Ref: Pachuca/to quisky puesto el 24/12/01 13:56 |
que pase por aqui.....si es que pasan.... FELIZ NAVIDAD cada cual en la compaña que desee y es carnivora mejor que mejor... ¡¡ele¡¡..me voy a buscar la mia..pa cantar los villancicos.. Besitos varios y convenientemente repartidos... Ya no toi.. |
Ref: puesto el 24/12/01 15:50 |
Yo también te quiero Pachu. !Salut y forÇa la canut! También en Navidad |
Ref: cariñazo puesto el 24/12/01 22:53 |
--------------- LA BODA DE MI MEJOR MARIDO --------- Mi ex-marido se casó. Bueno, puntualicemos, mi “primer” ex-marido (que al “2º ex” no lo caso ni de coña). Increíble, pero cierto, al fín lo colocamos... Quiso que asistiera a su boda y no lo dudé un momento. Siempre nos ha unido un gran cariño y, con los años, nuestra amistad se ha visto reforzada en un blindaje de complicidad. Estuvimos juntos de los 19 a los 22 años, demasiado jóvenes..., y lo pasamos de miedo, por suerte no tuvimos hijos. Luego yo me casé y separé de nuevo (ay, Cari, nunca aprenderás...), y él nunca volvió a tener una relación que durara más de 6 meses; por cierto, me las presentó a todas, o a casi todas... J.C. sigue siendo un cielo, un alma pura donde las haya, cariñoso y complaciente, todo un peluche; ahora está algo más fondón, que los años no perdonan, pero sigue tan atractivo, tan divertido y tan inutil como antaño; lo digo sin acritud: J.C. es inútil, y es perfecto. Desde que me comunicó el evento mis dudas acerca de mi atrezzo fueron en aumento (vaya, me ha sadido una rima). Cómo vestirme?? Tenía que dar el golpe o pasar desapercibida?? Habría muchos pares de ojos observando con morbo la actitud de una ex-esposa-amiga-y-probablemente-arpía. Debía presentar un look Marlendietrich? O por el contrario, a lo Simondebobuá? O mejor a lo Ritajaiguor? Tras semanas, incluso meses, de arduas cavilaciones, descarté a Marlén y a Simone; la primera por no dominar yo últimamente lo de “fría-y-distante”, y la segunda por habérseme pasado mi otrora época existencialista (bueno, no se me pasó del todo, pero favorece tan poco...). Por ello, y repito, no sin inquietantes y eternas dudas, me decidí por la apariencia “casquivana-y-sin-embargo-elegante” (debería decir putón-castigadora-constrictor??) Llegó el día de la ceremonia, en la Iglesia románica con el cláustro más bello de la ciudad, una maravilla, y servidora se enjaretó su modelito color morado, escote palabradehonor y esos larguísssimos guantes a juego (ah... esos maravillosos guantes...), adquirido en una renombrada boutique (ya que nunca lucí traje de novia en mis casamientos me dije: “Cari, hija, dáte el gustazo”); zapatos, cual los de Cenicienta, a medida y tapizados especialmente para la ocasión, bolso de mano minúsculo (de esos que sólo te cabe el preservativo y la barra de labios), todo ello jalonado con un chal en rosa y plata que, modestia aparte, me quedaba quetecagah. Y allá me fuí, talmente Gilda, talmente rompedora, talmente fashion. Omitiré ceremonias y ágapes, o la historia no acabaría nunca, además estoy a dieta (cómo no!) y recordando lo ingerido me invade el remordimiento. Por lo que, una vez hecha la composición de lugar, escenario y atrezzo, iré directamente al grano: Fernando, moreno, ojos negros como taladros, perilla bien recortada, taitantos años, estudiamos juntos en la Universidad, nunca fué guaperas oficial, pero sí atractivo; con los años había ganado un aura de misterio y sabuarfer envidiable, desprendiéndose definitivamente del aire aniñado de otros tiempos. Siempre fué mi asignatura pendiente (bueno, eso es un “pour parler”, que asignaturas pendientes me quedaron otras cuantas y lo mío me costó superarlas). Ya en la Iglesia me dí cuenta de que no me quitaba ojo de encima, el rol de “ex-esposa-invitada-a-la-boda” da un caché que noveas... Nada más comenzar la ceremonia llegué a la conclusión de que Fernando era el único hombre “beneficiable” de la manada. Los de mi quinta estamos en edad de las “segundas nupcias”, lo cual implica, en el caso de los hombres, segundas esposas jóvenes, bellas y regalonas. Pero Fernando asistía con Victoria, su mujer de siempre, su primera y única novia, la eterna prometida, que, por cierto, pasó la ceremonia dormitando en su banco sin recato; también se durmió, ya del todo, tras la cena, para mayor gloria de sus antepasados, por mor del pelotasso de tranquimacines y cubatas que consiguió meterse entre pecho y espalda, cosa, según supe más tarde, habitual en su existencia. No caeré en la vulgaridad de hablar mal de Victoria, como no hablaré mal de la novia, ya esposa, de mi ex. Lo cierto es que no tendría motivos: las dos son guapas, educadas, cultas, ricas e inteligentes; en lo único que yo superaba a ambas era en dioptrías y, tras mi paso por el Lasser, ya ni eso. Pero no se trata aquí de hablar de ellas sino de ese par de ojazos cual carbones encendidos que a punto estuvieron de cambiar el color de mi vestido de puritito fuego que emanaban. Por supuesto, no veía el momento de cruzar miradas y acercar posturas, y, cual no sería mi sorpresa, cuando, con entusiasmo, comprobé que se nos había adjudicado la misma mesa. Evidentemente tiempo me faltó para componer a mi favor el chumineo ese de las tarjetitas, haciendo el oportuno cambalache para que mi nombre y el suyo quedaran pegaditos, pegaditos... Y el mundo mundial quedó en silencio. Y el mundo mundial detuvo traslación y rotación. Y la luna, también mundial, paralizó su órbita y los satélites desaparecieron en combate. Sólo existían aquéllos ojazos y la cadencia de su voz. Fernando y yo sólos. Fernando y yo charlando cómplices de lo humano y lo divino. Fernando con lucecitas bailándole en los ojos hacía que me sintiera encantadora, incluso bonita. Si, ya se, me mato de cursi, pero qué le voy a hacer... A los postres, Victoria-la-guapa entraba en su letargo psicotrópico. Al comenzar el baile, andaba decididamente zombie. Por lo que consideré que ayudarle en su labor de esposa y dárle una alegría a su consorte sería un bonito detalle; esperando, cuando menos, supiera apreciarlo si algún día llegaba a enterarse. Mas como servidora, dentro de su arpiez, no deja de ser honrá -y cada vez que comete una tropelía, luego le sabe mal-, pues pensé que lo mejor era ir directa, de frente, como pretendo enfocar mis actos; así pues, acercándome a Victoria-la-guapa, le susurré al oído: “Estás preciosa, Viky, me voy a acostar con tu marido”. Ella me miró largamente. “Tranquila, ni le ato ni le pego”, añadí. Y, como la bondad me puede, me las arreglé para que mi hermano se hiciera cargo de ella el resto de la velada ( 10 talegos me sacó el muy mamón). Salí con Fernando a la terraza, una impresionante balaustrada sobre el Mediterráneo; hacía un frío del copón y mi precioso chal de seda no era precisamente una manta zamorana. Fernando me abrazó por detrás para que entrara en calor mientras contemplabamos el impresionante espectáculo. Lo mismito que en su día Mae West, se me ocurrió decirle: “Vas armado? O es que te alegras de verme?”. Jajaja, rió con fuerza (dioss... mataría por esa risa) “No has cambiado nada, Cari”, añadió. “Pues no, he procurado no hacerlo; y lo mío me ha costado, corasón”, respondí. Mirando al mar, muy bajito me preguntó: “Cari, qué le pides al año nuevo?”. “Un PC de 2 Gigas y un viaje a Costa Rica” , contesté rápida, y añadí: “Pero no miremos tan lejos, que todavía no ha terminado el presente, y a éste le pido que no se vaya sin concederme la oportunidad de acariciar tu espalda, morderte la lengua y/o besar esos rizos que me lo están pidiendo a gritos. Ah... y, por supuesto, en una de las habitaciones de este hotel tan espléndido donde no haga tanto frío”. Dicho y hecho. Y... chiquillos, como os lo cuento, así de estupenda era su espalda, mare mía, y esos rizos... no dejé ni uno por revolver, ni un centímetro de piel por explorar (una nunca sabe cuando repetirá ocasión), descifrando todos sus poros, uno a uno, con aplicación, como si de la mismísima Piedra Roseta se tratara. Y no, no iba armado, (jeje) realmente se alegraba de verme... (joerr con la Viky, las hay con suerte...). Ya sé que aquí estáis acostumbrados a historias más fuertes, y os alabo el gusto, pero, a cambio, podeis tener la certeza de que las mías son verídicas. Ah... y cumplí mi palabra: ni le até ni le pegué. Es que soy tan normalita... |
Ref: cariñazo puesto el 24/12/01 22:56 |
La Cari os desea a todos feliz Navidad, a todos sin excepción (sí, también a tí...). Sed felices hasta que os duela. |