Te contaré algo que me pasó, y luego me dices si tiene imaginación la cosa.
Resulta que una tarde volvía de la facultad, en el autobus, y como siempre en invierno había un montón de gente que te apretuja y te mete mano, o se roza con el paquete sobre tu culo y demás sutilezas.
Entré sin mucho ánimo, pues estaba cansada de tantas horas escuchando a mis doctos profesores, piqué el bono-bus y lancé mi mirada para encontrar un sitio medianamente libre.
Cuando te encuentras un autobús así, la táctica consiste en empezar a andar al fondo con la esperanza de encontrar un sitio donde haya 2 o 3 tías (o señoras) que te cubran un poco la retaguardia, y colocar la carpeta en el pecho para preservar la vanguardia de los "rozones".
Cuando estaba entrando, me topé con un tío de mi estatura más o menos, que aparentaba ser el sobón más experto del autobús.
Intenté echarme a un lado, pero fue imposible, por lo que pensé "date por manoseada".
Hice de tripas corazón, y me quedé clavada en el sitio fortificándome detrás de mi carpeta, y esperando que aquel hombre no fuese lo que aparentaba ser.
La cosa no fue a más y salvo los habituales frenazos del autobús, aquel individuo se comportaba de forma normal.
Pero, aquí llegó el cachondeo, de repente me percaté que el tío tenía si mano derecha encima del vaquero de otra chica que estaba a mi lado, la miré a la cara y no parecía importarle demasiado.
Pensé que era su estrategia de dejarle hacer para ver si se aburría, pero de repente ví cómo se estremecía cuando aquel tipo le recorrió su vagina por encima del pantalón con su grueso dedo gordo.
Flipaba, aquella tía estaba pasándoselo en grande delante mismo de mis narices y en todo el autobús nadie parecía percatarse del tema.
De repente el hombre se vío sorprendido en medio de aquel trajín por mi mirada, y sin pensárselo dos veces, su mano dejó lo que estaba haciendo y se fue directa a mi entrepierna.
No podía creerlo, me estaba manoseando con total impunidad, y la otra chica me miraba como si deseara que participase de todo aquello.
He de reconocer que entre el "toque" de aquel hombre, y saber que otra persona nos miraba consciente de lo que pasaba, me hizo sentir de manera diferente.
Le miré directamente a los ojos, y el aumentó la presión de sus dedos sobre mi pantalón.
Volví a mirar a la chica, y ví que estaba tocando el pantalón de aquel tío como si deseara que aquello acabara de la forma más salvaje que te puedes imaginar.
No podía pensar. Me estaban poniendo a mil, y me empecé a abandonra.
Ella bajó la bragueta del hombre, y metío la mano, pude ver su puño cerrado subiendo y bajando rítmicamente.
El comenzó a bajarme la bragueta del vaquero, y quise detenerle, pero ella no me lo permitió sujetando con su mano libre mi mano sobre la carpeta.
Casi grito cuando su mano desnuda me acarició en aquella postura tan incómoda.
El autobús comenzó a vaciarse de gente, y empezaron a hacerse claros, con lo que la situación se hizo insostenible.
De repente ambos dejaron sus labores, y se empezaron a alejar de mí disimulando su acción anterior.
Ella me miró, se volvió a acercar a mí y me dijo "abróchate, que estás dejando al público boquiabierto, preciosa".
Me abroché la bragueta, y todavía con sobrealiento, me fijé que casi había llegado a mi parada.
Toqué el timbre, y cuando el autobús se paro me baje en mi parada.
Ellos siguieron su trayecto, y no sé en qué parada se bajaron, pero estaba con la mosca detrás de la oreja.
Este suceso, me pasó en la realidad, apenas tenía 16 años, y desde entonces no paro de preguntarme, que haría si me pasase ahora que tengo más edad (y experiencia).
En fin, me pedías algo original, y creo que esto lo es, ya sabes la realidad a veces, supera la ficción. |