Ref: PROBANDO puesto el 15/3/98 0:22
Ref: huy puesto el 15/3/98 0:23
Olé
Ref: Valentina a huy puesto el 15/3/98 0:31
¡Olé! Eres chico o chica?
Ref: huy puesto el 15/3/98 0:43
Tengo un paquetón, que se me sale.
Ref: valentina a huy puesto el 15/3/98 0:46
Qué barbaridad. Pues ha tardado ocho minutos en levantársete. ¿Lo haces todo tan despacio?
Ref: huy a valentina puesto el 15/3/98 0:46
OYE, eres como DIOS, estas en todas partes.
Ref: valentina a huy puesto el 15/3/98 0:47
Y ni aun así me como un rosco
Ref: huy a valentina puesto el 15/3/98 0:49
No, no creas. Me gusta la delicaleza, no la lentitud.
Ref: valentina a huy puesto el 15/3/98 0:50
pues dime delicadezas
Ref: huy a valentina puesto el 15/3/98 0:52
1ª ¿ vas ha zapear?
Ref: valentina a huy puesto el 15/3/98 0:54
beg your pardon?
Ref: huy a valentina puesto el 15/3/98 0:56
2ª El castellano lo domino.
Ref: valentina a huy puesto el 15/3/98 0:58
que es que no entiendo tu primera pregunta
Ref: huy a valentina puesto el 15/3/98 1:00
see you tomorrow.
Ref: valentina a huy puesto el 15/3/98 1:02
lo dudo
Ref: huy puesto el 15/3/98 1:08
¿ donde estás? , mi niña.
Ref: tuyoya puesto el 15/3/98 1:08
lo ves? estariamos mejor en un chat...
Ref: Historia de un mechero puesto el 15/3/98 1:28
HISTORIA DE UN MECHERO.
Capítulo I.
MARÍA ANÓNIMOS
En aquel barrio María Anónimos era superconocida. Llevaba ya unos cuantos años viviendo en la misma casa. Solterona, sin ningún hombre que la acompañara en su vida, sus relaciones con los veci-nos era poco menos que nula. Sólo hablaba lo justo con los tenderos: para pedir lo que iba a comprar y pagar. Nada más. Cuando ella entraba en los comercios, y había algunas clientes, todo el mundo se ca-llaba...
Aunque parezca una crueldad, tenían su parte de razón. María Anónimos, en realidad, era una mujer muy peligrosa. Muy pocos se habían visto libres de ella y sus artimañas. Y, al cabo de tantos años, los vecinos estaban más que escarmentados. La opción más civilizada que encontraron era senci-llamente hacer el vacío a una persona así.
¿Cuál era el peligro de María Anónimos? Su imaginación calenturienta. Ella veía, pongamos por caso, a unas parejas despedirse dándose un beso en la cara, y ya pensaba que habían montado una orgía de agárrate y no te menees. De ahí a escribir una carta dando todo lujo de detalles -que sólo exis-tían en su imaginación de mujer reprimida- a los padres de los jóvenes, todo uno... Luego, se sentaba a observar, a través de los visillos, las reacciones que la misiva despertaba.
Lo curioso de María Anónimos era que ella estaba más que convencida de que hacía lo que de-bía. Y que nadie sabía que era ella quien mandaba aquellas cartas, contando historias de Spilberg.
Aunque ese tipo de conducta le había provocado situaciones embarazosas, era evidente que tampoco habían sido lo suficiente como para que María Anónimos se diera por aludida y cesara en su actividad. Desde luego, la gente es más civilizada de lo que se cree en muchas ocasiones.
Su manía de mandar los anónimos, era por temporadas. Es decir, durante un tiempo no manda-ba ninguno. Pero, de pronto, mandaba varios. Fue en una de esas épocas de reverdecimiento de su ma-nía, cuando una mañana recogió de su casillero un sobre sin remite, dirigido a ella. Abrió el sobre y dentro, en media cuartilla y con recortes de letras de prensa, había escrito lo siguiente:
MARIA:
ES EL PRIMER AVISO QUE TE DOY. DEJA DE METERTE EN MI VIDA PRIVADA, O VOY DIRECTAMENTE POR TI... Y NO TENDRE NINGUN TIPO DE COMPASION.
YO.
María Anónimos sintió que la sangre se helaba en sus venas. Leyó, una y otra vez, la nota. Quería averiguar, por el estilo o qué sé yo, quién había tenido la osadía de mandar algo sin firmar a ella. Además, terminaba con algo tan personal como YO. Se fijó en las letras. Los recortes provenían, indis-tintamente, de diarios y de revistas. Evidentemente, se trataba de alguien que compraba de los dos tipos de prensa. No era mucho decir. Pero sí algo a observar: sentarse en un banco próximo a un kiosco y ver quién compra diario y revista.
Así lo hizo. Durante varias semanas, María se sentaba en un banco próximo a un kiosco de Prensa. En un cuadernillo iba anotando quiénes compraban diarios y revistas a la vez, bien en el mismo día, bien en distintas fechas.
No dudaba que el trabajo era, como se dice vulgarmente, de chinos. Como además de metomen-todo, era bastante organizada, poseía una lista en su casa de las personas a quienes había enviado las notas sin firmar y las fechas exactas. Sólo era comparar nombres...
Al cabo de mes y medio, aproximadamente, la lista de nombres del cuadernillo estaba completa. Ahora sólo le quedaba comparar... Y cuando se disponía a ello, sonó el timbre de la puerta. Fue a abrir.
No había nadie. En el felpudo, un sobre con su nombre. Lo recogió, mirando de reojo por si veía a alguien. Miró el remite. Era de su hermana. Abrió y encontró una carta en que, resumiendo, decía que iba a pasar unos días con ella. Según la misiva, llegaría esa misma mañana a la estación. Faltaba una hora. Tenía tiempo justo para arreglarse e ir a buscar a su hermana.
Cuando María arribó a la estación, por los altavoces avisaban de la llegada del tren y la vía. Se apresuró y bajó al andén. Efectivamente, la locomotora hacía su entrada en vía. Se detuvo y, entre la gente que aguardaba a algún viajero, los que tomarían el tren y los que del mismo bajaban, María no podía ver bien. Fue su hermana quien consiguió avistarla. La llamó por su nombre. Cuando las dos mujeres se encon traron, se abrazaron efusivamente.
-¿Por qué no me has llamado?
-Perdí tu teléfono. Lo busqué en la guía, pero no aparece tu nombre por ninguna parte.
-Vendrá por el señor que vivía antes en la casa...
-Pues deberías ir a Telefónica para que figure tu nombre en la guía, que va siendo hora... ¿Qué tal te encuentras, María?
-De salud, bien. A ti te veo divinamente.
-Mujer, tengo algunas «goteras». Los años, hermanita, no pasan en balde... Te noto preocupada... ¿Ocurre algo?
-No, nada importante.
Las dos mujeres empezaron a caminar por el andén, hacia la calle. Marta -que así se llamaba la hermana- no dejaba de hablar. Rápido y muy locuaz. María, a su vez, respondía con monosílabos... Pe-ro totalmente abstraída. Tomaron un taxi. María dio la dirección al taxista. Dentro del coche, Marta tampoco se calló. Ella se hacía las preguntas y se las contestaba. El perfecto monólogo.
María no atendía a lo que su hermana le contaba. Estaba pensando quién podía ser el autor del anónimo recibido esa misma mañana. Pudo ser, perfectamente, la misma persona que dejara la carta en el felpudo de su puerta. Luego, era vecino de la casa. Sin embargo, hacía años que no escribía a ningún vecino de la casa... Mas si era así, ¿por qué no esperó para que le diera las gracias, por lo menos? No podía en tenderlo.
Marta, por su parte, empezó a buscar en su bolso. Sacó una cajetilla de tabaco. Extrajo un ci-garrillo.
-Hermanita, ¿tienes ahí fuego?
María volvió de su viaje mental. Ciertamente, se hallaba a muchos kilómetros de allí. Me buscó en el monedero, donde estaba yo aprisionado entre monedas y billetes en mil dobleces.
-Eres la repanocha, Mari. No fumas, y llevas siempre un mechero encima. -rió Marta.
-Para que tú puedas fumar. Nunca tienes mechero...
-Lo dirás porque estoy todos los días contigo... Te veo preocupada. No has hablado hasta ahora.
-¡Si tú lo hablas todo!
-Claro. Es mucho el tiempo sin verte... Ahora, voy a preguntarte yo.
-¡Oh, no! Temo tus preguntas. Parece un interrogatorio de primer grado... Déjame, que ya te iré contan-do.
-"Hoy no se fía; mañana tampoco". Mira, que nos conocemos desde hace muchos años.
-Total, el medio siglo.
-El medio siglo lo tendrás tú: yo tengo 15 años, no 17.
-¡Tus ganas!
-Me has descubierto: 18.
-¿Has contado el tiempo que anduviste a gatas, los años de tu juventud, etc.?
-No, la verdad que no.
-¡Qué viejas somos, hermana!
-Perdona. Yo diría que somos jóvenes tardías.
El taxista, oyendo esta conversación, se reía. Procuraba evitar, como podía, que se le escapara una carcajada. Pero con lo de "jóvenes tardías" de Marta, ya estalló. María fue quien le increpó:
-¡Oiga, joven, usted no tiene porqué escuchar lo que hablamos mi hermana y yo! ¡Esté atento al tráfico y punto!
-Perdone, señora... Pero no puedo evitar escuchar...
-María, por Dios. Es que eres de lo que no hay. Estamos diciendo tonterías. Además, reirse es sanísimo. Déjale que se ría.
-Pero su obligación es el tráfico...
-María, empieza porque estamos en su taxi. Si quiere, puede echarnos. Continúa porque en un sitio tan pequeño es imposible no oir. Tendría que ponerse tapones... -y dirigiendose al taxista- Ruego que la dis-culpe, señor.
-Tranquila... No ha pasado nada.
María sacó un bolígrafo y un cuadernillo. Marta, que sabía sus intenciones -apuntar el número de licencia y averiguar la dirección- sin decir palabra, le quitó el bolígrafo. Al poco, llegaron al portal donde María tenía su vivienda. Fue Marta quien pagó la carrera, dejando una generosa propina. Una vez que sa caron el equipaje, Marta se acercó a la ventanilla y pidió disculpas de nuevo.
Ya dentro del ascensor, María preguntó, como reproche a su hermana, por qué había sido tan generosa.
-Porque nos ha traído hasta aquí, a pesar de tu impertinencia.
-Para que se lo gaste en droga, alcohol o mujeres de mal vivir.
-Eso a ti no te importa. ¿Y tú qué sabes? Fíjate, que lo mismo es para comprarle un vestido nuevo a su mujer.
-O a su querida.
-No cambias, hermanita. Sigues igual que siempre. Rectifico: peor. No me extraña que no hayas encon-trado hombre que quiera compartir su vida contigo... Con esa actitud tuya, como una Torquemada de este siglo, ahuyentas a todo el mundo...
-No quiero tus sermones.
-Pues me vas a escuchar. Quizá sea yo la única persona que, a pesar de todo, te quiera. Estás jugando a algo muy peligroso. Lo único que te salva, María, es la prudencia ajena. Nadie quiere verse involucrado en líos. Pero no te sorprendas si algún día encuentras la horma de tu zapato... ¡Pues no estabas tomando nota del número de licencia del taxista...!
-¡Tú qué sabes qué iba a hacer yo!
-¿No me lo preguntarás en serio? ¡Claro que lo sé! Con el número de licencia, intentar averiguar su nombre y su dirección, para enviar un anónimo. Son muchos años. Y, para tu desgracia, no cambias... María, vas por mal camino. Vive tu vida. Ama aquello que la vida ofrece. Pero deja que cada cual haga su vida. No te metas en lo que no te importa... Si aquel se droga, intenta ayudarle a que no lo haga. Pero no lo condenes de antemano. Si te metes, que sea de forma positiva. Nunca denunciando lo que sólo existe en tu imaginación. Disfrutas haciendo daño.
-Yo no hago daño.
-¿Qué no? ¿Inventando no haces daño? Sería bueno preguntar en este barrio las que tú has liado.
-Pregunta lo que quieras. Cuando entro en una tienda a comprar y hay mucha gente hablando, todo el mundo se calla. Eso es que me respetan.
-No, María. Es que te dan de lado. Y tienes suerte. El respeto no es el silencio automáticamente. El res-peto es algo que se gana día a día. Lo que sienten no es respeto. Es... otra cosa: desprecio absoluto por tu persona. Los anónimos tuyos no son tales. Saben que eres tú. Vive y deja vivir. Ama y deja amar. Sueña y deja soñar. Sólo vivimos una vez. Y esa ocasión hay que aprovecharla a fondo. Que, el día me-nos pen sado, nos vamos al hoyo... No sabemos si nos quedan 20 años o 20 minutos. ¿Perder el tiempo fustigando a los demás con patrañas? ¡Qué va! Ayudar al prójimo, te advierto, es mucho más divertido. Además, te ayudas a ti misma. Aunque te creas perfecta, no lo eres. Ni tú, ni yo, ni nadie. Por tanto, es inhumano imponer a nadie un punto de vista. Cada cual tiene su sentido propio de la ética: de lo que está bien y de lo que está mal. Ignoro cuándo te subiste a ese altar. Pero sí sé que no te corresponde... María, vives biológicamente. Pero, para tu pesar y el mío, en realidad estás muerta por dentro. Porque tu soberbia te mata día a día. -La culpa la tiene...
-No eches la culpa a nadie. Porque sólo la tienes tú. Lo que ocurriera hace 30 años, no es responsable de lo que hoy haces... Que aquel chico se portara mal contigo, a causa de un anónimo, no es excusa pa-ra que, hoy, te dediques a hacer lo mismo que te hicieron. La venganza... es una tontería completa. Que alguien obre con maldad contigo, no te da motivo para que tú obres de igual ni con esa persona en parti-cular ni con los demás. Hay que saber echar en el saco del olvido todo aquello que no vale la pena... y la malicia ajena es algo que no vale la pena tener en cuenta. Abre los ojos al mundo, María. El mundo, con su enorme diversidad, te aguarda. Ahí está. Esperándote con los brazos abiertos. Sin embargo, esa enorme diversidad no quiere ser herida por nadie. Porque la uniformidad, para el mundo, es un gravísi-mo atentado... ¡Vive, María, vive! Entra a formar parte de lo heterogéneo...
Tras un breve silencio, María -con los ojos bañados por el llanto- sin decir palabra entregó a su hermana la nota anónima que recibió. Esta lo leyó.
-¿Lo ves, María? Alguien te amenaza, porque está de ti hasta la coronilla. Mucha paciencia han teni-do... Sin embargo, esto no debe sorprenderte. Era esto lo que te tenía preocupada, ¿verdad?
-Sí...
-He aquí el fruto de tu obra. No dejas de tener suerte. Te advierten que si vuelves a meterte en su vida... La solución la tienes en la mano. No sabes quién es. No vuelvas a meterte en la vida privada de nadie. Deja que la existencia de cada uno siga su curso... Pasaron varios días. Tal vez, una semana. Iban las dos hermanas por la calle, dando un paseo, cuando avistaron a un hombre. Un hombre de la edad, aproximada, de ellas. Debían conocerse... porque los tres se quedaron mirando. Fue María quien exclamó:
-¡Juanjo...! ¿Eres tú?
-¡Marta y María...! Las dos mujeres que más quiero... ¡Cuántos años sin saber nada de vosotras, sobre todo de ti, María!
-Es cierto...
-No pasa el tiempo para vosotras...
-Muchas gracias. Tú, ¿qué tal?
-Ahí lo llevo... Como puedo... María, debo pedirte disculpas. Sé que me porté mal contigo... Que no debí hacer caso de aquel anónimo... Si pillo a quien lo escribió... no sé qué le hago... Pero eso pertenece al pasado...
-Nunca es tarde si la dicha es buena... -terció Marta.
-Tal vez, en este caso, sí.
María se acercó a Juanjo y cogiéndose a su brazo, con una amplia sonrisa de felicidad, le di-jo:
-Todos hacemos muchas tonterías. Nadie es perfecto. Ni tú, ni yo, ni nadie...
El hombre sacó un cigarrillo. María me buscó para encender el cigarrillo que ella más deseaba. Como hacía algo de viento, el hombre me tomó en sus manos. Y una vez prendida la punta del pitillo, me echó en el bolsillo de su pantalón... que tenía un agujero en el fondo. Empezaron los tres a caminar. Yo, con el movimiento, iba resbalando hasta que, al final, entré por el agujero. Resbalé por todo el pantalón, sin que nadie se percatara de mi caída, hasta que llegué al suelo. Vi a los tres alejarse. El brazo varonil rodeaba la cintura de María... que ya no sería más María Anónimos.
Así, caído en el suelo, permanecí un rato. Hasta que unos dedos de mujer me tomaron... Era mi segunda propietaria, PALOMA PRISIONERA.
Pilar VILLAGRASA = MENDA
AVISO: COMO EL PROXIMO SÁBADO, DIA 21, ES LA CENA DE LOS WEBONES EN BARCELONA, NO SE PUBLICARÁ EL CAPITULO II HASTA EL LUNES DÍA 23. GRACIAS.
Ref: A Sagi puesto el 15/3/98 1:40
Un fallo garrafal, sagi. No me lo perdono. Candela, enfurecida consigo misma, y algo soñolienta.
Ref: insomne a villagrasa puesto el 15/3/98 1:47
No te molestes en publicar el capítulo II. Ponlo directamente en la basura. ¿De veras eres así de cursi?
Ref: malpica a todas puesto el 15/3/98 3:17
Tengo ganas de comerme un chocho mientras te doy mi leche ¿hay alguna que quiera hacerselo conmigo? Estoy en "jobis"
Ref: a Malpica puesto el 15/3/98 3:21
Pásate a Curro
Ref: hello puesto el 15/3/98 6:15
¡hello! ¿y porque no hay nadie?
Ref: Halcón Peregrino puesto el 15/3/98 9:59
Tu, la semilla de mi olivo
la flor de aquel almendro
que ha crecido
perturbar, perturbar de mis sentidos

Tu, la luz de la luna al acostarme
el brillo del sol por la mañana
el canto de las aves en mi alma

Tu, perfume de rosa cada día
batir de alas en la noche
que me haces olvidar los reproches
a tí en mi soledad yo te dedico
este alabar que ahora escribo
para que vivas, para que vivas
recordadno que yo vivo.

Ref: Halcón Peregrino puesto el 15/3/98 10:08
Eres tan especial
que cada vez que te veo
me sabes a poco.
Eres tan especial
que me tengo que emborrachar
a veces mi el corazón
que por tí está,
tú y solo tu
llenas mí vacío.
Eres tan espacial
que cuando me hablas
mi corazón empieza a saltar
no puedo dominarlo de alegría
de sentimientos,
quisiera tener todo el tiempo
del mundo, para tenerte entre las manos
para tenerte entre los brazos
Eres tan especial
que a veces pienso
que nadie sabe apreciarte
lo suficiente, al menos como yo
porque te quiero, toda entera
y es que sin tí
no sé vivir
desde el día en que te conocí.
Ref: A Malpica puesto el 15/3/98 13:09
Hola Malpica, soy una chica a la que hace unos meses la propusiste hablar o lo que fuera... me acuerdo mucho de ti y hoy cuando he visto tu nick me he emocionado. Me gustaría que me dijeras cuando te conectas y tu nick en el chat para poder conocernos mejor. No te decepcionaré lo prometo, pero dime tu nick en el chat y día y hora y yo estaré allí. Un besazo.
A propósoto te recuerdo que me dijiste una vez que te morias de ganas por hablar de lo que fuera conmigo, yo estoy igual asi que, animate!
Ref: Led puesto el 15/3/98 14:49
si hola ....probando....hay alguien Contestad¡¡¡
Ref: NACHO A... puesto el 15/3/98 16:31
¿ALGUNA CHICA QUE QUIERA CHARLAR? ESTARE EN AMISTAZ
Ref: jurr puesto el 15/3/98 17:20
hay alguien por ahi?
Ref: Pichon puesto el 15/3/98 19:12
¿Alguien me puede explicar como de realiza un chat y que es necesario?
Ref: Pichon puesto el 15/3/98 19:16
Pero es que aqui nadie hace caso a una bella señorita?
Ref: CHOMINO/NACHO puesto el 15/3/98 19:35
HOLA CABRONAZO, HE VUELTO. TUVE QUE DESCONECTARME. ¿SIGUES AHÍ?
Ref: Yo puesto el 15/3/98 21:20
¡ ¡ Hola !! ¿ hay alguien?.. alguna tia. . .
Ref: para pichon puesto el 15/3/98 21:43
sal de contactoss y en la pagina principal busca interactivo (chat) luego sigue las instrucciones de nada
Ref: NACHO A ANDREA puesto el 15/3/98 23:14
BUSCO A LA VEINTEAÑERA ANDREA. CONTESTA. TE ESPERO EN QUEJIOS
Ref: NACHO A ANDREA puesto el 15/3/98 23:14
BUSCO A LA VEINTEAÑERA ANDREA. CONTESTA. TE ESPERO EN QUEJIOS