La luz, el espejo y hasta las sombras de esta casa echan de menos tu presencia. El aire que ahora se respira es denso y asfixiante, y las horas son largas para sólo compartirlas con tu ausencia.
Los días y las noches no tienen sentido sin ti. Definitivamente esta casa se ha quedado sin vida; la oscuridad y la tiniebla empiezan a invadir tu espacio sin tener en cuenta las horas allí vividas.
Los momentos de amor transcurridos entre las cuatro paredes de esta casa se han convertido en un gélido aliento nocherniego. cada rincón que fue testigo mudo de la pasión desbordante llora de pena y melancolía, la soledad reinante desde que se fue el Amor, desde que cruzó el umbral, la ternura y el cariño abandonaron cada espacio de esta casa.
El alimento de mi vida cruzó la calle para dejarme sin sustento de amor, de besos, de caricias, de placer,..., mi piel parece inerte ante tanta soledad y cada día me
consumo en un letargo permanente que me impide reaccionar ante tu abandono.
Ante tanta quietud, ante tanta calma impuesta sin explicación paso el tiempo entre la penumbra de lo que antes fue un hogar pleno de color, de alegría y de sonidos,
de desbordada esperanza en un futuro conjunto indudable y real.
Los proyectos ahora son agujas que se clavan en mi corazón y en mi mente para castigarme por no superar tu falta.
Hace tanto tiempo que te has ido y a pesar de todo no consigo olvidarte, cada hueco de esta casa guarda un poco de ti, un recuerdo, un momento, y mi vida se ha
convertido en un constante recuerdo. Vivo un presente que es una evocación constante del pasado y no concibo el futuro sin el recuerdo de tu presencia en mi alma.
A la vez eres mi esclavitud y mi puerta a la libertad, sólo que yo no asumo estar sin ti. Prefiero vivir con tu ausencia que llegar a sentir que no has existido,
prefiero el dolor de tu marcha a dejarte en el olvido. Esta casa que dejaste ha llegado a ser mi cárcel y mi consuelo.
Me cuesta admitirlo pero esta casa y yo te echamos de menos. |