Salí del trabajo después de un día agotador, directo a casa, sólo quería comer, ducharme y dormir hasta el día siguiente. El metro estaba lleno de gente, típico de la hora punta de las 5 pm. Estaba de pie cuando llegamos a una de las estaciones previas a mi destino, y lo ví, estaba esperando el tren, alto, delgado, con porte intelectual, cabellos negros, blanco, con los ojos azules, vaqueros ajustados y algo gastados, camisa blanca. Nuestras miradas se cruzaron a pesar de la velocidad del tren cuando estaba por parar, ví cómo se alejaba de mí y me dije "qué lástima que no quedara cerca de mi vagón". En eso, cuando la puerta estaba por cerrar, entró corriendo como si hubiese leído mis pensamientos, y como si también se hubiese dado cuenta que yo estaba en el vagón. Me dije "¡qué suerte!". Mi pulso se aceleró, y a medida que se abría paso entre la gente para llegar a mí, me aceleraba más y sentía un calor que me subía hasta la cara y tuve que aflojarme la corbata.
Pasó por detrás de mí apretando su polla contra mis glúteos. Respiré profundo y lo ví a los ojos y nos sonrreímos, diciéndome hola, como si nos conociéramos, fue química instantánea, era increíble. Me preguntó la hora y le dije son las 5:30 pm, en eso avisaron que la próxima estación era la mía, pensé rápido y dije:
- ¡Aahhh, es mi estación! ¿también te quedas?
Y para mi sorpresa aceptó. -Sí, me bajaré contigo, hay mucha más gente de lo que me gusta.
Le invité a un trago en un bar próximo, y conversamos mientras me deleitaba con ese modelo de revista que además tenía la ventaja de ser inteligente. ¡Guao!, le dije, son las 8 pm, me está dando hambre y creo que me he mareado con estas bebidas, ¿quieres comer algo en casa? queda cerca, y nos dirijimos a mi apartamento, que estaba a dos calles del bar.
Entramos y comencé a calentar la comida mientras seguimos bebiendo. Revisó algo de mi biblioteca, y le dije "ponte cómodo mientras me cambio", quedándome en boxer y franelilla. Pude ver cómo me observó cuando salí del cuarto.
Mientras comíamos, chupaba los espaguettis con una forma bien sensual, y se limpiaba la salsa con la lengua, que lucía irresistible. Me paré a su lado para sevirle el postre, cuando mirándome fíjamente la polla me la tocó y después me pidió un beso, que no dude ni un minuto en dárselo, mientras me agarraba la polla, ¡hummmmm, qué gusto, qué ardiente, qué pasión!, abrazos, manoseos, lo apretaba contra mi cuerpo y nuestras pollas se rozaban, ¡hummm!
Me arrancó la franelilla y y le bajé el pantalón para agarrar su verga que estaba ya durísima. Desnudos los dos en la alfombra, increíble, me mordía el cuello, las tetillas, el ombligo, y llegó a mi verga metiéndola en su boca, la chupaba con una fuerza increíble, estábamos a un millón por hora, nos pusimos en 69, y mientras más nos tocábamos y mamábamos, más nos excitábamos. Me lamió el culo, y con su lengua me lubricaba y la lograba introducir, sabía lo que quería, hasta que me lo pidió. Es algo que no me gusta pero estaba tan excitado que accedí. ¡Qué delicado y a la vez fuerte!, dolía al principio pero sentía cómo entraba y salía hasta la mitad y volvía a empujar, creando un vacío y una sensación increíbles, placer, placer, dolor, sí placer, ¡hahahahahaha! ¡plas! chocaban sus bolas contra mis glúteos, me agarraba la espalda, ¡plas plas, hummmm hum hummm!, ¡dále, dále, duro, duro, rápido rápido!, ¡hahaha!, sí, era increíble, sentí cómo se fue dentro de mi y su cuerpo se apretaba contra el mio.
Estaba excitado al máximo y me chupó la verga, las bolas..., ¡qué maestro, qué ser tan interesante! Se volteó y me pidió que me lo cojiera y el placer de ese culito casi virgen fue de las mejores cosas que he hecho en la vida. Le dí duro hasta que acabé dentro de él mordiéndole la nuca mientras se erizaba y carcajeaba, con risa casi histérica de placer, sudados y jadeando, nos quedamos tendidos viendo el techo y esperando repetirlo hasta la próxima |