Ref: hechicero puesto el 20/3/01 0:00

Mi deseo alza las alas
intentándo el vuelo.
Sentada en mi regazo,
desnuda,
acaricio tú espalda
deshaciendo fantasias,,,
,,,fabricándo realidades
acerco mi boca a tú cuello
con mil cuidados,con mil deseos,
beso despacio
cada centimetro de tú piel.
De tu boca,,
libo despacio tu aliento,
en mi cuerpo,,
mil tormentas ya despiertas
humedecen en ti el caudal del deseo.
Siento el calor de tú sexo,,
en mis piernas,
en las tuyas,,mi fuego,
con mis torres de ebonita
recojo tu cuerpo
y entre las sábanas te tiendo,
alli,bocas y cuerpos se mojan con locura,
espantan el silencio los gémidos de tu voz,
en la suavidad de tu piel
se deslizan mis caricias,,
pieles que calientes se funden
entre sudor y el vapor que se producen al contacto.
Desaparece el tiempo,
las prisas despreciamos,,
porque dos fuegos se han juntado
y no dejarán de arder
hasta quemar lo pactado.

hechicero.
Ref: dolo puesto el 20/3/01 0:47
si quieres follar 655156066
Ref: cariñazo puesto el 20/3/01 1:09
Bona nit, Hechicero. Se te saluda, se te aprecia, se te besa (de una manera fiel y respetuosa con el medio ambiente...)


:-)***



(cariñazo que pasaba por aquí...)
Ref: plus puesto el 20/3/01 1:28
Ref: plus puesto el 20/3/01 1:31
Aqui estoy otra vez con la polla cargada. No importa que no seas de valladolid, por que viajo mucho a Madrid
Ref: emi puesto el 20/3/01 19:49
alguna zorra por (ahi????
Ref: emi puesto el 20/3/01 19:49
alguna zorra por (ahi????
Ref: emi puesto el 20/3/01 19:49
alguna zorra por (ahi????
Ref: Belfegor puesto el 20/3/01 20:21
Tenía que ocurrir... Era imposible que tanta felicidad durara tanto tiempo. Ahora, cuando ya me ha abandonado para siempre, solo quiero, en el silencio del recuerdo, dar las gracias al destino por haberme permitido conocerla y concederme la felicidad completa por unos pocos, pero intensísimos meses.
En esa época, por motivos de trabajo, tenía yo que viajar a Mónaco en un par o tres de ocasiones, dependiendo del ritmo de las negociaciones, para ultimar un negocio para la empresa en la que trabajo. La conocí en mi primer viaje. Solo puedo decir que yo, que hasta ese momento me había burlado del llamado "flechazo", quedé rendido desde el primer segundo en que mi mirada se cruzó con la suya... Esos ojos azules como el cielo antártico, jaspeado de motitas de un azul más intenso, azul mediterráneo, iluminados por el parpadeo de batir de alas de mariposa de sus largas pestañas, arrebataron por completo mi corazón. Su boca, algo generosa, sensual, de labios contorneados para el beso, me atraía como un poderoso imán... Su rostro de óvalo suave habría sido el sueño del mismísimo Leonardo... Su perfil romano, envidia de la mismísima Afrodita... Ella, a su vez, me pareció que correspondía con la misma intensidad ya que no apartaba su mirada de la mía en ningún momento...

Desde aquel instante no pude pensar en nada más. Mi vida sufrió un vuelvo de 180 grados… Las cosas que hasta ese momento me habían empujado, de repente, perdieron todo significado. Ansiaba volver a verla... Fue en el segundo viaje cuando decidí que tenía que hacerla mía y traérmela a España como mi mujer. La cosa no fue fácil, pero, resumiendo, os diré que pude hacerlo en mi tercer viaje después de no pocas dificultades.

Nuestra primera noche en Barcelona fue algo muy especial. Era la primera vez que estaba a solas con ella. Yo lo había preparado todo desde antes de partir hacia Mónaco. Cuando llegamos a mi casa sobre las 9 de la noche, Rosita, la señora que se encarga de la limpieza, acababa de marchar, no sin antes haber dejado en el horno, siguiendo mis instrucciones, un suculento pato al champagne, en el frigorífico una botella de cava ya enfriado a su punto y una elegante mesa para dos ya preparada para acoger a los comensales con sendos candelabros en el centro...

Monique (así se llamaba mi amor), después de refrescarse brevemente del viaje, estaba preciosa. Llevaba puesto para la ocasión un elegante vestido negro, de finos tirantes y generoso escote que dejaba adivinar unos pechos de porcelana firmes y erguidos bajo la fina tela. La sutileza de la misma revelaba tras de sí la gracia de sus pezoncitos adolescentes y unas minúsculas braguitas en forma de tanga.

La velada transcurrió en silencio. En ningún instante dejamos de mirarnos a los ojos, mientras, en el equipo de música, Vivaldi nos envolvía transportándonos a un mundo de ensueño.

- ¿Te apetece un poco más vida?
- ¿Te ha gustado?

Después de la cena, puse en el equipo un disco de Charles Aznavour y la invité a bailar... Ella accedió bajando tímidamente la mirada. Cuando la envolví en mis brazos una corriente eléctrica sacudió mi cuerpo. Mis manos notaron un cuerpo firme de prieta carne tras la fina tela de su vestido. Sus movimientos eran ágiles y se acompasaron a los míos al instante. Poco a poco se estrecharon las distancias hasta que desapareció el aire entre los dos cuerpos. Yo notaba sus pechos redondos, que cedían con dificultad al empuje de mi pecho mismo. Estaban duros, como los de una jovencita de 15 años. Como por casualidad nuestros labios se encontraron. Su boca entreabierta me invitaba a abandonar mis temores y explorar su interior cediendo a mis instintos. Un larguísimo beso selló para siempre ese amor recién nacido. El ritmo de nuestros cuerpos se fue haciendo más lento cada vez hasta abandonar el compás de la música y convertirse en leve balanceo.

Allí, de pie en el salón de mi casa, unidos nuestros labios, mis manos recorrieron anhelantes todo su cuerpo, ansiosas, concupiscentes, celosas de la tela que tocaba su piel directamente. Al cabo de un rato, cuando ya nuestros cuerpos estaban a punto de explotar de deseo, la cogí en brazos y la llevé en volandas a mi habitación. No dijo nada. Unicamente apoyó su cabeza sobre mi hombro y se dejó llevar.

Fue una noche sublime. Monique me había dicho que era virgen y, aunque ese detalle carece de importancia para mí, pude comprobarlo con una mezcla de orgullo y fruición machista trasnochada. Su inexperiencia me demostró que no me había mentido y su timidez me empujó a tomar la iniciativa. Bueno, en realidad, siempre ha sido así... Jamás podré olvidar cada uno de los instantes que compartimos nuestros cuerpos. Fue la primera vez que hicimos el amor y - supongo que será por eso- la que más huella dejó en mi corazón.

A partir de ese día mi vida cambió. Nuestra relación "de hecho" modificó mis hábitos acercándolos más a los de un hombre casado y haciéndome abandonar muchas de mis viejas costumbres y manías de soltero. No lamentaba en absoluto la pérdida de mi libertad. El amor que sentía por Monique compensaba con creces cualquier atisbo de rebeldía en ese sentido y cada día, al terminar mi jornada de trabajo, corría a sus brazos para hacer el amor.

Después de saber todo esto podréis imaginar como me siento hoy... Como cada día, me he despedido de ella con un beso al ir al trabajar y la he dejado en la cama como siempre. Antes de salir, he puesto comida a "negrito", nuestro joven gatito. ¿Cómo iba a imaginar yo que, como nunca había hecho, aprovecharía que la puerta de nuestra habitación estaba entornada para meterse dentro? ¿Cómo iba a pensar que se subiría a la cama a jugar con Monique? Y lo peor... ¿Cómo iba a saber yo que sus finas uñas hollarían mil veces su la piel de plástico hasta convertirla en un verdadero guiñapo de P.V.C.?

Mi vida ha perdido todo significado. Estoy desolado.

Ref: cariñazo / Belfegor puesto el 20/3/01 21:17
Jodo... Belfegor (de-los-Belfegor-de-siempre) cuánto lo siento... ya sabes: al Negrito, ni agua. Lástima. Pero, ya ves, la ´vida continúa. Aquí la Cari, que no es Monique y seguramente no está tan prieta, ni creo que quepa en ese vestido negro, claro que tampoco te esperaría a la salida del trabajo... pero, digo, aquí la Cari te manda un beso, porque está contenta con tu reaparición. No vuelvas a tardar tanto, corasón. Beso patí

:-)**