Hace poco me dijo una amiga que debía ser sincero respecto a mi sentir por ti, aunque respetando tu huida. Y hace meses una persona muy especial me enseñó un proverbio oriental que reza así: deja abierta la puerta de la jaula para que el ave pueda volar libre y no te desesperes por perderla, pues si fue tuya volverá y si no regresa es porque jamás te perteneció. Ahora sólo puedo sentarme en la puerta de casa y verte volar libre preguntándome si algún día regresarás y deseándolo fervientemente. Nuestras vidas se comlicaron al conocernos, pero a ambos nos atraen las cosas cuanto más difíciles mejor, ¿no? Te esperaré hasta que tú quieras, no tengas prisa, pero regresa, por favor, porque la espera me está matando y sólo quiero saber si estás bien. Me basta con eso, pues tu felicidad es mi mayor anhelo, ya sea a mi lado o a mil kilómetros de mí para que nada ni nadie te hagan daño. |