Como tantas otras veces, fui a visitar a Luz a su salón privado, ella había sido mi guru en el mundo del sexo, ella había sido mi guía en mi particular viaje hasta los recovecos más insospechados del placer, en la desintegración de mi ser en el orgasmo.
Penetré en la estancia como quien penetra en una doncella, lenta y cuidadosamente, la estancia era igualmente misteriosa y excitante, como su dueña, que apareció ante mis ojos enfundada en un traje de cuero que hacía las veces de segunda piel, bruñida y reluciente, se ajustaba perfectamente a su cuerpo y a sus voluptuosas redondeces, y se hacía especialmente excitante al ajustarse a su sexo.
Ella se dirigió hacia mi, con movimientos felinos y excitantes, con contoneo exacto y justo en su medida, lo que me dio la oportunidad de contemplar su estupendo cuerpo y sus sinuosas curvas en plena acción, era perfecto, sus medidas rayaban el exceso sin perder la proporción, cuantas veces había yo explorado sus secretos sin cesar de maravillarme, ni una sola vez, de la perfección de su belleza, y pesar de haberlo explorado tantas veces, siempre había encontrado un nuevo detalle en tan impresionante geografía que rememorar en mis fantasías. Finalmente se detuvo a escasos centímetros de mi, lo que me permitió contemplar tranquila y detalladamente su rostro, tenía una belleza única y extraña, una mezcla de muchas razas, que había sabido aunar lo mejor de cada una de ellas, sus rasgos eran exóticos y excitantes, su piel era más bien oscura, sus ojos orientales, su boca carnosa, y toda su fisonomía pregonaba una personalidad arrebatadora e inquietante.
- ¿Qué, Has venido a mi en busca de elixir del sexo nuevamente? - me espetó – ya sólo te queda un paso para la plenitud sexual, y creo que ya estás preparado para este último paso, pero antes creo que te gustará gozar de mi por última vez.
- ¿Cómo es eso? ¿Quieres decir que nunca podré poseerte nunca más? – le pregunté casi aterrorizado de no poder volver a experimentar el éxtasis de tenerla entre mis brazos.
- Bueno – dijo ella sonriendo pícaramente, riéndose del terror que provocaba en mí la simple idea de no poder volver a disfrutarla – no quería decir eso exactamente, pero a partir de este paso será diferente, todo será diferente, tú serás diferente.
Se arrodilló, mientras con manos expertas sacaba mi pene de su refugio y lo acogía hospitalariamente en su boca, mientras chupaba mi polla con fruición yo la contemplaba en los espejos hábilmente situados en la estancia, ella se levantó sin dejar de chupármela, con las piernas abiertas y el cuerpo flexionado, me ofrecía, a través del espejo, el magnífico espectáculo de sus nalgas en la mejor postura imaginable, la magia del cuero las convertía en dos esferas brillantes, redondas y carnosas, y sólo el placer que me estaba dando con su gran maestría oral me salvaba de la tentación de darle la vuelta y comenzar a morderle sus glúteos, pero no pude evitar el palmotearle enérgicamente sus redondeces, a cada palmada ella respondía con un gemido de placer, y a la tercera me agarro la polla con los dientes mientras sacudía suavemente la cabeza y gruñía.
Mientras me chupeteaba, mantenía mi glande entre sus labios carnosos y me miraba maliciosamente, a ratos como la gran puta que era, a ratos con cara de niña buena e inocente, pero siempre observando los estragos que el placer que ella, con sus buenas artes me proporcionaba, causaban en mi rostro, adecuando el ritmo de la felación a la excitación que me poseía para mantenerme siempre al borde del orgasmo, una y otra vez me mantenía en el borde del precipicio pero sin dejarme que me arrojara a él para aumentar mi disfrute.
............CONTINUARÁ .................
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