Ref: nh puesto el 9/7/02 2:59
PASHUUUUUUUUUUUUUU
FELICIDADEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEESSSSSSSSS
aunque no sueles venir por estos lares, pero por si acaso, vale preciosa?
pos con morreo incluído si es que me lo permite la autoridad competente, jejeje
y ya'sta, taluegooooooooooooooo
Ref: Mi Vecina puesto el 9/7/02 3:19
MI VECINA Hace un tiempo se instaló junto a mi negocio una optometrista. Una chica de sonrisa simpática con un par de tetas grandiosas y unas nalgas como para acostarse en ellas y soñar ... Durante un tiempo todo fueron saludos y sonrisitas entre nosotros sin pensar en llegar mas allá.
Un día, ante la oferta de ella de hacerme un examen de la vista, acudí a su consulta tan solo por el placer de estar más cerca de ella. Cuando me estaba haciendo el examen me comentó que casi nadie alcanzaba a ver la última línea en donde se encontraban las letras mas pequeñas.
- Si yo las leo ¿que me das?. Pregunté
- ¿Pues que quieres?. Contestó
- Un beso. Le dije
Con una sonrisa se acercó a mi y me dio un tímido beso en los labios.
- Así no. Le dije. ¡Uno rico!
Sin hacerse mas de rogar unió su boca a la mía mientras su lengua juguetona buscaba camino entre mis dientes. Mientras nuestras lenguas se enlazaban en furiosa lucha mis manos no estaban ociosas. Acariciando su talle recorrían su espalda de arriba a abajo. Atrayéndola fuertemente hacia mí sentía sus pechos contra mi pecho mientras mi rodilla buscaba un hueco entre las de ella. Con mis manos recorriendo sus caderas y sus nalgas, comencé a jalar hacia arriba de su falda que era muy amplia y larga. Yo había notado las medias en sus tobillos y ¡oh sorpresa! al acariciar sus muslos me di cuenta que usaba liguero. Yo le daría un premio al inventor de esta excitante prenda que además nos facilita el acercamiento con ellas. Ella mordisqueaba mi labio inferior ladeando la cabeza y haciendo pequeños ruiditos como de urgencia. Mi pierna se encontraba firmemente encajada entre las de ella y restregaba su pubis contra mi. No hay tanta prisa. ¿ Como creen que iba yo a desatender ese exuberante pecho que estaba al alcance de mis manos?. Uno a uno fui desabrochando los botones comenzando desde arriba, hasta que mis manos se encontraron con su ardiente abdomen. Poniendo cada una de mis manos a ambos lados de su talle comencé a moverlas, de atrás a adelante y de arriba a abajo, subiendo cada vez un poco más... un poco más, hasta que por fin sus pechos me dieron la bienvenida.
Al principio pensé que el brasiere sería un obstáculo, pero bien pronto me di cuenta que era uno de esos que se abrochan por el frente. Sin embargo al tratar de abrirlo ella me paró: - ¿y si alguien viene?, me dijo - No te preocupes, yo salgo y los atiendo mientras tu te arreglas. Ante este argumento ella misma soltó la prenda, ofreciéndome con ambas manos aquel pecho abundante que no cabía en las mías. Sus pezones eran grandes y rosados, tersos al tacto pero firmes como cerezas. Su sabor exquisito, mi lengua no se cansaba de recorrerlos y volaba de uno a otro sin desatender el profundo valle que había entre ellos. Mientras mi boca chupaba y chupaba aquellas fragantes frutas, mis manos habían terminado de levantar la falda hasta las caderas, ¡ Oh dioses! que rico es sentir esa piel bajo los dedos. Las nalgas firmes se apretaban cada vez que su pubis se restregaba contra mi pierna. Comencé a meter los dedos bajo el borde de su tanga, recorriéndola en toda su extensión, hacia atrás la tersura de sus nalgas, hacia adelante la suavidad de su vello púbico que ya comenzaba a estar húmedo. - ¡Quitamela con los dientes! dijo, y yo obediente exploraba con mi lengua cada pequeño trozo de carne recién descubierta. Aproveché el momento para recorrerla toda, sus manos sobre el escritorio y yo hincado detrás de ella recorriendo sus muslos con la lengua, pasando por la hendidura entre sus nalgas una y otra vez.
Ella se movía rítmicamente, creo que difícilmente se hubiera podido estar quieta. Se paraba de puntitas poniendo sus muslos en tensión y abriéndose más a mi ¡oh, fruta jugosa y rica!, ¡oh, mujer madura que sabes disfrutar de lo mejor de la vida!. Le di la vuelta para enfrentarla a mi. Con mis manos recorriendo sus muslos y pellizcando sus nalgas mi lengua comenzó a buscar su húmedo interior. ¡Que delicia de sabor!, ligeramente condimentado por lo avanzado del día. Yo chupaba, lamía, mordía, sin cansarme de aquel lugar tan exquisito. Ella gemía moviendo las caderas cada vez más rápido. Yo noté su excitación por la turgencia de su clítoris, el cual sostuve entre mi lengua y dientes. ¡Por fin! la gran explosión. Un gemido fue ascendiendo por su garganta hasta que salió al exterior. En ese momento yo aplicaba toda mi boca y succionaba su sexo como si de un gran chupón se tratara. Sentí que se doblaba y la sostuve por las piernas. Ella acariciaba mi cabeza metiendo sus dedos entre mi pelo. - Y ahora tu ¿como quieres?, preguntó, mientras con su mano juguetona acariciaba mis testículos. Antes de que pudiera responder ella ya se había agachado y me la tomaba por la punta con sus labios. Moviendo su cabeza de arriba a abajo era cada vez mas grande el trozo que se comía ¡Mamacita! ¡Que rrrico chiquita!. Con esos labios sensuales me estas haciendo llegar al cielo.
Pequeñas descargas eléctricas recorrían mis piernas hasta llegar a mis pies, mis nalgas se apretaban y mis manos se apoyaban sobre sus hombros en un esfuerzo casi sobrehumano por no llegar. Aún no. Nos falta todavía mucho por disfrutar. La puse de pié tomándola por los brazos y sentándola ligeramente sobre el borde del escritorio abrí sus piernas. Llegó hasta mi nariz ese aroma almizclado que precede a la penetración. Guiando mi pene con la mano derecha busque ahí en donde la humedad y el calor me indicaban que estaba mi objetivo. Con mis caderas moviéndose de atrás hacia adelante me fui metiendo poco a poco, quería acostumbrarme a ella y prolongar así mas el placer para ambos. Cada vez retiraba ligeramente mi pene que salía bañado en sus jugos y eso lo ayudaba a lubricar para la siguiente embestida; ella, tanto sostenía sus caderas como empujaba hacia adelante, dejándome introducir cada vez más con mis arremetidas hasta que al fin, mi pelo y su pelo se confundían en una mezcla de humedad y pasión. Yo me sentía mas firme que nunca. Al rozar mi pubis contra el de ella su ardor iba en aumento, mis movimientos se estaban haciendo cada vez mas frenéticos y sentí que si no me venía me iba a morir. Pero ¿que creen? quien se vino fue ella. Sin moverme más me sostuve los mas pegado a ella que pude. Sentía como su vientre palpitaba por dentro. Un poco más, aguanta un poco más. Con suaves movimientos fui saliendo de ella. Dándole la vuelta la dejé de espaldas a mi. Puso sus rodillas sobre el asiento del sillón y su pecho sobre el respaldo. Que linda flor la que me estaba ofreciendo. En esta ocasión fue mi mano izquierda la que me guió mientras que con la derecha abría sus nalgas. Con la punta de mi pene recorrí toda su hendidura hasta que me encontré otra vez con mi cueva buscada, seguí el recorrido hacia arriba hasta que ya no pude seguir y entonces comencé a empujar.
Gracias a su último orgasmo la lubricación estaba en su máxima expresión y eso me dio la facilidad de avanzar tan rápido como pude entrar. Muy pronto sentí sus nalgas contra mi vientre y el aire salía como en una explosión cada vez que nuestras carnes chocaban. Entraba y salía... entraba y salía. Al llegar al fondo sentía como empujaba sus partes mas íntimas. Gracias a un gran espejo en el que nos reflejábamos pude notar cierta mueca en su cara - ¿ Te estoy lastimando ?, pregunté. - No. Así me gusta. Sigue, contestó. Desde esa posición podía ver en todo su esplendor un magnífico culito. Rico y delicioso. Cada vez que yo me movía se abría y cerraba como haciéndome ojitos. Puse saliva en mi dedo y lo apliqué a ese lugar precioso introduciéndolo primero un poco y después todo. La estaba penetrando por dos lados al mismo tiempo. Con un poco más de saliva introduje otro dedo y comencé un masaje rotatorio, ¡como me apretaba con su fuerte músculo!. Me retiré por completo de su vagina y la atraje hacia mi, acomodando sus nalgas a la altura adecuada para penetrarla suavemente.
Hay a quienes les gusta actuar con rudeza o desesperación, pero yo prefiero hacerlo con suavidad. Despacio, dando tiempo para saborearlo. Disfrútalo suavecito que quiero que dure hasta mañana. Desde donde estaba apliqué mas saliva para que resbalara mejor mi pene dentro de ella. Ella se acoplaba a mi como un suave guante de terciopelo. Paraba y avanzaba cuando ella me lo pedía, hasta que una vez más mi pelo púbico se encontraba unido a sus nalgas. Permanecí un momento quieto y ella comenzó a mover sus caderas. Esos movimientos oscilatorios me estimularon a moverme. Suavemente me comencé a mover al principio. Mis entradas y salidas se estaban haciendo cada vez mas amplias. Me retiraba hasta que prácticamente salía de ella para volver a empujar hasta el fondo una vez más, en un ritmo que cada vez se estaba volviendo más y más frenético. Mientras yo hacía eso, ella aplicaba sus dedos a su clítoris, masajeándolo cada vez con mayor fuerza. Esta vez no pude más y llegue. Chorros de semen pasaban de mi hacia ella. Aún me encontraba palpitando cuando sentí como ella comenzaba a su vez a llegar. Suerte que me tocó estando dentro de ella, así la pude sentir una vez más. Me recargué ligeramente sobre su espalda manteniendo un poco más de tiempo esta posición de 'perrito' hasta que me relajé por completo y salí suavemente de ella.
Estábamos completamente bañados en sudor y ambos olíamos a delicia. Ese olor que nos acompaña aún durante horas después de hacer el amor. Con un beso terminamos nuestro encuentro. Yo había recibido mi premio y ambos lo habíamos disfrutado.

espero os guste
;-)
Ref: cariñazo puesto el 9/7/02 22:36
Hoooooola..... ecoooooooo...... hay aaaaalguieeeeeeeennnn???...
No se que coñes pasa, ahora resulta que tenemos una semi-página funcionando a media marcha. Ni fechas, ni actualizaciones, ni ná de ná
Será eso mejor que nada?
Bueno, de todas formas, un besazo queda aquí depositao por si alguien puede hacer funcionar la pizarra
:-)*