eres una buena niña, ella no lo es. Peor para ella”. Pero me quedé con la duda de si ser “buena niña” era, o no, rentable. Fue, también en aquel verano cuando mi faceta de interpretación teatral se fue al traste.. Pero eso es cosa de otro relato aparte. Tamara :*) |
Ref: DENTRO DE MI. puesto el 13/8/00 17:03 |
¿Por qué lo hice?. Pero bueno, ¿lo hice?. Yo solo quería estar tranquila, huir de la sociedad y sus entornos, sus convicciones, sus locuras y sus convencionalismos. Yo solo quería separarme de la enorme maquinaria, de la entrecruzada red que forman las historias de los vivos. Me resulta tétrico pensar que solo los muertos se liberan. Porque de estas elucubraciones solo pueden salir morbosidades o lo contrario, poesía pura. Dejemos en paz a los muertos, que se fueron casi todos sin ganas de abandonar la escena. Yo estoy muy viva, pero deseo zambullirme solitaria en un mundo de abstracciones musicales ; ser en definitiva una nota, una clave de sol, un concierto de piano. Por eso, mi responsabilidad se difumina. "Pero. ¿Todavía te atreves, insensata¡?. ¿Qué clase de castigo habrá que aplicarte para sacar de tus entrañas al diablo, para suscitar tu arrepentimiento ?. ¿Será demasiado tarde para tí?. ¡ Ah¡. ¡ Jugaste con el fuego de una extraña postura de negación social ¡. Lo demás vino con la inexorabilidad de un fatalismo que tu misma te buscaste. Comenzaste a rodar la gran cuesta, cortada por el abismo enorme." Me he cansado de periplos y navegaciones. No molesten, pondré un cartel a la puerta de mi habitación, como en las películas rosa americanas. Estoy escuchando a Mozart, absténgase de llamar. Pero no será todo. Llenaré los huecos de mi existencia con tus miradas. Ahora tengo mucho tiempo para pensar y a lo mejor resulta que soy útil a la filosofía, lo cual en definitiva debe importarme un comino. De momento volveré a recorrer la historia, desde las fantasías bíblicas al Glorioso Movimiento Nacional, el sistema parlamentario americano montado sobre el carnaval de los convencionalismos y el orgullo de los sistemas económicos marxistas. Puede que se explote la caldera y para evitarlo he de escuchar melodías al estilo de la sinfonía incompleta de Schubert y el septimino de Beethoven. Mi rincón es interior y tiendo a darle una fisonomía, dónde apareces tú, con ojos capaz de iluminar en un solo destello una ciudad enorme y así permaneceré hasta que un chasquido, un nuevo soplo, un movimiento,un suspiro me saquen de la abstracción y me devuelvan a la realidad. Lía |
Ref: A TI puesto el 13/8/00 19:44 |
No, no no estoy triste, por no ver tu imagen preciosa. Aunque no vengas, seguiré echándote de menos, pero no, no te lloraré; no lloraré tu ausencia porque tu presencia no es cuestión de colores, de imágenes, de bits Te quedaste en mi rincón más profundo, ni tú sabes dónde, mi amor; y hasta a mí me parece mentira haber trocado un lamento por una sincera sonrisa. Aun siendo arduo el camino quise seguir mi destino que lleva, por ti y por mí, a tener que, en silencio, amarte sin poder tomar parte en tu vida y tus secretos. Aunque no sea más que por eso, sé, mi amor, que te quiero. |
Ref: yoi puesto el 13/8/00 20:43 |
¡¡ Buenas tardes !!!
¿ Cómo vá ese puente ?? |
Ref: A Lía puesto el 13/8/00 21:13 |
Chica, me haces pensar, meditar todo lo que dices y escribes. Eres lamentos, sollozos y poesía fina. |