Ref: Belfegor puesto el 23/2/01 7:39 |
Esto está desierto no se si alguien asomará la nariz por aqui... Mi queridísima Angelines, Desde la soledad de mi habitación, con el martillo del desatino aún golpeando implacablemente mis sienes y con el corazón aprisionado en el puño del misterio, te dirijo esta carta para decirte todo lo que mis labios hubieran querido musitar esta tarde y, esclavos del entorno aborrecido, han debido silenciar con dolor, a costa, incluso, de algunas gotas de sangre... He de comenzar diciendo que no te esperaba hoy. Por eso, cuando inconscientemente al levantar mi mirada del libro y dejarla vagar por el jardín te he visto llegar a él, mi corazón ha querido escapar de mi pecho como loco corcel encabritado. ¡Ahí estabas tu!. Radiante, como siempre, eclipsando con tu belleza cualquier estrella que hubiera tenido la desfachatez de asomarse al cielo. Creí morir de alegría cuando te dirigiste hacia el banco donde yo estaba sentado, más que caminar... volando sobre el sucio suelo indigno de rozar siquiera tus pequeños pies de dulce geisha. Como siempre, con los ojos entornados por el pudor virginal... - Buenas tardes. - Buenas tardes. Hermoso tiempo ¿verdad? - Si, se nota que ha empezado primavera... Te sentaste a mi lado, inmediatamente abriste tu bolsa de "El corte Inglés" e iniciaste, como siempre esa labor de punto inacabada que nos acompaña en todos nuestros encuentros... Una blanca pamela resguardaba la tersura de tu tez de los mortecinos rayos de sol vespertino. Al notar el calor de tu cuerpo, una ola de cálida pasión invadió el mío. Mis mejillas comenzaron a arder. Mi respiración a agitarse y mis manos, incluso, temblaban al sostener el libro entre ellas. En el silencio de un antiguo rito, miré por encima de mi libro. Los escasos visitantes del jardín deambulaban totalmente ajenos a nosotros. Mi mano se deslizó suavemente hacia tu muslo izquierdo. Al rozarlo, un leve sobresalto recorrió tu cuerpo. Me detuve sin tener la certeza de poder continuar. - sigue- susurraste. - ¿Estás segura? - Si. Muy despacio levanté un poco tu falda. Lo justo para introducir mi mano bajo ella y gozar de la suavidad del dulce tacto de tu piel, cálida, terciopelo, tersa… Durante unos minutos me entretuve en tu muslo, largo y temible obús ganador de cien batallas de amor. En aquel momento tu cuerpo comenzó a estremecerse, su primer estremecimiento, adivinando lo que en muy breve espacio de tiempo iba a suceder… Una nueva mirada furtiva… nadie a la vista, el jardín está desierto. A nuestro alrededor altos cipreses nos ocultan de miradas indiscretas… Mi mano… nuevamente su mueve… esta vez hacia tu sexo… Cuando llego a él y lo noto palpitar… bajo las braguitas, mi corazón comienza a desbocarse dentro de mi pecho. Por un momento me parece que los latidos pueden oirse a varios metros… Hace calor en esta tarde de primavera. Unas gotas de sudor corren por mi frente… Mi mano... sigue jugueteando con tu sexo cubierto todavía... acariciándolo por encima de la seda… Un instante después, vencida la oposición de la tela… el encuentro de dos mundos… el tuyo, misterioso… nervioso… anhelante, y el mío, atrevido, osado, desvergonzado, violador… Tu respiración se volvió agitada… cada vez más desbocada, contenida… Miré tu cara encendida, los ojos entornados de gozo, las aletas de tu nariz abiertas como para apoderarse del aire a chorros. Echaste la cabeza hacia atrás a cámara lenta… disfrutando con fruición el momento… El sombrero cayó suavemente, como caen las hojas de Otoño y tu pelo cobrizo se liberó del moño cayendo sobre tus hombros… ¡Cómo se movía tu cuerpo!. Conteniendo el alborozo disfrutaba de mis caricias, se movía al compás de mis gestos… hasta que, al fin, una explosión de placer en tu cara, un grito contenido para lo cual mordiste tu labio inferior… Yo noté inmediatamente ese trallazo de tu cuerpo, ese derroche de gozo… Me sentía feliz, feliz por tu propia felicidad... Poco a poco recompusiste tu figura, mi querida e inmutable Angelines volvió a aparecer. Alisaste tu falda y me dirigiste la más dulce mirada de agradecimiento que jamás se ha posado en mis ojos. Los dos nos erguimos en el banco, nadie que no mirara nuestras mejillas encendidas podría adivinar lo que un momento antes había sucedido. De repente, unos pasos sobre la grava llamaron nuestra atención. Detrás de un alto ciprés surgió una mujer vestida de blanco. Una cofia remataba la figura algo oronda... - ¡Señor Augusto! ¡Señorita Angelines! - dijo casi gritando- ¿Cuántas veces les hemos de recordar que esta residencia tiene un horario para la merienda? ¿No les habló ya la señora directora sobre esto el otro día? ¡Parece mentira que a su edad se comporten como dos chiquillos! ¡Ande, ande! Señor Augusto, que ha venido su hijo y sus nietos a verlo. - Está bien Maria, ya vamos - dije con voz queda. Lentamente introdujiste tus ovillos y agujas en la bolsa de plástico y, como a cámara lenta, levantaste tu cuerpo despacio, muy despacio, como quien levanta una delicada cristalería en una inestable bandeja. Poco a poco tus viejos y cansados pasos te encaminaron por el sendero de grava del brazo de María, la enfermera. Yo, después de mirarte un instante, también me puse en movimiento, apoyando mi viejo cuerpo en mi inseparable bastón, hacia mi estático, inmutable e irremediable destino... |
Ref: cariñazo puesto el 23/2/01 9:17 |
Otia... Belgfegor, me dejas arrebatá, exaltá, súbita y enmudecida (que, tratándose de mí, esto último tiene su mérito). Amos, que ya no cuento como fue la inspección en mi curre, porque las miradas libidinosas que lanzaba el Inspecteur a la dulce Marga, o las que servidora lanza mismamente al nuevo becario, mejor las omito, y es que, después de tal enjundia literaria y derroche de frenesí, a la Cari sólo le resta dar la enhorabuena al propietario de aquesta intrépida pluma (entiéndase lo de pluma en su acepción más literaria). A los güenos días a todos. Hora inusual en mí para irrumpir y asomar las gafas por la caja lista, pero como esta semana estoy de boss, hago lo que hacen los bosses, uséase: llegaré al curre cuando me rote y siempre después de un cafelito en agradable y aduladora compañía, becaaaarioooo!!! Ande s´habrá metío??..... |
Ref: puesto el 23/2/01 13:09 |