Ref: cariñazo puesto el 5/2/01 0:00
Cuando se pone cariño, entusiasmo, incluso pasión, en la ejecución de una obra artística, el alma se trasluce en la misma y trasciende, dando como resultado final la transmisión de un sentimiento que va directo, como un dardo, al espectador más sensible.

Pa que coñe hablaré yo del “alma”, si no creo en ella... Bueno, a lo que voy, nuestra querida y común amiga MONTSE.COM se interesó por uno de mis dibujos, sintiendo curiosidad (sana?) por el modelo. Pues ahí va su historia:


-------------------------------------------YO TUVE UN GUARDAESPALDAS-------------------


Yo tuve una granja en Africa... Así empezaba la peli... La otra noche me tragué “Memorias de Africa”. No sé por qué misteriosa asociación de ideas me puse a recordar que una vez tuve guardaespaldas. Nada que ver con Africa, ni con Robert Redford, nada que ver... pero, mira, en la soledad del letargo invernal, una se acuerda de sus cosas...

Hará cosa de año y medio, como viene siendo habitual, tuve que desplazarme a la isla vecina por asuntos de trabajo. Como quiera que la cosa tenía su punto de peligro, pues de cierta semi-mafia se trataba y andaba el ambiente algo revuelto, se nos asignó un guardaespaldas. Cosas del “Gran Jefe Indio”: cuando un asunto se presenta algo turbio o conflictivo, intenta enroscarte el muerto disfrazado de “oportunidad-para-tu-carrera”, será jodío...

Bueno pues, a lo que iba: confieso que andaba yo algo recelosa con el tema y no estuve por la labor de conocerle, ni siquiera cuando me lo presentaron en el aeropuerto. Obviamente, me parecía una injerencia a mi intimidad y, en el mejor de los casos, un estúpido agobio. Me gusta andar a mi aire después del trabajo, separo muy mucho mi tiempo libre, o sea a “cariñazo”, de mi profesión, es decir de mi otro yo, esa persona a la que a veces no comprendo demasiado, pero conozco bien; procuro congeniar a ambas teniendo la fiesta en paz; no siempre lo consigo.

Él era miembro de la plantilla de Seguridad habitual y por eso me sonaba su cara. Además de los conocimientos de defensa personal requeridos al caso, en su currículum figuraba el ser subcampeón mundial de lucha libre. Cuando me refirió el dato en el avión, para entablar conversación, le debí poner tal cara de asco que se quedó callado dejándome concentrar en mis papeles durante todo el viaje.

Llevaba ya dos días y medio y comenzaba a perder la paciencia, tengo bastante. Me sentía agobiada, acosada, coartada y muchas cosas más, por lo que decidí llamar al Boss y manifestarle mi deseo, mejor dicho, exigencia, de que retirara la “protección”, estaba ya harta de que un gilipollas con cara de poker me siguiera hasta los lavabos; amén de decirle que si yo hubiera querido esta vida me hubiera hecho ministra, o militar, o mafiosa, yo qué coño sé...

Al terminar mi trabajo, ya casi anochecía, Antonio, que así se llamaba, me pidió si tenía un momento. Asentí con un gesto, con cara de aburrimiento (esa que se me pone a menudo en el trabajo cuando quiero que alguien deje de darme la vara). Comenzó a hablar y yo a estudiarle... Moreno, ya con algunas canas, de complexión fuerte, ligeramente más alto que yo, no mucho más. Me llamó poderosamente la atención su boca tan ancha, la barbilla cuadrada y esa inquietante mirada: tenía los ojos más negros que jamás había visto (luego ví esa mirada en las cercanías de una zanja, pero eso fue más tarde). Me contó que se había ofrecido voluntario porque necesitaba el dinero extra y que, si yo conseguía que le mandaran a casa, le jodería bien jodido (sic). Se hacía cargo de que yo me sentía agobiada, pero él procuraba cumplir a conciencia con su trabajo, era un profesional. Sabía que había sido un día duro para mí (lo que no sabía era que había sido un completo desastre), le constaba que, al estar él, no me apetecía salir con nadie y me proponía paseo, cena y copas para firmar nuestra tregua de hostilidades (las copas para mí, no para él, que estaría de servicio).

Por qué no? me dije... - Por qué no? - le dije.

Efectivamente, había tenido un mal día. Y, aunque no estuviera él, no tenía con quien salir, esa era la verdad. El verano estaba en sus comienzos y me gusta andar por ahí viendo el espectáculo callejero y los locales del puerto y, bien mirado, el pavo estaba algo más que presentable; esos ojazos eran como para pasearlos con orgullo.

Anduvimos callejeando por la zona pesquera y cenamos en un local, frívolo y glamuroso, como cualquier otro en la costa mediterránea. Luego fuimos a tomar unas copas y, por fin, a una discoteca de moda, más frívola y glamurosa todavía (de estas que salen en las revistas del corazón, “fiesta de la espuma” incluida). Para entonces ya había descubierto que Toño era conocido y apreciado en todos esos sitios por razón de su trabajo, que era un hombre encantador y educado, de amena conversación, que era graciosillo y, aunque algo reservado, en absoluto el patán gilipollas que había presentido. Cuando llegamos al hotel eran casi las cuatro y estaba yo con unas ganas de tenerlo arrebujaíto al lado mío que ni cuento.. .

Teníamos habitaciones en pisos distintos, así que cada cual se fue a la suya. Me duché y al meterme en la cama me dije (en ese tono que empleo conmigo misma): Cari, hiha, te vas a quedar así sin hacer ná?. Pues no, no me iba a quedar así, al menos sin intentarlo. Con que descolgué el teléfono...

- Dígame – (joss... qué voz...)

- Toño?

- Ah... eres tú... a tus órdenes, Jefa. Qué se te ofrece?

- Pues estaba pensando que se supone tienes que vigilarme y... cómo sabes tú que no me va a pasar nada a estas horas? O que no me voy a escapar por ahí y acabar abatida en cualquier esquina?

- Ja, ja, ja. Porque, mi bella jefa, contigo no hay quien pueda. En realidad tú no necesitas ni a los artificieros. Además estoy justo encima de ti.

“ya quisiera yo...”, me dije con ensoñación...

Pues lo debí de decir en voz alta porque él volvió a reir. – Quién acosa ahora a quién? - me dijo

- Tienes razón, Toño, te estoy acosando, mas me parece justo, tú lo has hecho durante casi tres días. Pero... bromas aparte, hablando en serio, te llamo porque tengo un problema: hay algo muy raro en esta habitación que me preocupa mucho, me gustaría que echaras un vistazo, dormiría más tranquila.

- Está bien, voy para allá enseguida, no toques nada...

Apareció en mi puerta en menos de un minuto. El pelo mojado y aplastado, acababa también de ducharse y se notaba que se había vestido precipitadamente.

- Pasa y mira, no te parece extraño? a mi me parece bastante sospechoso...

- El qué?

- Pues... esa cama..., hoy es más grande, y... y... hay dos copas de cava en la nevera, y... todo ese chocolate... Tú que opinas? Será que esta habitación es para alguien más y no me he dado cuenta? Es algo sospechoso... Debería dar parte?

No dijo nada. Simplemente sonrió con esa boca de perderse una y no encontrarse y, cogiéndome levemente la cara con las manos, me besó así suavecito, suavecito, como a mi me gusta...

- Empezamos a entendernos - murmuré, medio en trance.

Él hizo ademán de quitarse la ropa, pero...

- Alto ahí!! - dije – Quieto parao!! Aquí sólo te quita ropa la Cari, no me prives de eso, corazón, con lo que a mí me gusta desvestir a la gente... con que... aprovecha que hoy alguien hará ese trabajo por ti. No estabas tan cansado? Pues déjame hacer, y ... callaíto, callaíto, que en la puerta de al lado ronca Yllanes, lo oyes? No sería bueno despertarle. (otro día os hablaré de Yllanes)

Me sonreí toda, pero no creo que él lo viera: no tenía más ojos que para el asombro. Sólo la luz de la luna se colaba por el ventanal de la terraza, puse música, me coloqué detrás suyo, de pié ambos frente a los cristales, y susurrándole al oído, con mucho cuidadito, le fui soltando los botones de la camisa, sin llegar a quitársela; que tener a un hombre en mangas de camisa me da un morbazo que ni cuento, simple que es una... Luego, siempre detrás suyo, comencé a soltar los botones del pantalón, también lentamente, acariciándole a intérvalos el pecho mientras le besaba la espalda por debajo de la camisa, uummmm..... eso me pone, más simple que es una... También le iba rozando al poner mis manos en los bolsillos, en todos los bolsillos... Sacaba las manos de unos y las metía en otros, removiendo, masajeando y acariciando todo lo que encontraba a mi paso. Mientras tanto, todo mi cuerpo se pegaba al suyo, mis pechos, su espalda, mi barriga, su culo, mis piernas, las suyas, mis manos...

Le quité lentamente el pantalón y le dije que se tumbara en la cama, boca arriba. Me coloqué encima suyo sin quitarle los boxers. El pobre estaba ya que se salía. Le dije en un susurro: - Tranquilo y calladito, no quiero ni una palabra, que todavía falta lo bueno... Abrí el cajón de la mesita y tomé una tableta de chocolate negro (mmmm..., sí, chocolate negro...) y, sin desenvolverla, la coloqué dentro de sus boxers.

- Te gusta el chocolate fondant?, a mi sí...

Comencé otra vez a besarle, seguía encima suyo, y a acariciarle y lamerle desde los pies hasta la cabeza, desde la cabeza hasta los pies... no llegando tan siquiera a rozar nunca su pene, que, dicho sea de paso, estaba al borde de hacer estallar el botón del boxer y, con él, el chocolate a punto de ser despedido. Comenzó a gemir y le dije: - como emitas un sonido, eres hombre muerto - El pobre hacía esfuerzos ímprobos por mantenerse callado, lo cual me daba a mí más entusiasmo (decididamente, no siempre soy tan simple...).

Liberé por fín sus boxers y, con ello, el chololate que para entonces estaba ya más que fundido. Abrí el envoltorio y, tras despojarle del calzoncillo, embadurné con la pasta de chocolate el pene y adyacentes, enteritos, entreteniéndome en hacerlo con minuciosidad, hasta que la escultura asemejó una auténtica “mona de pascua” como las de mi tierra. Contemplando mi obra de arte, sonreí: – Ahora sólo nos falta una ginda - dije satisfecha por la visión. No tenía guindas, pero sí M&Ms, y le añadí las pastillitas de colorines con toda delicadeza, en un arabesco muy bonito, artista que es una...

Y, como soy una golosa de mucho cuidado, me lo comí todo, todo... alabándole el gusto a Estefanía de Mónaco, por los guardaespaldas, digo.

Ref: puesconestoyunbizcocho... puesto el 5/2/01 0:41
hasta mañana a las ocho.

cariñazo * * *
Ref: Pachuca//Cariñazo puesto el 5/2/01 11:00
¡¡¡ Muda estoi!!!Por tu relato ,jamia que cosas te pasan.Pero..... recibo ahora ¡¡ufffff¡¡¡ lo que recibo...esto no tiene nada de carnivoro ,paque nos vamos a engañar...pero eres ¡¡¡guapa¡¡¡ ¡¡¡guapa¡¡¡ y ¡¡guapa¡¡¡
Visita con autopsia incluida en brevisimo tiempo.
Gracias (la "pachu" emosioná). P.D:Menuda racha que llevo ,no pares sigue,sigue...
Ref: Papageno puesto el 5/2/01 14:12
Las tardes de invierno son mucho más llevaderas con una buena lectura, una buen vino y una mejor compañía. Dichoso del mortal que sea capaz de aunar esas cosas pues tendrá mucho ganado. Lo de la lectura está asegurado tras leer a Nh o a cariñazo... ¿quien conseguirá el vino y la compañía?
Ref: cariñazo puesto el 5/2/01 15:04

Pues... mi querido PAPAGENO, si tú me regalas tu compañía, ya me las apañaré para conseguirte el vino, y del bueno!! To sea por ver contento a mi niño...

No se merecen, PACHU, procura una ponerle entusiasmo a la vida, aunque la vida últimamente no ponga mucho entusiasmo en una. Es que al ver las afotos me dio un ataque de cariño...

Pos me voy pitando (visita turístico-zanjera), no sin antes pinchar algo movidito pa seguir la tónica y animar el lunes: la mismísima Jennifer Lopesss, “Let´s get loud”, enga, que ya suena... ah... me lo bailáis bien, qu´es un cha-cha-chá, facilito lo pongo...

Ref: Pachuca//Papageno puesto el 5/2/01 15:56
¿vino? ¿compañia? ¡¡¡ummmmm¡¡¡¡ apartense toasssss que voy!!!! ¿ a las 7:30 te paece guapo ? ¿o eres feo? uyssssss¡¡¡¡ a ver si me voy a meter en un lio (y no zangero precisamente) ¡¡¡¡¡.
Ref: Belfegor puesto el 5/2/01 16:57
Esta espléndida tarde invernal de mi bella ciudad condal, de momento, no cumple los requisitos con los que sueña Papageno. No obstante, espero saborear un buen vino dentro de poco rato y, por fin, después de larguísimas conversaciones a través de la red, voy a conocer a una persona muy especial. Vamos, que tengo una cita de esas que ultimamente menudean en este medio, a ciegas ... Lo de la buena lectura lo dejaré para otro día con permiso de Papageno.
Según lo que suceda (el misterio ya ha hecho un hueco en mi estómago) os contaré, aunque dudo que llegue al nivel gemiesco (por lo de sorpresa, sorpresa) de nuestra querida cariñazo.
Ref: cariñazo puesto el 5/2/01 19:10
Joerrss... BELFEGOR (de los Belfegor de siempre), tú en la Ciudazz Condal? y yo con estos pelos...
Una se va a la Capital pa conocer güebones y arresulta que los tiene en su pueblo. No, si cuando digo que el mundo está mal hecho...

Ná de ná, no había zanjas sinó un socavón de musho cuidao, como que están haciendo un parkinss subterráneo, notehode... que la ciudad toa ella es un ambotellamiento. Ya no tiene gracia la cosa. Será cuestión de arrebuharse en casita...
Pos, ahora que lo pienso, igual haría mejor recopilando información para mi próximo libro: "Recetas y usos del chocolate fondant"